sábado, 7 de octubre de 2017

La historia de la semana: Lo que debería ganar un ama de casa

Actuall - actuall.com
Nadie hasta ahora había hecho un estudio serio y detallado de la aportación económica del ama de casa. Socialmente se le ha considerado, en la práctica, un cero a la izquierda porque su trabajo es invisible y carece de reconocimiento. Y sin embargo sin ese trabajo la familia no se sostiene.
Nicolás de Cárdenas, redactor jefe de Actuall, ha cogido el guante que lanzó Juan Pablo en la exhortación apostólica Ecclesia in Europa (20003), y ha calculado cuál sería el salario que le correspondería a un ama de casa.
El mismo Papa que ensalzó a la mujer en su famosa Carta a las mujeres, sostiene que, en justicia, las madres y las amas de casa -trabajen o no fuera del hogar- merecen un reconocimiento traducible en metálico. Afirma que la tarea de tener hijos, criarlos y sostener el hogar -y en eso la fémina es insustituible- es una contribución al bien común.
¿Cuál? El Papa Wojtyla no tiró de calculadora -no era su papel-; pero nosotros en Actuall sí y hemos elaborado un estudio de lo que aporta (desde el cuidado de los niños a la organización de menús, pasando por el lavado, planchado, mantenimiento del hogar), y de lo que le correspondería cobrar, teniendo en cuenta su plena disponibilidad (el ama de casa no libra los domingos ni tiene “moscosos”).
Pretendemos que se visualice -y sobre todo que lo visualicen los políticos, habitualmente en la inopia- la tarea ingente e imprescindible de madres y amas de casa.
Evidentemente, este salario es meramente indicativo y claramente insuficiente. Porque el trabajo de una madre y un ama de casa no tiene precio, aunque tiene un valor inmenso.
En realidad, nuestras madres -y estoy pensando en la mía, que sacó adelante a 11 hijos, trabajando 24/7 y que nunca será famosa- merecían un sueldo astronómico, superior al de cualquier ejecutivo del Ibex 35.
Porque eran pedagogas, médicas y financieras sin salir de las cuatro paredes del hogar.
Eran las mejores educadoras porque enseñaban todo lo que sabían. Podían responder a cualquier duda en cualquier momento del día o de la noche, y estaban a disposición de sus alumnos muchos antes de preescolar… desde que nacían.
Eran las mejores doctoras porque donde ponían el ojo clínico... etc. Y porque ofrecían al enfermito justo lo que el Insalud le escamoteaba mezquinamente: atención rápida y solícita. Frenadoles con cariño, termalgines con sonrisa. No hay en las madres -las de antes y las de ahora- listas de espera, no hay libranzas después de maratonianas guardias. Todo para el enfermo nada para la médico.
Y eran las mejor financieras, aunque toda familia sea una ruina por definición, sobre todo si es numerosa. El dinero se escurre como agua entre los dedos en packs de leche, zapatos y alargadas flautas de pan que los angelitos depredan a la velocidad del rayo.
Pero las ministras de Economía son capaces de sacar partido a sus exiguos fondos con un control de costes que para sí cualquier empresa del Ibex. Adam Smith debió inspirarse en las amas de casa cuando hizo la definición clásica de economía: administración de recursos escasos.
La mujer nos da mil vueltas al varón. Puede imitarnos y cambiar el mundo a base de revoluciones pero no necesita hacerlo porque desde que Penélope esperaba a Ulises es el motor de la Historia, mediante la transmisión de la vida y los valores.
Nadie puede contribuir a la sociedad con algo más grande que con el nacimiento de un ser humano.
Y sin embargo, la madre, el ama de casa, está sola, forma parte de una minoría esencial ninguneada y despreciada por la cultura dominante. Los poderosos la llama parada y tratan echarla de casa a cualquier precio.
No entienden que ella sostiene la civilización.
Nadie hablará de ellas cuando hayan muerto. Pero hoy en Actuall lo hemos hecho. Se lo merecen.
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