Inmigrantes egipcios en Roma son grandes pizzeros
- “Aquí está nuestro campeón”, dijo Mario, de 63 años, a IPS, quien junto a su esposa Concetta, de 57, tiene un restaurante en la capital griega. El campeón es Mahmud, un egipcio de 29 años, que llegó a Italia hace siete y comenzó a lavar platos.
“Siempre me miraba cocinar. Rápidamente aprendió a preparar pizza, pasta y todo”, relató Concetta.
Mientras el chef preparaba la orden, Mario se puso a conversar con los clientes de la mesa donde estaba IPS, todos extranjeros, y cuando se enteró de que en la mesa había un periodista nacido en El Cairo, lo invitó a pasar a la cocina.
Al volver a Roma, Concetta, Mario, Mahmud e IPS se reunieron en el restaurante que la pareja tiene en el barrio romano de Trastevere, en el centro de esta capital.
Cuando la crisis financiera golpeó a Grecia hace una década, la pareja decidió abrir otro restaurante en Roma. “Nos vamos poniendo viejos y le pedimos a Mahmud que se ocupe del pequeño restaurante”,
Mahmud, uno de los cientos de inmigrantes egipcios en Roma que trabajan en típicos restaurantes italianos, contrató a un joven egipcio como lavaplatos y asistente de cocina. ¿Se repetirá la historia?
Ahmad, el “periodista”
Con muy pocas excepciones, los pizzeros egipcios no eran cocineros antes de llegar a Roma, a donde llegan por mar, con visa de turista, o en grupos traídos por contrabandistas de personas.
Ahmad, de 36 años, contó a IPS que llegó a Roma hace unos 10 años, como corresponsal de un semanario egipcio.
“En realidad no soy periodista. Pero gracias a unos amigos conseguí una acreditación de una publicación para facilitar el cada vez más complejo procedimiento de obtención de visa”, relató.
“Conocí a unos egipcios que trabajaban en restaurantes de Roma y me ayudaron a conseguir un buen trabajo de mozo con un contrato que me permite tener residencia legal”, añadió.
“Por supuesto, extraño Egipto y a mi familia, pero la vida se volvió tan difícil allí que la mejor forma de ayudar es ahorrar lo más que pueda de mi salario y las generosas propinas y mandarles dinero”, explicó.
Osman, víctima de tráfico
Trabajando en un restaurante a las afueras de Roma, Osman, de 41 años, duda antes de contar a IPS que fue víctima de traficantes que lo engañaron y le pidieron 3.000 dólares para llevarlo a Europa. Logró juntar 2.000 y prometió pagarles el resto en cuanto consiguiera trabajo.
“Me trataron peor que a un animal que va al matadero”, recordó. Literalmente, lo “cargaron” con decenas de egipcios en un camión rumbo a Libia.
“De ahí, tras cinco semanas interminables, nos cargaron en un barco a la isla de Lampedusa”. Organizaciones no gubernamentales “nos ayudaron a conseguir empleo como recolectores de frutas”, añadió.
Duro camino al éxito
La historia de Halim, de 49 años, es muy distinta. Nacido en Port Said, al noreste de El Cairo, llegó a Italia en el otoño de 1987 en un barco regular a Nápoles, donde rápidamente se conectó con otros egipcios de su comunidad.
“Mi padre trabajó durante 11 años de ayudante en un restaurante y luego se largó a abrir el suyo propio”, recordó en diálogo con IPS.
Halim es uno de los más de 100.000 inmigrantes procedentes de Egipto que viven en Italia. “No hay oportunidades laborales allí, y prefiero trabajar mucha horas en la cocina que creó mi padre, que me da una vida mejor”, pronosticó.
Cuando el padre de Halim falleció hace 12 años, él se hizo cargo de toda su familia.
El trabajo ha sido duro, y pronto descubrió que hacerse cargo de un negocio tiene grandes contratiempos, como hacer frente al crimen organizado, y descubrió que su padre había hecho muchos pagos regulares indefinidos.
Tras la muerte de su padre, un par de hombres llegaron al restaurante y simularon comprar comida para después obligarlo a dársela gratis y realizarles pagos regulares.
Hizo la denuncia policial y le recomendaron instalar microcámaras y micrófonos dentro del recinto.
“La policía pudo detener a los delincuentes y descubrió una red más grande de grupos criminales organizados que se aprovechaban de los negocios de inmigrantes”, explicó.
Menores sin adultos acompañantes en Europa
El año pasado, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Egipto lanzó “Menores egipcios no acompañados que emigran a Europa: un caso de estudio de migraciones irregulares”.
A partir de entrevistas realizadas en Egipto y Grecia, el estudio exploró las razones detrás de los menores que viajan de ese país africano hacia Europa, además de su situación de vulnerabilidad.
También ofrece información sobre el “modus operandi” y las características de las redes de tráfico que operan en Egipto.
Más de un millón de inmigrantes llegaron a Europa por mar en 2015, y algunas estadísticas estiman que hasta 20 por ciento de ellos podrían ser menores, según la OIM.
El documento ofrece recomendaciones en materia de prevención, protección, procesamiento y alianzas para el desarrollo de una respuesta multidisciplinaria a las migraciones irregulares de menores no acompañados de adultos.
“Egipto es el país que envía a Europa el mayor número de menores no acompañados. Trabajamos de forma estrecha con el gobierno para desarrollar una respuesta integrada y buscamos apoyo de donantes”, señaló Amr Taha, director de la oficina de la OIM en Egipto.
Desde 2011, la proporción de menores no acompañados entre los inmigrantes egipcios que llegan regularmente a Europa es notoriamente grande. En 2014, representaban casi la mitad de los 4.095 inmigrantes que llegaron a Italia. Al año siguiente, ese país registró 1.711, más que cualquier otro país.
La migración moldea a Medio Oriente
Desde hace tiempo las migraciones moldean a Medio Oriente y África del norte, donde los países son a la vez origen, tránsito y destino, recordó la OIM.
Factores demográficos, socioeconómicos, conflictos y, cada vez más, el cambio climático son algunos de los responsables de la dinámica migratoria en la región, explicó la agencia.
Según la OIM, las migraciones en Medio Oriente y África del norte pueden caracterizarse como consistentes en patrones estrechamente interrelacionados.
Uno de ellos es que la migración forzada y los desplazamientos internos son el resultado de “múltiples, graves y prolongadas crisis en la región, en particular en Iraq, Libia y Siria”, explica.
Todos los factores son consecuencia de actividades humanas, y uno se pregunta si esas mismas actividades no podrían ayudar a encontrar soluciones, en vez de construir muros, cerrar fronteras e instalar centros de detención.
Se cambiaron los nombres de las personas para proteger su identidad.
Traducido por Verónica Firme
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