Bruselas intenta facilitar el movimiento de equipos militares pesados por el continente
La insuficiencia de las infraestructuras y los trámites burocráticos son trabas que la UE trata de eliminar
Bruselas
Tanques griegos en un desfile militar en Atenas. ALKIS KONSTANTINIDIS REUTERS
La guerra no siempre la gana quien dispone de las mejores armas. A veces cuestiones tan prosaicas como retrasos en el transporte de la artillería pueden frustrar una estrategia militar. Aunque la Unión Europea subraya constantemente que su proyecto es de paz, la inestabilidad exterior la ha llevado a reforzar su defensa en los últimos meses. Junto a los grandes proyectos, Bruselas quiere poner el acento en uno a primera vista menor: cómo lograr que el material pesado (por ejemplo un tanque) pueda atravesar el territorio comunitario en el menor tiempo posible. Dos trabas se interponen ahora: la insuficiencia de algunas infraestructuras y los trámites burocráticos.
Para superarlas, la Comisión Europea ha lanzado una especie de Schengen de la defensa —sus responsables rehúsan denominarlo así— que garantice un tránsito lo más similar posible al que tienen los ciudadanos en el espacio de libre circulación. El Ejecutivo comunitario presentó este miércoles los primeros pasos de esta iniciativa. El objetivo es que si hay que trasladar —por ejemplo— artillería pesada desde Madrid hasta la frontera estonia con Rusia, la ruta más eficaz soporte ese peso y los controles resulten ágiles. “La UE necesita tener una aproximación conjunta a la defensa. Necesitamos una coordinación fuerte y estamos dando pasos claros en esa estrategia”, justificó la comisaria de Transportes, Violeta Bulc, en conferencia de prensa.
Al contrario de lo que ocurre con el transporte de personas o de mercancías en el espacio europeo, trasladar equipos militares está sujeto a controles y normativas nacionales. Bruselas quiere homogeneizarlas para que, en caso de necesidad, el tanque y los soldados que lo acompañan puedan transitar lo más fluidamente posible.
Los líderes comunitarios son conscientes de lo chocante que resulta oír hablar de estos supuestos en una institución que nació para perpetuar la paz entre vecinos europeos. “Tenemos que garantizar que las cosas funcionan si es necesario. Soy muy partidaria de la paz duradera, pero no quiero que me sorprenda nada si ocurre. Vemos que muchas cosas han cambiado en el mundo en los últimos dos años y en los últimos meses”, argumentó la comisaria, evitando alusiones concretas.
Disputas por el dinero
Más allá de la retórica de guerra y paz, los Estados ven en este ejercicio una oportunidad para mejorar sus infraestructuras, también para usos civiles. De momento la alta representante para la Política Exterior Europea, Federica Mogherini, deberá identificar las flaquezas en ese transporte militar transfronterizo. Por ejemplo, evaluar si una arteria clave de comunicación europea dispone de túneles demasiado estrechos para permitir que accedan vehículos militares o si un puente resiste esas toneladas de peso.
El examen amenaza con desatar disputas entre Estados. Porque la Comisión ha sugerido que en el próximo presupuesto europeo puede haber instrumentos para financiar las mejoras consideradas prioritarias. Y todos querrán acceder a esos fondos. A mediados de este año los países deberían ya señalar cuáles son los puntos negros que requieren mejoras urgentes. Pero pactarlo llevará tiempo.
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