El análisis
La obsesión por la venganza
Joaquín Morales Solá
LA NACION
.Noticias de Política: Miércoles 1 de setiembre de 2010 | Publicado en edición impresa .
Desaparecieron de la pluma presidencial Lidia y Osvaldo Papaleo. El testimonio judicial y notarial de Isidoro Graiver es un hecho que no sucedió. Las intensas presiones de Montoneros a la familia Graiver son simples y supuestas "vinculaciones" con "agrupaciones subversivas" que no se nombran. Nunca un presidente democrático firmó un decreto tan vacío de contenido y, a la vez, tan cargado de prejuicios y ofuscaciones como el que Cristina Kirchner les disparó ayer a los dos diarios más importantes de la Argentina, LA NACION y Clarín .
Ese decreto, que instruyó a los funcionarios para hacerles juicios diversos a los diarios, es una simple continuidad escrita de la arenga verbal de la Presidenta de hace una semana. Si aquello mostró una devaluación de la palabra presidencial, el decreto de ahora es una prueba cabal del atropello del Estado a la prensa libre. El juicio político está terminado para los que gobiernan y los diarios deben ser, por lo tanto, condenados.
Lidia y Osvaldo Papaleo no se pueden mostrar porque fueron desautorizados por Isidoro Graiver y por María Sol Graiver, hija de la pareja formada en su momento por Lidia y David Graiver. Nadie, ni Lidia Papaleo, habló de "agrupaciones subversivas". Por el contrario, la propia viuda de Graiver señaló ante la Justicia y ante la prensa que la peor amenaza que sufrió, previa al tormento concreto de los militares, fue la de la agrupación guerrillera Montoneros, que reclamaba el pago de 17 millones de dólares que había puesto en manos del banquero David Graiver.
La omisión es comprensible: la insistencia en la mención de Montoneros convertiría a los Kirchner más parecidos a López Rega (que persiguió con métodos criminales a esa guerrilla peronista) que a líderes del peronismo de izquierda que nunca fueron. Una justicia justa debería comenzar, entonces, por investigar las duras presiones de Montoneros (que llegaron hasta amenazar de muerte a los Graiver) y no a los diarios que hicieron una compra pública de acciones, mucho antes de la prisión ilegítima de esa familia caída en desgracia. Sólo ahora los Kirchner parecen haberse dado cuenta del berenjenal en el que se metieron y, sobre todo, en el que metieron a algunos amigos muy cercanos.
La obsesión por la venganza es ciertamente cegadora. Hay en el decreto menciones de "los diarios apropiadores", que es una denominación arbitraria que le quita al Poder Ejecutivo cualquier sentido del necesario equilibrio. El desorden intelectual y moral que refleja la escritura de ese documento oficial (el más importante que puede firmar un presidente de la Nación) muestra como prueba de la supuesta "connivencia" entre el gobierno militar y los diarios un acto formal y público de inauguración de la planta de Papel Prensa, en 1978, con la asistencia de Jorge Rafael Videla.
¿Tan pocas pruebas existen sobre esa supuesta "connivencia" que el Gobierno no tuvo más argumentos que aferrarse a las imágenes color sepia de una antigua ceremonia pública, divulgada por todos los medios de la época? Hasta ahora, esas armas de descalificación eran livianamente usadas en los programas de calumnias de la televisión pública, pero nunca en un decreto firmado por la máxima autoridad del Estado. Ya sabemos, así las cosas, quiénes son los productores de esos programas más injuriosamente humorísticos que rigurosamente periodísticos.
Los prejuicios no se quedan en la historia. El decreto menciona también el rol "monopólico" de Papel Prensa en la producción de papel para diarios y, cómo no, en el control del periodismo. Pura ideología. Demasiado prejuzgamiento. La industria nacional del papel para diarios es una de las pocas que compiten sin protección con la importación, que tiene arancel cero. El papel para diarios sobra en el mundo en un tiempo en que los lectores se fugan hacia la versión de los periódicos en Internet. ¿Dónde está el monopolio? ¿Dónde, sino en los preconceptos tan rígidos como antiguos de los gobernantes argentinos?
Nuevos testigos podrían aparecer desautorizando gravemente la falsa historia que el oficialismo enhebró sobre Papel Prensa. Algunos de ellos habrían tomado contacto ya con la dirigente opositora Elisa Carrió y se manifestaron dispuestos a declarar ante los jueces. Consultada Carrió, sólo respondió que antes de su pública posición en defensa de la libertad de prensa chequeó todos los datos que existían. "He hablado con testigos presenciales de todo y sólo hubo un enorme apriete de los Montoneros a los Graiver", se limitó a responder.
El otro sendero que intenta abrir el oficialismo, en el Congreso, mediante un inexplicable proyecto de ley declarando de interés público la producción de papel, está condenado a no terminar en ninguna parte. La oposición se unió en la decisión de no tratar ese tema. "Pero el oficialismo insistirá en eso cada vez que pueda", aseguró un líder opositor. El cajoneo de ese proyecto no es malo, pero es insuficiente. La prensa tendrá siempre la amenaza latente de la intromisión oficial mientras ese proyecto tenga vida, aunque sea vegetativa, en la Cámara de Diputados. Un gobierno controlando la producción nacional de papel y la importación de ese insumo básico, al mismo tiempo, podría desembocar sí en el control del periodismo. Cuando no pueden concretar sus castigos, los Kirchner optan por sembrar el temor. La existencia por sí sola de ese proyecto es ciertamente atemorizante.
Reacción internacional
Las consecuencias de la última y más letal ofensiva del kirchnerismo contra el periodismo independiente han sido muy malas. Obligó a la prensa, en primer lugar, a perder energías y tiempo en responder preguntas que nunca le hicieron (porque no había razones para que se las hicieran) en un país estragado por el delito, la inflación y el descontrol del espacio público. Contar esas tragedias sociales es la obligación del periodismo, más que responder qué hacía cada cual hace casi 35 años.
En la última semana el país sufrió también la peor golpiza internacional desde la gran crisis de 2001 y 2002. Ni siquiera la crisis con el campo, en 2008, llevó a la Argentina a los niveles actuales de crítica y descrédito en los países centrales del mundo. Desde el progresista diario español El País hasta el liberal diario norteamericano The W all Street Journal han denunciado el autoritarismo de la pareja gobernante argentina y la eventual regresión del país hacia una "dictadura". ¿El motivo? La ciega agresión oficial contra LA NACION y Clarín . ¿Se equivocan? Francisco Franco también amenazaba a los diarios con la provisión de papel, que entonces España importaba. El propio Franco manipulaba el pasado de sus adversarios de acuerdo con sus intereses políticos. Hugo Chávez metió presos a dueños de medios audiovisuales, les quitó ilegalmente las concesiones y sometió recientemente a la prensa escrita a la más ramplona censura. Uno pertenecía a la más rancia derecha y el otro se hace llamar socialista.
No hay que dar tantas vueltas: las prácticas del autoritarismo tienen un molde común desde que el hombre y su historia existen.
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El análisisLa obsesión por la venganza
Joaquín Morales Solá
lanacion.com | Política | Mi?oles 1 de setiembre de 2010
el dispreciau dice: "el que esté libre de culpa que arroje la primera piedra"... nunca fue escuchado por estos lados del mundo, o al menos es una frase épica que no ha sido tenida en cuenta por la clase política argentina, esa misma que apela siempre a recetas perimidas por´no comprender ni tampoco dimensionar que los "regresos al pasado" sólo desatan males mayores... y así la vamos llevando, en una escalada de odios que afloran desde las propias baldosas y no hay que ir muy lejos, Buenos Aires y sus calles son plena muestra de lo que digo (el aire se corta con cuchillo). Montoneros está fuera de contexto y sus ansias de venganza también... la furia desatada en los setenta no aportó nada a la sociedad argentina, y esto mismo vale para aquellas fuerzas armadas revolucionarias que luchaban contra sus propias ideas. Más allá de las utopías y sus vigencias, Argentina las ha perdido todas a manos de una democracia falaz que se ha expresado a través del lado oscuro de la sociedad argentina, salvo en lapsos muy limitados, siempre atacados por otros odios y otras revanchas, por ejemplo las que debió padecer Raúl Alfonsín, incluso a manos de sus propios correligionarios, esos mismos que traicionaban el ideario negociando con el enemigo. Poco hay para agregar a la historia escrita y la otra, la conocida por algunos y la desconocida por muchos. Cuánto tuvieron que ver los medios en esta deformación de la opinión pública... mucho, lo suficiente como para que nadie sepa bien de qué se habla. Se agrega ahora una sed de venganza implacable que se está llevando puesto al país, justificándose en pautas democráticas inexistentes o al menos bien disimuladas, lo suficiente como para que la sociedad se sienta consumida por la histeria de las decisiones que no miden consecuencias ni tampoco poseen agenda de prioridades, antes bien se sustentan en impulsos mediáticos que proponen más zozobra. La clase política está perdida en la noche de manera no muy distinta ni tampoco muy lejana a aquella que se observaba allá por los setenta, antes del proceso militar. Lo lamentable de ello no es la conducta sino que no han aprendido nada, ni tampoco han sabido asumir sus propios errores, a los que hacen referencia como algo etéreo, siempre con cargo de culpa hacia el otro. Los personalismos y la ausencia de equipos no le hacen bien al país, cada vez más lejos de cualquier realidad, distante de cualquier certidumbre, pero además ahogándose en cuestiones que conducen a la sociedad a un abismo bien conocido, tanto como repetido. El foco necesario no se atiende, el innecesario se sostiene mediante lanzas que se despliegan todos los días, destapando tumbas que mantienen a los muertos "vivos" a efectos de evitar un descanso eterno y justificar el avance de las revanchas. Más allá de las razones, más allá de las estadísticas, más allá de las consultas de las tendencias de opinión, están las gentes atadas a sus dramas y sus circunstancias, esas mismas gentes que no conforman la prioridad de la política y mucho menos tienen agendas ciertas de políticas públicas. Los políticos no entienden que las iniciativas demandan ser sostenidas en el tiempo otorgándoles continuidad, y todo termina atropellado por la frase eterna de la pobreza que nos rodea: "no hay presupuesto"... con lo cual no hay razones, no hay argumentos públicos, no hay necesidades resueltas, y todo se desmadra un poco más, cuando los argentinos nos levantamos para asistir a nuestras rutinas, siempre pensando "¿qué se les ocurrirá hoy?... Montoneros sucumbió a sus propias miserias donde los jefes fueron traidores de la propia causa que esgrimían, y eso no debe olvidarse, ya que como grupo armado se resolvió entregando a sus propios compañeros de armas a cambio de libertades y reivindicaciones, esas mismas que recibieron guiños desde los propios ámbitos castrenses, incluyendo a la propia iglesia. Pero la lección no ha sido aprendida y de allí que se regrese al drama, con otros actores, con otras miserias mayores y menores, que evitan que la sociedad se despegue de su pasado triste y se ponga a construir futuros. No queda claro qué pretende la oposición política, pero sus actitudes reflejan un más de lo mismo, para nada distinto de aquello que propone el ejecutivo. Papel Prensa no resuelve la realidad de la sociedad argentina, mucho menos Clarín o La Nación, tampoco Fibertel ni Cablevisión, mucho menos sacarle los registros a personas que conducen sus vehículos en medio de un caos inducido por impericias políticas temibles... mientras los políticos aplican conceptos falaces, la sociedad sigue sucumbiendo sin hallar otro salvavidas que no sea la emigración, y si no es esto, la alternativa es la exclusión... alcanza con caminar Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza, o Neuquén (para mencionar sólo algunos lugares de la Argentina) para ver cómo la pobreza define el actual perfil de la sociedad argentina... y eso, además de distinguirnos, nos consume. Septiembre 01, 2010.-
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