Si yo fuera Rohaní
Los iraníes recurren a Twitter para enviar sus sugerencias al reelegido presidente de Irán
Celebración en Teherán de la victoria de Rohani. MAJID SAEEDI GETTY IMAGES
Teherán
Los iraníes no se conforman con acudir a las urnas y votar. Intuyendo que los ultras tratarán de poner la zancadilla al reelegido Hasan Rohaní, han decidido echarle una mano y hacerle llegar sus sugerencias sobre los problemas que debe atajar para consolidar el camino de reformas emprendido. Así que se han lanzado a Twitter para, bajo la etiqueta en persa #من_جاى_روحانى_بودم(#si_yo_fuera_Rohaní), proponerle ideas.
Uno de los temas que más se repiten es el llamamiento a prestar mayor atención a los desfavorecidos, aquellos entre quienes han calado las promesas de nuevas ayudas económicas y subvenciones que han usado los candidatos conservadores en las pasadas elecciones.
“#si_yo_fuera_Rohaní prestaría más atención a las ciudades y pueblos que menos me han votado para que en 1.400 ellos también apoyen a los reformistas”, sugiere un tuitero que se identifica como @najafi_tehrani, en referencia al año persa en el que se celebraran las próximas elecciones, ya que los iraníes están ahora en 1396. Su nombre que mezcla la ciudad santa chií de Nayaf (en Irak) con la de Teherán, donde se sitúa, apunta a un hombre de religión tal como parece confirmar la foto del perfil que muestra un rostro joven tocado con un turbante de clérigo.
Otros le piden que no se olvide de dónde le vienen los votos. “#si_yo_fuera_Rohaní tendría en cuenta mi arrasadora victoria en Sistán, iría allí, escucharía sus problemas y me pondría a arreglarlos”, tuitea alguien que se esconde bajo el nombre en clave عقاید یک دلقک (opiniones de un payaso). Pero no se trata de ninguna payasada.
De acuerdo con los datos facilitados, el apoyo a Rohaní en las provincias de Sistán-Baluchistán y Kurdistán ha superado el 70%, muy por encima del 57% final de media e incluso del 65% que ha logrado en Teherán. Se trata en ambos casos de regiones con importante peso de minorías étnicas, baluches y kurdos, entre las que se concentran la mayor parte de la minoría suní de Irán. Tal como ya adelantó la activista de los derechos civiles Sussan Tahmasebi, los suníes, al igual que otras minorías, ven una mayor protección a sus derechos bajo el Gobierno de un moderado.
También hay quien le aconseja que no se emborrache con el éxito y tenga en cuenta que ha ganado, en parte, por el miedo que suscitaba su rival político, Ebrahim Raisí, en buena parte de la población. “#si_yo_fuera_Rohaní no olvidaría el papel decisivo de mis críticos en mi victoria”, escribe Alireza Rezaei.
Y en un tono más festivo, pero no menos serio, Seyed Mostafa propone autorizar a "Tataloo a dar un concierto en Mashhad, a ver quién se atreve a impedirlo”. Para los iraníes, no ha pasado desapercibida la ironía de un ultra como Raisí, que desde su cargo como rector del Mausoleo del Imam Reza ha defendido la prohibición de que se celebren conciertos en Mashhad, la segunda ciudad de Irán, y haya recibido el apoyo del cantante pop Amir Tataloo cuya música atronaba en sus sedes de campaña.
Mientras escribo este texto me pregunto ¿y yo qué haría si estuviera en el lugar de Rohaní? Como periodista, no voy a meterme en la política interna de Irán, pero se me ocurre que, dado que una prensa libre es esencial para el buen funcionamiento de la democracia, pondría en libertad a los informadores encarcelados por supuestos delitos de opinión y otros pretextos, promovería la apertura de medios privados para que hicieran contrapeso a la radiotelevisión estatal (bajo control ultra), y facilitaría la entrada (y movimientos) de reporteros extranjeros para que puedan descubrir el verdadero Irán y no la triste imagen que ofrecen del país las “agencias de medios” con las que se nos obliga a trabajar.
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