La Embajada de España en Moscú reabre el búnker antiescuchas creado durante la Guerra Fría
La reapertura de la instalación responde a la creciente desconfianza entre los países miembros de la OTAN y Rusia
Moscú
La Embajada de España en Moscú. WIKIPEDIA
Tras años de abandono, la cámara aislada destinada a proteger las conversaciones confidenciales contra escuchas espías ha vuelto a funcionar en la Embajada de España en Moscú. Así lo informaron a este periódico fuentes diplomáticas occidentales, según las cuales la reapertura de la instalación (denominada jaula de Faraday en lenguaje técnico) responde a la creciente desconfianza entre los países miembros de la OTAN y Rusia. Apoya esta tesis la reciente inauguración en Moscú de una cámara aislada por parte de la representación de la UE, que hasta ahora carecía de su propio espacio confidencial, según manifestó una fuente diplomática europea.
Interpelada por este periódico, una portavoz de la delegación de la UE dijo que la institución “no comenta las medidas de seguridad que usa la delegación de la Unión en Rusia”.
La jaula de Faraday es un espacio cerrado que proporciona un aislamiento electromagnético y recuerda a una caja fuerte o un búnker. En la Embajada de España en Moscú esa instalación, que limita la propagación de ondas desde su interior, fue inaugurada a mediados de los años ochenta del pasado siglo, cuando la perestroika acababa de empezar pero reinaba aún un clima de Guerra Fría entre la Unión Soviética y Occidente.
Tras el colapso de la URSS en 1991, el uso de la cámara en la Embajada de España se hizo cada vez más infrecuente y paulatinamente las reuniones de trabajo del personal diplomático pasaron a mantenerse en recintos no dotados de especiales condiciones de seguridad, señalan las fuentes.
Ignorada en su misión principal, la cámara acabó convertida en un almacén polvoriento, donde se guardaban cajas y papeles y donde incluso llegó a haber cucarachas, informaron medios conocedores de la situación.
Con el deterioro del panorama internacional y la injerencia de Rusia en Ucrania, los servicios de seguridad españoles insistieron durante varios años ante al Ministerio de Exteriores en Madrid para que restableciera la plena funcionalidad de la cámara. Inicialmente, Exteriores no se tomó muy en serio estas advertencias, alegando que la puesta a punto resultaba costosa. Esta situación se subsanó el pasado febrero, cuando la cámara fue puesta en funcionamiento tras ser reparada por técnicos de seguridad españoles.
Tras la puesta a punto, los diplomáticos han pasado a mantener sus reuniones de coordinación en la “jaula”, que es de pequeño tamaño, si se compara con las jaulas Faraday de la Embajada de Polonia o EE UU. En diciembre de 2017, este periódico comprobó que al menos dos diplomáticos españoles destinados en Moscú desde hace años desconocían la existencia de una cámara antiescuchas.
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