La India de las más valientes
Aunque la sociedad india ha avanzado mucho en la denuncia de las agresiones sexuales la respuesta de la justicia es aún débil
Proyecto 'Life Skills Empowerment'. QUIM FÀBREGAS / SONRISAS DE BOMBAY
Cada medio día, cuando Anjali – nombre ficticio para garantizar su anonimato– tomaba el camino de vuelta a casa después de la escuela, empezaba a sentir los dolores de barriga. Este malestar no lo había sentido nunca antes cuando vivía en el pueblo al sur de Maharashtra. Ella, sus tres hermanas y sus padres se habían mudado a Bombay en busca de oportunidades. Tras nueve años viviendo en Malad, se tuvieron que mudar a Sangharshnagar ya que derribaron su casa para construir nuevas carreteras. De hecho, tampoco había sentido estos dolores de barriga en Malad. Todo empezó cuando, por las tardes, ella era la única que se quedaba en casa. Entonces su vecino, al que llamaban tío porque su familia les había ayudado mucho al llegar al barrio, empezó a comportarse con ella de una manera que le incomodaba.
El curso anterior, Anjali había conocido al equipo de la Fundación Sonrisas de Bombay cuando iniciaron las actividades del programa Life Skills Empowerment. Este trabaja con adolescentes de los barrios más pobres de la ciudad india, para que desarrollen sus capacidades al máximo, la confianza en ellas mismas y, así, conozcan sus derechos y los servicios a su alcance para poder crecer y relacionarse con su entorno de manera saludable.
En las sesiones del proyecto, Anjali se atrevió a explicar lo que le estaba pasando y pudo identificar que estaba sufriendo abusos sexuales por parte de su vecino, lo que le generaba mucha angustia y de ahí los dolores de barriga. Tras varias sesiones, y con la ayuda de su tutora, consiguió hablar con su madre. No fue fácil, al principio no le creyó, pero un día llegó a casa antes de tiempo y pudo verlo con sus propios ojos. En ese momento sin dudarlo, su madre le echó. Lamentablemente su familia no quiso denunciar el caso, como dice Anjali: "por desgracia en nuestra sociedad, aún hoy si alguien descubre que una niña ha sido víctima de abusos sexuales hay gente que la criminaliza y culpa, e incluso rechaza el contacto con ella, en vez de castigar al abusador". Aún así, Anjali pudo poner punto y final a esa pesadilla y se siente orgullosa de haberse sabido defender y haber luchado por su bienestar.
Aún hoy si alguien descubre que una niña ha sido víctima de abusos sexuales hay gente que la criminaliza y culpa
Pero hay muchos otros casos y las cifras hablan por sí solas. En la India ser mujer, menor y vivir en un barrio pobre demasiado a menudo implica sufrir desigualdad, discriminaciones, abusos o ser víctima de redes de explotación. Se estima que entre 4 y 12 millones de niñas fueron abortadas entre 1980 y 2010, ya que el hecho de dar a luz a una niña, en las familias víctimas de exclusión se vive como una carga dado que no solo implica una dote, sino también que se marchará a vivir con la familia del marido. La dote se incrementa con la edad de la futura esposa, hecho que explica en parte por qué el 46 % de las mujeres indias, según la ONU, se casa antes de cumplir los 18 años de edad, y que el 40 % de los matrimonios infantiles de todo el mundo se dan en la India. Todo esto ocurre en un país en el que se calcula que cada 20 minutos se produce una violación, sin olvidar las agresiones sexuales dentro del matrimonio. En los últimos años, la sociedad india se ha vertebrado en diferentes movimientos para avanzar con contundencia en la denuncia de estos casos. Sin embargo, a pesar de que la Constitución y las leyes indias velan por la no discriminación, muchas de estas denuncias no prosperan y, si lo hacen, no reciben sentencias firmes y ejemplares.
Cada 20 minutos se produce una violación en la India, sin contar las agresiones dentro del matrimonio
En el acceso a la educación las niñas también sufren discriminación. Aunque en los últimos años las cifras han mejorado, aún hay muchas familias que obligan a las chicas a quedarse en casa para ayudar en las tareas del cuidado del hogar o para trabajar. En 2011, por cada 100 niños alfabetizados en la India, la cifra de chicas era de 84. El hecho de que la educación primaria pasase a ser obligatoria en 2009 ha contribuido a esta mejora, aún así en la mayoría de casos de abandono escolar ellas lo hacen por presiones de la familia mientras que ellos lo hacen por su propio desinterés.
Son muchos los casos que aún hoy quedan silenciados por miedo. Es necesario seguir trabajando para que las mujeres conozcan sus derechos y sean agentes de cambio y transformación, llevando de la mano a sus familias y barrios hacia una sociedad en la que la igualdad de derechos, oportunidades y la no discriminación sea una realidad efectiva.
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