La cómoda desigualdad
La precariedad creciente de las masas parece alimentar mejor la codicia de las élites
Latinoamérica avanza, afortunadamente, a contracorriente. En la mayoría de los países de ese subcontinente, se ha reducido la desigualdad, pero el sistema económico actual necesita en todo el mundo poca mano de obra y se siente cada vez más cómodo con la desigualdad social. Ya no parece necesitar aquella masa crítica de consumidores que dinamizaban la economía. El mercado financiero, que es hoy el imperante, tiene otras reglas. La ONU acaba de publicar suInforme sobre la situación social 2013 y alerta sobre este problema como ya lo han hecho Eurostat, Oxfam Internacional o la OCDE. Asegura el informe de la ONU que con desigualdad social los sistemas económicos son menos eficientes y que la tendencia hacia la igualdad no es automática, sino que hay que pelear por ella desde los gobiernos nacionales con políticas fiscales redistributivas y fuertes inversiones en educación y sanidad.
Esa no es la tendencia en los países desarrollados. Los conglomerados financieros se han adueñado del mundo, dictan sus normas a los políticos y ya ni sus esquemas de valores producen escándalo. De la lista Forbes de los hombres —suele haber pocas mujeres— más ricos del mundo no llaman ya la atención las cantidades astronómicas que manejan, imposibles de memorizar, sino que uno de los nuestros aparezca en ella y suba o baje en el ránking. Las grandes compañías acometen ajustes de personal en aras de la productividad y, al tiempo, elevan los emolumentos de sus consejeros y fijan sueldos e indemnizaciones millonarias para los mismos directivos que gestionaron de manera deficiente la empresa, como ha ocurrido en Iberia (4.000 empleados en la calle en dos años).
Los millonarios son las nuevas estrellas. Acuden a foros económicos y comerciales y ocupan los escenarios junto a los dirigentes políticos, a los que aleccionan sobre cómo generar un entorno que favorezca “el emprendimiento” y la necesidad de seguir acometiendo reformas, ya sea de pensiones o laborales.
Nos hemos adaptado a la desigualdad, que no para de aumentar desde el año 1980 y ahora 85 ricos suman tanto dinero como los 3.570 millones de pobres del mundo. España está a la cabeza en esta carrera contra la igualdad. Y los políticos siguen tomando decisiones que solo benefician a las élites. Estas, por cierto, sufren poco la crisis. El mercado del arte estalló el año pasado batiendo récords, pero el Gobierno español ha recortado el único IVA cultural, el del arte, que no parecía necesitarlo.
Dice el informe de la ONU que la igualdad social es necesaria para liberar todo el potencial de un país y que conlleva crecimiento, estabilidad y cohesión social. Pero, a medida que la intervención estatal ha dejado paso a esos conglomerados de firmas en un mercado privatizado y liberalizado que actúa a nivel global, la desigualdad alimenta su rentabilidad y su codicia. El sistema no se quiebra ante esa masa de jóvenes europeos que se está empobreciendo —sobre todo en Estonia, Turquía y España— y se refugia, ¡qué remedio!, en la economía sumergida. Quizá cuando alcancen la cima se tomarán la revancha. Así, el sistema, seguirá funcionando; desigual y enloquecido.
gcanas@elpais.es
el dispreciau dice: los estados ausentes y las clases políticas huecas presentes, están dando un curioso ejemplo al mundo humano, "las inequidades son necesarias a los funcionalismos del poder", respondiendo a los intereses que manipulan y dan forma al poder político, que debe justificarse condenando a las víctimas y liberando a los victimarios, creando leyes que ataquen y condenen a los buenos, y favoreciendo la vigencia de otras leyes que mantengan en alto cualquier transgresión a los derechos humanos y ciudadanos de los muchos, esos llamados "los mortales", condenados desde sus nacimientos a exponer esfuerzos y voluntades, para que esos mismos estados ausentes se los devoren mediante estrategias corporativas, populistas o dictatoriales, democráticas o republicanas, socialistas o comunistas, ya que cualquiera de dichas formas, son en sí mismas la misma cosa, disfrazada según las circunstancias.... el mejor ejemplo de estas horas, es la desunión europea medieval, disfrazada de Unión Europea... o tal vez, el Vaticano tratando de hacerle creer al mundo que ya no está de acuerdo con las mafias que supo acunar... o, lo que Usted quiera encaje en el pensamiento reflexivo de cómo se han urdido todas las tragedias humanas que cursan por estas horas, haciendo de la humanidad una raza eminentemente miserable. Como siempre digo y me repito... a alguien le sirve, a pocos sin duda, pero les resulta funcional a sus intereses, ya que las desigualdades abundan y las equidades escasean en demasía... debe ser por ello que el modelo económico del lavadero corporativo, ha decidido ahora quitarle el trabajo a las gentes a efectos de facilitar la captura de sus dignidades, y dado que eso no ha sido suficiente ha ido por más (nunca menos), y les ha quitado el derecho al estudio, el derecho a la formación, el derecho a la salud, el derecho al techo, el derecho al agua, el derecho al aire, y hasta el derecho al suelo... haciendo imposible la vida en la Tierra, donde las gentes nacen según los preceptos eclesiásticos y del poder, pero nunca bajo la consigna de la propia consciencia, que ha pasado a ser patrimonio de los desquiciados mentales que se dicen "políticos"... léase, las inequidades son necesarias porque justifican el poder en manos de unos pocos... y esos pocos, están tan acostumbrados a no hacer nada por nadie, que se han vuelto nazis de espíritu, entendiendo que el mundo es un gran campo de concentración donde todos están bajo su antojo y potestad... pero insisto con las ecuaciones matemáticas... cuando estas saturan sus variables... se invierten los resultados. MARZO 10, 2014.-
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