¡Buenos días, "el dispreciau"!
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(Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat de Cataluña, este miércoles, durante su discurso televisado.– Fotografía: Jordi Bedmar / EFE)
Mediación. Aquí está la nueva palabra fetiche de la estrategia independentista en Cataluña. La réplica de Carles Puigdemont al discurso del Rey se centró en la tesis de una mediación para la cuestión catalana. Es el próximo objetivo del bloque secesionista en su camino de desconexión de España.
El llamado "procés" ha pasado a la siguiente fase de su lenguaje: mediadores, mediación, mediar. Del "derecho a decidir", al "derecho a mediar": el marco mental se desplaza a una nueva noción simpática e incontestable. ¿Quién puede oponerse al derecho a decidir? ¿Quién es tan obtuso como para rechazar una mediación? En esa trampa saducea se moverá el debate a partir de ahora.
La estrategia independentista empuja el conflicto a una escala internacional; un salto para el que el president Puigdemont, la Esquerra Republicana, la CUP y toda la trama civil del golpe de Estado, con la Asamblea Nacional Catalana a la cabeza, necesitan de un actor cualificado que se preste a hacer de mediador, un mediador necesariamente parcial, porque aceptarlo significaría aceptar que España es un Estado fallido, necesitado de tutela.
El relato de una supuesta violencia policial opresora contra pacíficos ciudadanos es clave en esa estrategia. Se ha instalado en el discurso de los medios de comunicación internacionales, y también en muchas de las intervenciones en el debate sobre Cataluña celebrado este miércoles en el Parlamento Europeo. Esa narrativa es el suelo necesario para asentar la tesis de la mediación.
Incluso el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, ha adoptado el léxico de la narrativa independentista, al hablar de "violencia", sin que nadie en el Gobierno español haya hecho el esfuerzo de explicar en Bruselas y en las cancillerías europeas la diferencia entre la violencia y la fuerza de la ley.
¿O es que los líderes europeos han renunciado a la necesaria y legítima coerción de las normas de un Estado de Derecho?
El Govern independentista intenta embarcar a la Iglesia Católica como mediadora con el Gobierno español.
Su lógica es asentar el conflicto en la agenda internacional, con el fin de ganar para el bloque independentista una legitimidad negociadora que obligue al Estado español a avanzar hacia un referéndum de autodeterminación pactado y bendecido por Europa.
La Iglesia ya ha sido designada por el bloque independentista como la compañera ideal de viaje. ¿Por qué?
El Gobierno catalán filtró a El Nacional, el diario oficioso del proceso independentista, las gestiones del vicepresidente Oriol Junqueras con el arzobispo de Barcelona, el cardenal Omella. Afirman desde el Govern que el Vaticano ha dado el visto bueno y está dispuesto a mediar, aunque bien podría tratarse de una intoxicación.
El presidente Mariano Rajoy se reunió este martes con el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, y el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid. Nadie lo ha confirmado oficialmente. Nadie ha informado de qué hablaron.
En este contexto, el discurso del Rey sobre Cataluña ha descolocado a instituciones y actores individuales cualificados que han apostado por el perfil bajo, la equidistancia, el diálogo o la mediación ante la crisis de Estado más grave desde el golpe de Estado del 23-F.
El director de Actuall, Alfonso Basallo, pondera las seis claves del mensaje del Rey a la nación.
El hecho es que la Iglesia local catalana ha tomado partido a favor de un referéndum legal y pactado de autodeterminación.
También es un hecho que la Conferencia Episcopal Española, en su comunicado del pasado 27 de septiembre, apostó por el diálogo e hizo suyo, en términos generales, un manifiesto previo de los obispos catalanes a favor de la negociación para un referéndum.
La claridad del discurso del Rey Felipe VI, en defensa del orden constitucional y de la unidad de España, quizá haya sorprendido con el paso cambiado a algunos obispos españoles.
No son los únicos a los que la firmeza del Rey ha desubicado.
Políticos extraparlamentarios y medios de agitación de la llamada “derecha alternativa” en España se mostraron bastante cicateros este miércoles, en su evaluación del discurso televisado del martes.
Tiene sentido: necesitan que el Estado no actúe, para poder pregonar que todo es un desastre y hace falta un golpe de mano en España. Su lógica es la misma que la de Podemos: cuanto peor, mejor.
Estos patriotas de rompe y rasga son los mismos que pensaron que la regeneración de Europa pasaba por la cumbre de partidos ultra nacionalistas celebrada en Coblenza. Son los mismos que se hicieron fotos junto a Geert Wilder, Nigel Farage y Marine Le Pen, hoy aliados del independentismo catalán en Europa, fariseos escandalizados con las cargas de la policía española frente a un golpe de Estado que ninguno de esos políticos populistas toleraría en Holanda, Reino Unido o Francia.
Lo mejor del histórico discurso del Rey de este 3 de octubre de 2017 es que deja a los tibios y los oportunistas en fuera de juego. El Rey ha cumplido su atribución constitucional de expresar la unidad y la permanencia del Estado (artículo 56), y lo ha hecho con claridad, sencillez y esa clase de autoridad moral que solo da el predicar con el ejemplo.
La decisiva intervención del Rey tiene una virtud derivada e involuntaria, pero no de menor calado. El ejemplo y la orientación servidos por su discurso han confortado a esa mayoría moderada de la sociedad española, confundida por el lenguaje oscuro y las componendas de muchos líderes políticos.
Sobre el limpio criterio en defensa del orden constitucional fijado por Felipe VI en su alocución de este martes, se puede proponer una opción liberal-conservadora constitucionalista, moderada y laica a la democracia española; si es posible, dentro del PP, como una corriente influyente dentro del bipartidismo, que es un modelo de rendimiento contrastado en las democracias avanzadas. Y si no es posible dentro del PP, entonces, en sus aledaños, pero nunca contra el sistema.
Derecho a la vida. El Estado de Ohío prohibirá el aborto de bebés con Síndrome de Down. (Actuall)
Libertades. Una especialista chilena, experta en familia, ofrece tres clavespara refutar las teorías de género en las escuelas. (ACI Prensa, vía Actuall)
Enseñanza. Castilla-La Mancha imparte desde este curso escolar una asignatura llamada “Educación para la Igualdad, la Tolerancia y la Diversidad”. La materia se está poniendo a prueba en cinco colegios de Educación Infantil y en siete institutos de Secundaria. Asociaciones de familias han denunciado que se trata de una “asignatura de adoctrinamiento moral” alineada con los postulados ideológicos de la teoría de género. También constatan que el proyecto de implantarla no pasó por el Consejo Escolar. (InfoCatólica)
SELECCIÓN DE ACTUALL
Las cinco condenas del Rey a los golpistas, y el toque de atención al Gobierno, por Alfonso Basallo. El director de Actuall analiza la alocución de Felipe VI sobre la crisis de Estado causada por el golpe independentista en Cataluña.
El Gobierno de los Hermanos Marx se lo entrega todo a Puigdemont, pero…, por Candela Sande. La autora escribe, en esta nueva columna para Actuall: “Algo se rompió el domingo o, quizá, alguien apareció roto, irremediablemente roto, en ese día triunfal para el secesionismo, en el que nuestro Gobierno de los Hermanos Marx le entregó en bandeja a Puigdemont y sus cuates todo lo que podían haber escrito en su carta a los Reyes Magos”.
La República catalana, por José Carlos Rodríguez. El autor sostiene en esta columna que los modelos de una eventual República catalana serán “la Argentina de Kirchner y la Venezuela de Maduro”.
Piqué, ¿español cuando le conviene?, por Pablo González de Castejón. El jugador del Fútbol Club Barcelona se muestra abiertamente partidario de la independencia de Cataluña, pero no tiene problemas para jugar con la Selección Española. Pablo González de Castejón muestra los líos del gran jugador de fútbol con la cuestión de las identidades.
CORRESPONDENCIA
Cuando despertamos esta mañana, Cataluña seguía ahí, como el dinosaurio del cuento de Augusto Monterroso.
La correspondencia de nuestros suscriptores sigue mirando hacia esa región. Nuestros lectores –como todos nosotros, en la Redacción de Actuall– siguen absortos en la grave crisis de Estado por la que pasa España.
El discurso del Rey Felipe VI a la nación ha suscitado muchos testimonios de simpatía.
El de Paquita es uno de ellos: “Felicito de todo corazón a nuestro Rey, por poner orden y concierto en medio de esta marabunta, o mejor dicho, en medio de esta mínima rabiada que se traen un grupo de nuestros queridos conciudadanos catalanes […]”
También llegan comentarios críticos con la falta de iniciativa del Gobierno:
El señor Rajoy lo esta haciendo horriblemente mal, con tanto aguantar y aguantar, e ir siempre detrás de los acontecimientos, y no tener previstas todas las posibles opciones, que los independentistas sí las tenían.
Consiguiendo, con sus actuaciones, delegar sus responsabilidades en los jueces, y poniendo a los píes de los caballos a las fuerzas de orden público (Guardia Civil y Policía), consiguiendo ponerlos en evidencia para cerrar 20 o 30 colegios –con unas actuaciones cuestionables– y no impidiendo, como había dicho hasta la saciedad, que el referéndum se celebrara.
El referéndum se celebró, y encima, ya no se habla de la chapuza con que fue realizado el susodicho referéndum, sino de las cargas de las fuerzas de orden público.
Aberrante, todo aberrante. Todo un muestrario de lo que no se debe hacer.
S. Moreno
Lourdes Zapata, desde Cataluña, apela al diálogo como único camino para encontrar una solución:
Estos días están siendo días difíciles de pasar. Soy catalana, de padres catalanes, y no, no entiendo cómo estamos llegando a esto, una Catalunya dividida, una España, también, dividida, y las dos, divididas por el odio.
Unos políticos y otros, unos medios de comunicación y otros, haciendo crecer este odio, en vez de luchar por la paz.
Nunca entenderé ese carácter catalán, que tanto tuvo Jordi Pujol como ahora, Puigdemont, de víctimas.
Siempre, presentando a los catalanes de víctimas, llorando por lo mal que nos trata Madrid.
En vez de ir con la cabeza bien alta, dar un golpe en la mesa y decir, hasta aquí, que llevamos más de treinta años pagando por igual a las diferentes provincias españolas, y después de tantos años, las hay que viven de la sopa boba, y sin levantar cabeza.
Y el Estado español, que deje ya "ese no se qué” que tienen en contra de Cataluña, y reconozcan que hemos crecido, que hemos mejorado mucho y es una vergüenza que no haya ni autovías para entrar y salir de Catalunya.
Las cosas no son solo blancas o negras. Los extremos no son buenos.
Más diálogo, menos enfrentamientos. Señores políticos, menos manipular, más honradez y seriedad.
La sociedad no quiere, ni está preparada para estos conflictos. Queremos vivir en paz.
Lourdes Zapata
Tomás Miller, sobre la ética de las cargas policiales durante estados de alteración del orden público:
El fundador de la policía británica, y después primer ministro de su país, allá por 1829-1846, Sir Robert Peel, estableció unos principios éticos a observar por la policía en un país democrático.
La impresión que dieron las mal llamadas 'cargas policiales' para hacer cumplir las disposiciones judiciales sobre el referéndum ilegal en Cataluña fue que la Policía Nacional y la Guardia Civil no han cumplido con esos principios, y esto ha generado una reacción negativa en amplios sectores superficialmente informados de la opinión pública nacional e internacional.
Dichos principios, muy arraigados en la memoria histórica sobre todo de los países anglosajones y que siguen rigiendo la actividad policial en los mismos, se pueden ver en Wikipedia:
Atentamente,
Tomás Miller
Uno de nuestros lectores señaló a Castilla y el castellano como causantes de la desconexión de Cataluña y España. Su carta se publicó en la edición anterior de este boletín.
B. de Oñate le replica así:
Estimada Redacción y lectores de ‘Actuall’,
leo triste y (siento utilizar esta palabra) alucinada la carta del señor Josep Farran. Habla de Castilla y de los castellanos, como si estuviéramos en el siglo XIV. Entonces, ¿deberíamos hablar también del reino de Aragón y el Condado de Barcelona?
Y dónde deja esto a gallegos, asturianos, vascos, extremeños, andaluces, valencianos, etc? ¿O es que el "supremacismo" (desgraciadamente, tan de moda) empieza a predominar en Cataluña y no conocen a sus hermanos?
Y un último apunte: el idioma es el español, puesto que es la lengua oficial del Estado. Procedente del castellano pero enriquecido con aportaciones de otras regiones de España y de Hispanoamérica. Con todos mis respetos hacia el catalán, llamemos a las cosas por su nombre.
B. de Oñate
Otra réplica al mismo comentario nos la envía José Manuel Urío Hierro:
Señor Farran: está claro que es usted abogado, por la forma de tergiversar las cosas.
Y también, es admirable su táctica del "divide y vencerás”, poniendo como que somos los castellanos los que no tragamos a Cataluña.
En realidad, nadie en España (ni fuera de ella, si realmente está algo informado) traga las formas y los argumentos de los distintos (pero iguales en el fondo) gobiernos catalanes (excepto los vascos, que son otros que tal bailan).
No hace falta ni que viaje: lea algo que no sea un periódico catalán y vea otra TV que no sea TV3.
Ponen como vagos al resto del país, y como a Madrid no pueden, pues los ponen de prepotentes y de opresores con la "complejidad" del problema catalán.
Su complejidad es básicamente falta de solidaridad con una riqueza que le deben a muchísimos españoles que han emigrado a su región, al mejor clima y las muchísimo mejores comunicaciones que el resto de España (que, por cierto, hemos pagado todos).
Un saludo,
José Manuel Urío Hierro
E. Gómez-Barquero, desde Kinshaha:
¡Hola!
Escribo desde Kinshasa,
Con mucha pena, viendo el odio que están dejando entrar en sus corazones.
Eso es lo que destruye a las personas, sean de donde sean: de Barcelona, de Cuenca o de Sevilla.
Al Advocat Josep Farran, me gustaría decirle que yo soy de Madrid, y nunca se me ha pasado por la cabeza que España son los castellanos.
Las victorias del Barça son mis victorias, y mi entrenador preferido, Guardiola.
Tengo familia y amigos catalanes. Y, en mi último cumpleaños, aquí en Kinshasa, me prepararon ‘pan tumaca’.
Aquí, en Africa, cuando digo que soy española, la gente me dice: yo soy del Barça, o yo soy del Madrid.
Tanto es España Barcelona como Madrid.
No se dejen llevar por odios ni prejuicios. Eso cansa y destruye.
E. Gómez-Barquero
M. Martínez cree que los disturbios del pasado domingo en Cataluña hicieron retroceder a España en el tiempo:
Solución pacífica de las controversias y libre autodeterminación de los pueblos.
España regresó este domingo a hace 57 años, a la más pura esencia del fascismo criminal franquista.
Don Rajoy no debió mandar a su Policía ni a su Guardia civil. El fuego no se apaga con gasolina.
Al final, lo que impera es sólo cuestión financiera.
España, una nación forjada por la conquista, la traición y el latrocinio. Demasiadas etnias, demasiadas lenguas, demasiados rencores añejos, demasiados agravios históricos.
Tarde o temprano iba a tronar el cuete y se va a requerir mucha inteligencia y mucha prudencia.
Algo que ni el Rey ni Rajoy demuestran.
M. Martínez
Sandra González Anasagasti contribuye con la siguiente reflexión:
Buenos días:
[…] España es de todos los españoles, por lo que, si hay un referéndum sobre la independencia o no de Cataluña, debemos votar todos los españoles, no solo los catalanes.
En segundo lugar, quede claro que, tal y como repiten permanentemente Mariano Rajoy y Felpe VI, sin ley no hay democracia, por lo que no se puede realizar ninguna actuación fuera del marco legal establecido, porque eso sería, como se dice vulgarmente (y por desgracia estamos viendo en Cataluña) una ciudad sin ley, y allí se impone el que más grita, no el que más razón tiene, comportamiento que resulta más animal que humano (que se supone que somos animales más avanzados intelectualmente...).
La democracia es el imperio de la ley que nos hemos dado entre todos y que obliga a todos por igual.
En cuanto a la carta del Abogado Josep Farran [ver la edición anterior de este boletín], decirle, entre compañeros (yo también soy Abogada), que los catalanes en favor de la independencia no pueden ir de víctimas en esta historia: ellos son los que están infringiendo las leyes y provocando al Estado, y no es cierto eso de la opresión por parte de Castilla, porque para eso la Constitución española reconoce la existencia y salvaguarda del español y de todas las lenguas propias de determinadas Comunidades autónomas (y lo dice una vasca, no crea usted que le escribo desde Castilla. aunque tampoco importaría).
Por otro lado, comparto plenamente la apreciación del Boletín en relación a que el señor Rajoy debería salir de su despacho e irse a Barcelona a acompañar a todos esos policías y guardias civiles que se están jugando su integridad física en nombre del Estado español: no vale con decirles que les apoyamos, ¡hay que ir allí a acompañarles! Desde aquí, todo mi respeto, admiración y agradecimiento a los policías y guardias civiles destinados en estos momentos en Cataluña.
Y para terminar, deploro muy sinceramente la actuación de la iglesia catalana, más aún, el apoyo de la Conferencia Episcopal: a ver si se enteran, en Cataluña el desvalido y necesitado es el español que se siente español y quiere seguir siéndolo. La iglesia jamás debe apoyar opciones ilegales, como es este caso, y que, además, crean una enorme fractura social.
Deseando que pasen un buen día, reciban un cordial saludo,
Sandra González Anasagasti
José Luis López Soria, desde Buenos Aires:
Desde la distancia, y con preocupación, me pregunto: ¿Ha empezado la intervención de Cataluña?
Lo digo por la orden del presidente del Gobierno de que los guardias civiles y los agentes de la Policía Nacional no abandonen Cataluña. Si es así, me alegro, pues hay que acabar con estos sediciosos del Gobierno catalán, si no quieren por las buenas y con diálogo, las fuerzas de seguridad del Estado tienen la obligación de mantener el orden público y constitucional en todo el territorio español, y reitero una vez mas mi opinión.
No dispararé un tiro para que se queden, ni derramaré una lagrima si libre y mayoritariamente deciden irse.
Lo de libre, muchos lo ponen en duda, y lo de mayotitariamente, las encuestas lo desmienten y el simulacro de referendum del 1-O no avala que la mayoría del pueblo catalán apruebe la deriva de la pandilla que se ha adueñado del Gobierno de la Generalitat.
Jose Luis Lopez Soria, un español, desde Buenos Aires
En la edición anterior, califiqué como “cutre” el hotel de la ciudad de Calella, en la provincia de Barcelona, del que fueron expulsados los agentes de la Guardia Civil desplazados a Cataluña con motivo del golpe independentista a la Constitución. Pido disculpas a los lectores por este exceso.
Uno de nuestros suscriptores, desde Cataluña, me lo reprocha, y con razón:
Buenos dias.
No estoy de acuerdo en calificar de ‘cutre’ el hotel de Calella, cuyo dueño tuvo que desalojar a los guardias civiles entre lágrimas, debido a la presión de los ‘nazis’ de sus ‘vecinos’.
Es más, dado a que se ofreció a pagarles de su bolsillo el alojamiento a los guardias civiles, creo que lo justo y necesario con ese señor seria irnos a pasar una semana en su hotel, a pensión completa, eso sí, y si es necesario, a estar una semana jugando a la ‘play’ en la habitación, sin salir de allí, solo por no financiar con nuestras compras a tanto ‘nazi’ como parece que hay en su pueblo.
Un saludo.
Jose Antonio Auset Garcia
J. Pujol Campi comenta el hostigamiento a la Guardia Civil y la Policía Nacional en Cataluña:
Buenos días,
O sea, que pueden matarnos de quince en quince, y lo único que hacemos es lloriquear, colocar ositos de peluche, velitas y buscar a un imán para abrazarnos a él y olerle la chilaba; y aquí no ha pasado nada; y, sobre todo, no caigamos en la islamofobia.
Pero, sí a la hispanofobia, a todo lo que sea ensuciar España y atacar a los miembros de la Guardia Civil y del Cuerpo Superior de Policía que realizan su trabajo siguiendo órdenes de Interior y que, a la postre, son los únicos que se interponen entre nosotros y la barbarie.
He nacido en Cataluña, de padres y abuelos catalanes. Hasta el pasado 1 de octubre me consideraba 100% catalán y 100% español: desde el domingo solo me considero 100% español.
Un fuerte abrazo a nuestra Guardia Civil y a nuestra Policía.
¡Viva España!
J. Pujol Campi
Alfonso, sobre el odio entre españoles, y sus causas:
Creo que el problema no son los españoles, ya sean catalanes, extremeños, castellanos o valencianos. Los que están fomentando el odio entre las personas son los políticos.
Ellos son los generadores del odio. ¿Qué intereses ocultos tienen, para hacer lo que hacen?
He recorrido casi toda España, y en ningún sitio me he sentido mal.
Al contrario, en cada pueblo he podido saborear su gente encantadora.
Políticos, por favor, dejen que vivamos en paz.
Alfonso
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¡Que pases un buen día!
La Redacción de Actuall.
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