martes, 18 de marzo de 2014

LOS COLORES DEL BRASIL ▼ Por qué Brasil nunca será la Venezuela chavista | Internacional | EL PAÍS

Por qué Brasil nunca será la Venezuela chavista | Internacional | EL PAÍS



Por qué Brasil nunca será la Venezuela chavista

Lula no es Chávez y menos aún Dilma es Maduro, aunque por motivos institucionales ambos apoyen un Gobierno que formalmente fue sancionado por las urnas



He escuchado a veces temores de que Brasil, en el caso de una mayor hegemonía del Partido de los Trabajadores (PT), pueda acabar convirtiéndose en la Venezuela chavista.
Es cierto que existen aún voces, aunque minoritarias, que flirtean con la dictadura venezolana o por lo menos desearían también aquí un Gobierno más popular, menos dependiente de partidos de derecha o de centro, como del PMDB, para poder llevar a cabo una política con mayor "fuerza social".
Se trata, si embargo, de un temor sin consistencia. Primero, porque Lula no es Chávez y menos aún Dilma es Maduro, aunque por motivos institucionales, ambos apoyen un Gobierno que formalmente fue sancionado por las urnas -algo que, sin embargo, ya está está siendo criticado, ya que se esperaría del Gobierno brasileño una mayor condena de la represión del Ejecutivo de Maduro contra los opositores asesinados por sus milicias-.
Brasil quedó bien curado de las heridas de la dictadura militar y hoy los cuarteles ya no asustan a nadie. Al frente del país se encuentra una exguerrillera que sufrió cárcel y tortura por parte de los militares. Está en curso una Comisión de la Verdad para apurar los pasillos aún oscuros de aquel periodo de terror, y los militares la han acatado respetuosamente.
Desde que el expresidente Fernando Henrique Cardoso colocó el Ministerio del Ejército en manos de un civil, las Fuerzas Armadas pasaron a ser en este país una institución democrática como las demás. No existen en Brasil ruidos de sables.
Al mismo tiempo, Brasil cuenta con una clase media intelectual preparada en buenas universidades nacionales y extranjeras con un fuerte sentido democrático de las instituciones, que se pone en pie cada vez que surge alguna tentativa encaminada a cercenar algún tipo de libertad civil.
Fue así como se abortó durante uno de los mandatos de Lula el intento de un grupo de la izquierda del Partido de los Trabajadores de controlar la libertad de expresión, que pretendía imponer hasta un reglamento a la conducta y al trabajo de los periodistas.
Tanto Lula como ahora la presidenta Dilma arrinconaron aquel proyecto en algún cajón del Planalto y nunca más se volvió a hablar de él. Brasil goza de libertad de prensa y de información como cualquier país europeo. No existen censuras a la libre expresión de ideas. Y si algún Gobierno intentara imponerla tendría la oposición frontal de la clase pensante y de la gran mayoría de los partidos.
Brasil es hoy, a pesar de algunos pruritos conservadores de una cierta izquierda poco moderna, una de las democracias más sólidas de América Latina, donde funcionan en plena libertad los tres poderes del Estado. Tanto es así, que cuando alguno de dichos poderes intenta directa o indirectamente imponerse o prevaricar sobre los otros, ellos mismos se levantan en pie de guerra.
Lo vimos con el poder judicial, cuando ministros del Supremo Tribunal Federal designados por Lula y Dilma, no se detuvieron a la hora de condenar a la cárcel a personajes de primera plana del partido cuyo Gobierno les había escogido.
Lo estamos viendo hoy con el poder legislativo, en pugna con el poder ejecutivo cuando el Congreso se queja de ciertas prevaricaciones por parte del Gobierno. Hasta el senador José Sarney, en una entrevista aFolha de São Paulo, llegó a confesar que el legislativo sufre demasiadas presiones del ejecutivo que con motivo de las excesivas medidas provisorias presentadas por el Gobierno, no le queda tiempo ni posibilidad para legislar.
El hecho de que cada vez que la independencia de alguno de los tres poderes se siente amenazada, empiece a chirriar el sistema, es la mejor demostración de que no existe en este país la posibilidad de que alguno de dichos poderes pueda ser aplastado o dominado por los demás, lo que suele siempre conducir a los regímenes autoritarios o dictatoriales.
Brasil está vacunado contra las aventuras bolivarianas de algunos de sus países vecinos. Su democracia está consolidada, y nadie sería elegido para presidir este país si presentara la más mínima sospecha de que alberga ambiciones autoritarias.
En las próximas elecciones presidenciales, todos los posibles candidatos con posibilidades de éxito, como Dilma, Aecio Neves, Eduardo Campos o Marina Silva, son personas de absolutas convicciones democráticas.
Brasil, a los 50 años de su triste y dolorosa aventura dictatorial, está vacunada contra el virus de esos populismos que aún siguen vivos en parte del continente, aunque cada vez menos soportados sobretodo por las nuevas generaciones de jóvenes menos ideologizados, más pragmáticos y que creen en los valores de una democracia de la que ellos puedan ser actores y no sólo comparsas.
Venezuela docet.


el dispreciau dice: varias naciones latinoamericanas andan mal rumbeadas, imperio mediante, discursos vacíos mediante, populismos mediante, subsidios mediante, injusticias mediante, inseguridad social mediante, miedos mediante, etcéteras varios mediante... a nadie escapa que BRASIL siempre se ha preciado por tener una sociedad que se adapta a lo que venga, una capacidad ancestral heredada de los esclavos del África que inundaron sus tierras a manos de portugueses sin alma, pero esa misma sociedad, dio muestras de coherencia y ética cuando se lo sacaron de encima a Collor de Mello, para sostener al precio que sea a su democracia, defectuosa, pero democracia al fin... enseñándole al mundo que el silencio y la aceptación resignada no es sinónimo de ser tonto ni tampoco de aceptar cualquier cosa... la lección no fue atendida por el mundo, ocupado por entonces en otras barbaries imperiales que intentaban globalizar las economías para empobrecer a la sociedad humana... en dicha oportunidad, ARGENTINA dejó pasar una oportunidad de oro y debió padecer una década de infamias implacables, donde la frivolidad del imperio y la carencia moral de las autoridades de entonces, habilitó a que el país fuese arrasado... dándole la derecha a los intereses del imperio, que deseaba instalar la narcotráfico por estos lares, con todas sus significancias, explícitas y ocultas, todas aberrantes...

hoy, muchos, demasiados años después, los escenarios están más que complicados... las gentes del BRASIL, país respetable si los hay, no quieren la realización del mundial fútbol, y le sobran razones para ello... pero desde luego, los intereses están enfocados en que esto suceda, y ya tienen decretado quién ganará y quiénes perderán, como debe ser en un mundo donde nada razonable perdura o permanece...

VENEZUELA, por su parte, y ya sin Chávez... es un país que merece mejor suerte... esto es que demanda una suerte "madura" y no la que rige actualmente, demasiado "inmadura"... claro está, Chávez cometió el mismo error que cometiera Perón, creérsela y creer que era el respresentante de Dios en su tierra, y que por ende, al ser inmortal no iba a necesitar de sucesores... sin embargo, la vida le demostró que es característica del ser humano, el ser mortal, y entonces dejó este plano cediéndole razones a la sin razón... y hoy VENEZUELA está envuelta en un caos demasiado peligroso para la región... y hasta podría decirse que por "inmadurez" ha quedado a merced de los intereses corporativos de los hidrocarburos, que no tienen patria, que no tienen frontera, y cuya única bandera es la plata que producen y que habilita a lavar otras de dudosos orígenes... por su parte, los venezolanos, tanto los "maduros", como los "inmaduros", han quedado librados a sus respectivas suertes, sin darse cuenta que la desunión aventada desde las ausencias del estado, no tienen regreso y tampoco son reversibles, dándole la derecha a los intereses del imperio que, al igual que en Colombia, necesita dividir para "ocupar"...

curiosamente, BRASIL, sesgos mediante, cerró sus heridas del pasado, entendiendo que el pasado es sólo eso, y que recurrir a las heridas para crear historia, no resuelve futuro alguno... y las gentes, los ciudadanos comunes e inocentes mortales, viven de sus futuros y no de sus pasados... aprendido ello, lo demás consiste en construir... paso a paso, solucionando los problemas de las personas... entiendo, por mi parte, que Dilma no es Lula... y que le faltan varias vidas para que muchas Dilmas lleguen a ser un Lula... pero en fin, así son las cosas... y al menos, Dilma entiende que con la sociedad no se juega, so pena de perecer en el intento...

Sudamérica tiene un panorama demasiado complejo... los pobres son cada vez más... las gentes tienen cada vez menos oportunidades... las gentes andan por la vida sin lo mínimo para transcurrirla... los estados no se ocupan de ellos, o bien los usan para sus fines para nada altruistas, tales como subsidiar las ignorancias de los ignorantes, o bien crearlas donde antes no las había, imponiendo nuevos miedos y peores inseguridades... pero sucede que las pobrezas contienen a gentes simples... que demandan respuestas sociales mediante políticas públicas que cimenten las dignidades y no que las apabullen y las secuestren... debe entenderse que las derechas son falsas izquierdas, y que las izquierdas son disfrazadas derechas, y ninguna de ellas tienen como objetivo ayudar a sociedad alguna, sólo necesitan del poder para cometer ilícitos de toda índole, porque se han acostumbrado a ello por décadas, y hasta por siglos...

En medio de ello, al mundo humano se le están terminando los tiempos... ya no hay espacios para crisis inventadas... para caos inducidos... y otras yerbas a las que nos tienen acostumbrados... la Tierra se ha vuelto pequeña, demasiado chica, y ya no hay espacio para más mentiras estúpidas, como tampoco lo hay para populismos que abren las puertas a los narcos y las redes de trata, para sostener economías quebradas... y los ejemplos sobran, abundan, y todos ellos son tediosos e insoportables... y como siempre, los lapsos del poder son efímeros... y después, la historia pesa en las espaldas de los victimarios, aún cuando los que la escriban, cuenten exactamente lo contrario a los verdaderos hechos. MARZO 18, 2014.- 


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