lunes, 12 de octubre de 2009

de atropellada


Opinión
Reflejo del estado de la sociedad
Henoch Aguiar
Para LA NACION

Noticias de Política: Lunes 12 de octubre de 2009 | Publicado en edición impresa

He aquí la ley. Se abrirán nuevos concursos de radio y televisión. Habrá nuevas voces. El Comfer dejará de estar intervenido y será gobernado por un directorio colegiado y plural, de diferentes orígenes. ¡Qué bueno!
La nueva autoridad de aplicación sólo adjudica los medios pequeños y medianos. Los medios importantes, en las ocho principales ciudades del país, serán adjudicados por el Poder Ejecutivo. También todos los nuevos canales digitales de televisión. ¡Qué malo!
Se incentivan la producción nacional, la creación de programación propia, la música, la publicidad y el cine nacionales. Se protege a la audiencia con el defensor del público y, muy especialmente, a la infancia. Entusiasma. Se prohíbe que los canales y cables puedan comercializar en todo el país más de una señal. Quienes tienen capacidad para generar diferentes contenidos no la pueden aprovechar. Es como obligar a una fábrica de autos a comercializar un único modelo. Desalienta.
Se controlan los monopolios; se fragmentan espacios demasiado consolidados. Alegría de unos. Se quiebran certezas jurídicas. Enojo de otros. Entrarán nuevos emisores por la puerta grande, merecidamente, porque fueron largamente discriminados. Y se colarán por las rendijas contratistas de obras públicas y amigos de circunstancia del poder, fieles servidores hoy y alegres traicioneros del mañana.
La discusión y la sanción de la ley reflejaron nuestro estado de sociedad. Volaron epítetos como cuchillazos de malevos de barrio. Reñidero de intereses. Con honrosas excepciones, la ley se enriqueció poco y se descalificó al otro en demasía.
Pensar contra el otro y no con él. Los medios y el Gobierno se hundieron en el destructor juego del enemigo. Ninguno hizo autocrítica de los errores que cometieron y que todos conocemos. Tendremos que aprender a construir un nosotros, un espacio que nos albergue sin las dolorosas estridencias de quienes sólo acusan, quizá porque no saben construir.
El autor fue secretario de Comunicación de la Nación

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Henoch Aguiar

lanacion.com | Política | Lunes 12 de octubre de 2009


el dispreciau dice: qué fácil hubiese sido hacer las cosas bien, con equilibrio y ecuanimidad. Pero algo hay en la consciencia de los argentinos que nos hace tomar siempre por el atajo, más corto, más embarrado, con arenas movedizas, tramposo, sonriendo para la foto pero atropellando al prójimo como si se tratase de un objeto inanimado... Qué lindo hubiese sido contar con una LEY seria, contundente, socialmente consensuada, objetivamente indiscutibles... pero NO, ha sido más fácil generar el conflicto, ventajear a las personas y crear una herramienta que sólo servirá para destruir a aquellos que hoy son enemigos pero que mañana serán socios, al igual que sucedió con los guerrilleros de los setenta, que terminaron siendo pares empresarios de sus propias víctimas poderosas, otrora secuestradas de manera acordada para obtener fondos unos y para lavar dineros otros... cosas raras suceden en Argentina. Los ciudadanos, más tarde o más temprano llegarán a darse cuenta del artilugio... el mismo que ha destruido todo lo que nos rodea. Entiendo que algún día la clase política se mirará al espejo y viéndose ridícula decidirá tomar otro camino, más coherente, prolijo, equitativo, lógico, prudente... de no ser así, quizás no habrá tiempo ya para se miren en el espejo, ya que sus acciones traerán como orden el fuego que los consumirá. Argentina no necesita LEYES (estamos llenos de una jurisprudencia con la cual los jueces y el poder político sustentan sus propias fechorías), necesita coherencia... Octubre 12, 2009.-

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