Una España europea
La UE respalda al Estado de derecho y a la Corona frente al secesionismo
El Consejo Europeo celebrado en Bruselas este jueves y viernes ha dado un firme espaldarazo a la democracia española. A medida que el independentismo catalán ha doblado su desafío, la Unión Europea ha ido cerrando filas con España en torno a los principios que la alientan: la unión en la diversidad, la democracia y el Estado de derecho.
El presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller, Angela Merkel, como el resto de los mandatarios europeos —entre ellos, los presidentes de la Comisión y Parlamento, Jean-Claude Juncker y Antonio Tajani—, han proclamado su compromiso con la unidad de España frente a los que pretenden dividirla. Echando otro jarro de agua fría al pretendido europeísmo del secesionismo, la UE contraataca ante la certeza de que el desmembramiento de uno de los países de más larga historia es emprender el camino contrario al que alentó su fundación.
La firmeza de este respaldo europeo es la confirmación de la bondad del proyecto iniciado con el Tratado de Roma hace ahora 60 años. Para España y Portugal, como después los países de la órbita soviética, la UE representaba el espacio soñado de libertad, paz y democracia. Sesenta años después, la Fundación Princesa de Asturias le ha otorgado el Premio a la Concordia por haber logrado “el más largo periodo de paz de la Europa moderna colaborando a la implantación y difusión en el mundo de valores como la libertad, los derechos humanos y la solidaridad”, como reza el fallo del jurado.
Los máximos representantes de las instituciones comunitarias se han dado cita en Oviedo para recibir el galardón de manos del rey Felipe VI. Ha sido el mejor escenario para visualizar unidas a las instituciones que durante estos últimos 40 años se han erigido como acompañantes esenciales de la democracia española: la UE y la Corona.
Juan Carlos I fue un actor destacado en la transición hacia una democracia parlamentaria. Su papel frente al intento de golpe de Estado en 1981 consagró su figura. A su hijo Felipe VI le ha correspondido desempeñar un papel similar en defensa del Estado de derecho frente a la convulsión provocada por el independentismo catalán, la peor crisis de nuestra democracia desde 1981. Ha tachado de desleal al Gobierno de Puigdemont y ayer, en un contexto más amable de defensa de los valores europeos, calificó de “inaceptable” el intento de secesión y confió en las instituciones democráticas para resolver el problema. De nuevo, la Monarquía, aun a riesgo de su propio desgaste, se apresta a cumplir su papel moderador.
Hoy, la UE está más unida que nunca frente al Brexit y dispuesta a pisar el acelerador de la integración, la solidaridad y la paz. El Rey aplaudió ayer con pasión ese proyecto tan apreciado por los españoles. Las tensiones generadas por el procés constituyen para España un grave motivo de preocupación y abren un panorama incierto. En momentos tan difíciles, Europa brinda un valiosísimo apoyo a la democracia española y la reconoce como uno de los grandes protagonistas del proyecto común. Europa es ya nuestra casa. Hoy vuelve a ser otro motivo de esperanza frente a la insolidaridad, la deslealtad, la división y la demagogia.
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