Miles de niños refugiados son presas de traficantes
- Esta es la historia de más de 300.000 niñas y niños refugiados y migrantes que son solo una fracción de los millones que atraviesan fronteras internacionales sin la compañía de adultos y que son presa fácil para el tráfico y la trata de personas en todo el mundo.
Un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que presenta un pantallazo de la niñez refugiada y migrante, los motivos de sus desplazamientos y los riesgos que enfrentan en el camino, indica que niñas y niños ascienden a 28 por ciento de las víctimas de tráfico de personas.
"Un niño que se desplaza solo ya es demasiado, y aún hoy existe un número asombroso de niños que hacen precisamente eso. Nosotros como adultos no los protegemos": Justin Forsyth.
El informe, Un niño es un niño: Proteger a los niños en movimiento de la violencia, el abuso y la explotación, publicado por Unicef, informa que África subsahariana y América Central y el Caribe tienen la mayor proporción de niñas y niños entre las víctimas de tráfico y trata de personas, a razón de 64 y 62 por ciento, respectivamente.
Además, el número de niños que viajan solos se quintuplicó desde 2010, y muchos refugiados y migrantes de corta edad transitan por rutas sumamente peligrosas, a menudo a merced de los traficantes, para llegar a sus destinos.
Al menos 300.000 niñas y niños no acompañados fueron registrados en 80 países en 2015 y 2016, frente a 66.000 en 2010 y 2011, según el informe, que fue publicado el 18 de mayo.
“Un niño que se desplaza solo ya es demasiado, y aún hoy existe un número asombroso de niños que hacen precisamente eso. Nosotros como adultos no los protegemos”, denunció el subdirector ejecutivo de Unicef, Justin Forsyth.
“Traficantes despiadados explotan su vulnerabilidad para beneficio personal, ayudando a los niños a cruzar las fronteras, solo para venderlos a la esclavitud y prostitución forzada. Es inadmisible que no estemos defendiendo adecuadamente a los niños de estos depredadores”, se quejó.
En primer lugar, las y los menores de edad necesitan protección, recordó el representante de Unicef, a la vez que destacó la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño, por la cual los Estados se comprometen a respetar y asegurar la aplicación de los derechos de “cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna”.
Una de las rutas más peligrosas del mundo
Un informe anterior, Un viaje letal para los niños: La ruta migratoria del Mediterráneo central, publicado a finales de febrero, advertía que “los niños y mujeres refugiados y migrantes sufren sistemáticamente violencia sexual, explotación, abuso y detención a lo largo de la ruta migratoria del Mediterráneo central desde el norte de África a Italia”.
En ese momento, 256.000 inmigrantes se registraron en Libia, incluidas aproximadamente 54.000 mujeres, niñas y niños. “Este es un conteo bajo, dado que los números reales son al menos tres veces más altos”, aseguró el informe.
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas calcula que al menos 181.000 personas – incluidos más de 25.800 niños no acompañados – recurrieron a traficantes en 2016 para intentar ingresar a Italia. “En la parte más peligrosa – desde el sur de Libia hasta Sicilia – una de cada 40 personas es asesinada”, subrayó.
Víctimas violadas, explotadas y endeudadas
Afshan Khan, director regional y coordinador especial de Unicef para la Crisis de los Refugiados y Migrantes en Europa, observó que el Mediterráneo central, del Norte de África a Europa, es una de las rutas migratorias más mortíferas y peligrosas para niños y mujeres.
“La ruta está controlada principalmente por contrabandistas, traficantes y otras personas que buscan atrapar a niños y mujeres desesperados que simplemente están buscando refugio o una vida mejor”, expresó.
“Casi la mitad de las mujeres y los niños entrevistados habían sufrido abusos sexuales durante la migración, a menudo en múltiples ocasiones y… lugares”, con violencia sexual “extendida y sistemática” en los cruces y puntos de control, afirmó Khan.
“Además, aproximadamente tres cuartas partes de las niñas y niños entrevistados dijeron que habían experimentado violencia, acoso o agresión en manos de adultos”, lo que incluye palizas, y abuso verbal y emocional, añadió.
En el oeste de Libia con frecuencia se detiene a las mujeres en centros de detención donde se denunciaron “condiciones difíciles, como mala nutrición y saneamiento, hacinamiento considerable y falta de acceso a la asistencia sanitaria y legal”, informó Unicef.
Lo que deberían – y pueden – hacer los más poderosos
Se incluye en el informe una agenda de seis puntos que pide “vías y garantías seguras y legales para proteger a los niños migrantes”. Unicef instó a la Unión Europea a adoptar la agenda antes de la Cumbre del Grupo de los 7 países más poderosos, que se celebrará en Taormina, Italia, el 26 y 27 de este mes.
La agenda subraya la necesidad de proteger a las niñas y niños refugiados y migrantes, en particular aquellos que no viajan acompañados, de la explotación y la violencia. También exhorta a cesar la detención de niños que solicitan refugio o emigran mediante una serie de alternativas prácticas, y mantener a las familias unidas como la mejor manera de proteger a la infancia.
Recomienda, asimismo, que los niños refugiados y migrantes sigan recibiendo educación formal y que tengan acceso a servicios de salud y otros servicios de calidad, presionar para actuar sobre las causas subyacentes de los movimientos a gran escala de refugiados y migrantes, y promover medidas para combatir la xenofobia, la discriminación y la marginación en los países de tránsito y destino.
Estos compromisos serían fáciles de aplicar por los gobiernos del G7. El punto es: ¿los líderes políticos de los países más ricos del mundo considerarán, en serio, esta tragedia inhumana?
¿Los poderosos son conscientes de que el número de niñas y niños que se quedaron solos va en aumento? Unicef – que se fundó en 1946 para ayudar a millones de niños europeos refugiados, víctimas de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) – acaba de informar que 92 por ciento de las niñas y niños que llegaron a Italia por mar en 2016 no estaban acompañados, frente a 75 por ciento en 2015.
¿Saben estos mandatarios que 75 por ciento de las niñas y niños que llegaron a Italia – el país anfitrión de su Cumbre – denunciaron que fueron retenidos contra su voluntad u obligados a trabajar sin remuneración?
Por no hablar de los centenares de niñas y niños que son secuestrados para vender sus órganos, reclutados por organizaciones terroristas como niños soldados o explotados en duras labores de esclavitud “moderna”.
Traducido por Álvaro Queiruga
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