sábado, 10 de octubre de 2009
ARGENTINA MUDA [II] segunda parte del PROCESO
<| El contenido de esta ley retoma el espíritu de la dictadura “Este es un proyecto de ley que mira al pasado”
Discurso de María Eugenia Estenssoro ante el Senado Nacional durante el tratamiento del proyecto de Ley de Medios Audiovisuales
“Señor presidente: antes de entrar de lleno en el proyecto oficial que estamos considerando, me gustaría aclarar que desde hace siete años —y tal vez muchos más— los integrantes del ARI y de la Coalición Cívica hemos presentado numerosos proyectos a fin de reemplazar la Ley 22285, de Radiodifusión, y de hacer modificaciones específicas al artículo 96, sobre la autoridad de aplicación, que ningún gobierno quiso modificar.
“Efectivamente, hicimos propuestas para sancionar una ley de publicidad oficial, que establezca criterios objetivos y transparentes en su otorgamiento. Por medio de la diputada Marcela Rodríguez, presentamos un proyecto de ley para la elaboración de un registro de los propietarios de los medios, para que el Estado se comprometiera a dar a publicidad quiénes son los dueños de los medios, la cadena de accionistas y sus estados patrimoniales, y también presentamos proyectos para la despenalización de calumnias e injurias.
“Digo esto porque el compromiso de la Coalición Cívica y del ARI con la democratización de la información, con transparentar quiénes son los dueños de los medios, con que la Argentina tenga una normativa acorde con los estándares internacionales y lo que exige la Convención Interamericana de Derechos Humanos es muy amplio.
“También hemos presentado proyectos vinculados con la ley de acceso a la información pública. Y esto es fundamental, porque es la ley base de la democratización de la información en las democracias serias. En efecto, hubo un proyecto de ley que la Cámara de Diputados aprobó y que este Senado, cuando Cristina Kirchner estaba al frente de la Comisión de Asuntos Constitucionales, con su accionar, impidió que el Congreso contara con una ley como la que tienen Chile, Uruguay y Brasil y todas las democracias serias y modernas.
“Digo esto porque hay quienes quieren decir que nosotros, los que no estamos de acuerdo con este proyecto, no estamos del lado de los ciudadanos.
“Nosotros siempre hemos estado del lado de la democracia comunicacional y de los ciudadanos. En cambio, hubo otros que impidieron que este debate se diera hace seis años. El oficialismo fue el que impidió que se dieran estos debates en el Congreso de la Nación hasta ahora, seguramente porque tenían otro proyecto comunicacional.
“A nivel personal, hace 27 años, cuando estudiaba periodismo, empecé a interesarme por el tema que nos ocupa, que es la relación de los gobiernos con la prensa, con los medios de comunicación.
“Aunque en ninguna parte de los 166 artículos de este proyecto oficial se mencionan las palabras “prensa”, “periodismo” o “periodista”, de lo que estamos hablando hoy es de cómo se regula la relación entre el Estado, los gobiernos, los dueños de los medios de comunicación y la prensa, para garantizar el derecho a la libertad de prensa, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la información.
“El derecho a la información es un derecho esencial y fundamental de la democracia, porque es la información lo que permite a las personas, al pueblo, pasar de ser simplemente personas que habitan en un territorio a ser ciudadanos informados, activos, conscientes de sus derechos, que efectivamente pueden decidir, elegir y controlar a sus gobernantes. Por eso el derecho a la información es considerado un paraderecho. Solo con información y educación el pueblo se convierte realmente en el soberano. De eso estamos hablando.
“En este sentido, quiero resaltar el rol de la prensa y de los periodistas, porque son ellos quienes en democracia hacen realidad y vehiculizan el derecho a la libertad de expresión y a la información, consagrados en nuestra Constitución y en el artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que en nuestro país tiene rango constitucional.
“La relación de los gobiernos con la prensa, por su propia naturaleza, es difícil, tensa, porque le rol de los medios, de la prensa es, justamente, controlar, investigar a los gobernantes, y no solamente al Poder Ejecutivo sino también a nosotros, los legisladores, a los jueces, a los funcionarios, a los poderosos en general: empresarios, dueños de medios también y sindicalistas. O sea, a la gente con poder.
“Por eso, este debate que estamos dando hoy es tan importante, pero es mucho más importante todavía que de esta discusión surja una buena ley, no cualquier ley.
“Históricamente, la relación entre los gobiernos y la prensa en la Argentina ha sido una traumática y trágica. Nos ha costado mucho desandar ese camino en estos 26 años. Por ello creo que es muy importante que cuidemos lo que hemos logrado en estos años, que es mucho, para poder conseguir lo que todavía nos falta, que también es mucho, y que espero poder expresar a lo largo de este debate.
“Para que recordemos de dónde venimos y a dónde no queremos volver, permítanme referirme a una experiencia personal –seguramente ustedes tienen muchas- de aquella época.
“Recuerdo que en mayo de 1982 viajé a Estados Unidos a estudiar periodismo. Era plena Guerra de las Malvinas. Como tantos argentinos, yo realmente creía que estábamos ganando la guerra, que los que desinformaban eran los medios norteamericanos y la prensa internacional. Para mí fue un shock darme cuenta que no era así. La derrota además de un shock nos provocó una indignación por el sacrificio inútil de tantas vidas.
“Mi tesis universitaria fue justamente sobre el control de la prensa, de la información durante la Guerra de las Malvinas. La tarea me llevó a entrevistar a cerca de un centenar de periodistas en el país, quienes me fueron contando que Malvinas fue la culminación de un proceso de amedrentamiento, censura y desinformación que había comenzado mucho antes.
“La gran mayoría me dijo —esto me sorprendió y lo publiqué en forma reducida en la revista El Porteño, en el año 1983— que la libertad de prensa empezó a perderse en la Argentina durante el gobierno de Isabel Perón y López Rega. Me decían los periodistas entrevistados que a medida que aumentaba la violencia, la prensa quedó encerrada entre los diversos bandos. “Si escribís lo que sabés, sos boleta”, les decían. Isabelita estatizó los canales de televisión y las radios, pero fue la dictadura quien impuso una férrea censura informativa.
“Afortunadamente, hace 26 años que salimos de ese infierno. Estoy segura de que nadie en la Argentina quiere volver a ese lugar.
“En el debate público en los medios y también aquí en las audiencias, en las reuniones de comisión, se ha dicho que quienes nos oponemos a este proyecto oficial porque creemos que hay que hacerle modificaciones sustantivas, estamos con la dictadura de Videla. Me parece muy peligroso caer en estas visiones maniqueas y demonizantes, que reducen la discusión pública a slogans malintencionados y engañosos. Lamentablemente, este ha sido un argumento permanente del gobierno en todos los debates. La muletilla es la siguiente: “El que no está con el gobierno está con Videla”.
“Aclaro nuevamente que por suerte, y estoy convencida, hoy en la Argentina la mayoría de los argentinos, nadie del oficialismo ni de la oposición, quiere volver a ese infierno. Tendríamos que poder debatir las cosas importantes de nuestra democracia con otros argumentos. Nadie quiere volver a la sociedad del miedo, de la mentira y de la muerte.
“También me gustaría señalar que le costó mucho a la prensa argentina dejar atrás la autocensura.
“Recuerdo que en la segunda mitad de la década de los ‘80 yo era una principiante en el periodismo y trabajaba para la revista Time. Los sábados a la mañana se juntaban en la redacción periodistas y corresponsales extranjeros. Me llamaba la atención que muchas cosas graves que se decían allí no aparecían en los medios, no se publicaban. Entonces, decidí escribir un artículo al respecto, que se lo llevé a varios medios gráficos pero no quisieron publicarlo. La única revista que se animó a hacerlo fue Criterio, una revista católica.
“Recién con la aparición de medios como el diario Página/12 y la revista Noticias, ya a principios de los 90, fue cuando la prensa en la Argentina dejó su entumecimiento, su letargo.
“A raíz de las investigaciones que hacían esas publicaciones los medios tradicionales, los principales diarios, también tuvieron que dedicarse al periodismo de investigación, lo cual no sólo sacudió a esos medios tradicionales sino también al gobierno de Carlos Menem. La prensa independiente tuvo un rol fundamental para sacar a la luz la corrupción y los hechos que pasaban en ese momento.
“La privatización de los canales de televisión y de radio generó mucho trabajo, hubo inversiones y se modernizaron los medios audiovisuales en la Argentina. De a poco fuimos dejando la autocensura, la complacencia y la “cadena nacional”. Pero a mediados de los 90 apareció a otro fenómeno, los multimedios, empresas de un mismo propietario o propietarios que concentraban gráfica, radio, televisión y el cable, que fue la novedad porque multiplicaba sus señales por decena.
“De esa forma entramos de lleno en la sociedad de la información y de las comunicaciones, con sus beneficios y peligros. Los beneficios son que hoy la sociedad, los ciudadanos pueden acceder a mucha más información, tanto política como cultural, a más entretenimiento, de producción local, nacional, regional e internacional. Todo esto es un beneficio. Pero también están los peligros y es que estos multimedios se concentren en pocas manos, con lo cual pueden tener tanto poder que podrían influir demasiado o moldear la opinión pública y condicionar a los gobiernos, a la democracia. Esta es una de las cuestiones centrales que estamos debatiendo hoy.
“Como periodista me preocupó en los años 90 lo que pasó con el CEI, ese multimedio que había armado el banquero Moneta y el Citibank para apoyar la re-reelección del ex presidente Menen, y no sabíamos qué pasaba con ese COMFER que se había intervenido sin ningún control, pero de repente la mitad de los medios más importantes de la Argentina estaban en manos de unos pocos. No es un fenómeno nuevo.
“Este es uno de los núcleos centrales del proyecto oficial, pero yo creo —después, en el debate en particular, voy a argumentar más— que el artículo 45 no regula de forma correcta cómo hacer para evitar los oligopolios tanto privados, con o sin fines de lucro, como del Estado nacional. Además, nada va a impedir que una vez que los nuevos dueños de los medios —cuando unos se desprendan de licencias y se hagan nuevos medios en la Argentina— se vuelvan a formar estos oligopolios. Esto ¿por qué? Porque el problema en nuestro país no está en la ley: está en la trampa. El problema en nuestro país es que las leyes no se cumplen.
“Algunos de los medios más concentrados e importantes de hoy en nuestro país, si se cumplieran las leyes de radiodifusión vigente, de limitación de propiedad extranjera de medios audiovisuales o informativos, y la ley de defensa de la competencia, en realidad no podrían tener todas las licencias que tienen. Esa es la realidad. No hace falta una nueva ley: hay que hacer cumplir las leyes que están vigentes.
“Hay un viejo lema político que dice que los gobernantes, en Latinoamérica, a los amigos les dan todo pero a los enemigos la ley. Lamentablemente, esa definición se ajusta perfectamente a lo que ha sido la historia de varios gobiernos de la Argentina, pero del kirchnerismo sin duda, en los últimos años, en esta materia.
“Mientras el gobierno creyó conveniente la consolidación del Grupo Clarín y de otros medios, porque eran funcionales a su estrategia partidaria y a su proyecto de gobierno, tomó la decisión política de incumplir las leyes que acabo de mencionar: la ley vigente de radiodifusión, la de defensa de la competencia y la ley de bienes culturales. Renovó las licencias sin fiscalización alguna y, además, las extendió por otros diez años adicionales: o sea, veinte años más. Permitió la fusión de Multicanal y CableVisión con un decreto firmado por el presidente Kirchner, avalado por la Comisión de Defensa de la Competencia. Pero éste no es el tribunal de defensa de la competencia que establece la ley: un tribunal de Estado, independiente, con integrantes que tenían que acceder por concurso. No, no: este es un invento que depende de la Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno, un apéndice. También acá se incumple la ley: los concursos se habían hecho, pero este gobierno nunca los quiso hacer efectivos.
“Entonces, ¿qué va a cambiar ahora si el Congreso sanciona una nueva ley pero no hay un cambio cultural, y si esta ley se aprueba no como un cambio real sino como una venganza? Además, ¿qué podemos esperar de un gobierno que ha demostrado un enorme desprecio por la información pública? ¿Necesitamos prueba más contundente que la destrucción sistemática de las estadísticas oficiales, con la intervención del INDEC y la destitución de sus principales investigadores? Este sordo atroz, que hace que andemos a ciegas y nos impide formular políticas públicas con información oficial veraz, confiable.
“Por otra parte, desde la llegada al gobierno de Néstor Kirchner en 2003 —y esto ha continuado en el mandato de Cristina Kirchner—, ningún gobernante como ellos ha mostrado tanto desdén por la prensa independiente y profesional. Su único objetivo ha sido deslegitimarla, cooptarla o desmembrarla, como ahora. Y ¿cuáles han sido los mecanismos de esa deslegitimación permanente? Los presidentes, en la Argentina, no acceden a entrevistas con la prensa ni permiten que sus ministros y sus funcionarios accedan libremente a requisitos de la prensa, como si fuera algo normal; y, en realidad, nosotros tenemos que rendir cuentas ante la prensa. No es algo que podamos elegir. En todas las democracias serias la prensa entrevista normalmente, con cuestionario libre a los presidentes, ministros, funcionarios; lo que hacemos muchos de nosotros regularmente porque es nuestra obligación.
“También se han suprimido las conferencias de prensa sin cuestionarios pautados. Eso no pasa en las democracias en serio.
“Otra cosa que se ha instalado o que se ha querido instalar —lo han dicho muchas veces el ex presidente y la presidenta— es que ellos no necesitan de la prensa para comunicarse con la ciudadanía: que lo pueden hacer en forma directa. ¡Claro, ese es el sueño del pibe! Hasta John Major una vez, cuando le preguntaron cómo sería el mundo ideal, ex premier inglés, dijo: “Un mundo sin periodistas”. Claro: a un gobernante le gustaría que no hubiera nadie entrenado profesionalmente para interrogarlo, buscar la información, pedir cosas sobre su gestión.
“Hasta nos acostumbramos y nos pareció normal que, en la campaña presidencial de 2007, la principal candidata no diera entrevista: sólo dos, pocos días antes y como una gran concesión.
“Vimos, en los Estados Unidos, hace poco, los debates: no uno sino múltiples. Porque es el derecho del ciudadano el que hay que resguardar. El derecho del ciudadano a saber quién es su gobernante o quién aspira a gobernarlo. Recordemos que el soberano es el pueblo, no el gobernante. A veces, me da la impresión de que a los Kirchner les gustaría lo inverso: que ellos fueran los soberanos, no el pueblo.
“Otro mecanismo de control de la opinión pública es que varios medios vayan siendo comprados por contratistas de obra pública que son beneficiados con contratos suculentos por parte del gobierno. Por eso nosotros creemos que eso se tiene que impedir en este proyecto: que no se repitan los casos de Electroingeniería y de tantos otros.
“También creemos que los licenciatarios del juego, o los concesionarios de áreas petroleras o de minería no deberían ser dueños de medios porque hay un conflicto de intereses. Si están negociando contratos multimillonarios con un gobierno sus medios informativos no van a dar a conocer datos que pudieran perjudicar esas negociaciones.
“La pauta de publicidad oficial ha sido otro de los mecanismos para tener una prensa más afín y para castigar a los medios críticos. En este sentido, que haya habido un salto de 46 millones de pesos —era lo que gastaba el gobierno nacional en 2003— a casi 1.200 millones, que es lo que se estima que va a ser este año, realmente hay que decirlo: ningún gobernante, en veintiséis años, se animó a hacer algo tan grosero.
“Ahora, en una provincia, hemos visto las implicancias que tiene el uso discrecional en la política de la pauta de publicidad oficial.
“El proyecto oficial le da un rol muy importante a los medios públicos, a los medios estatales. Eso me parece muy bien; me parece conceptualmente algo positivo. Pero es un enorme peligro cuando en la Argentina continúa esta cultura de que los medios del Estado —públicos— son del gobierno; del partido que gobierna.
“Lo que pasó durante el debate de esta ley en Diputados y acá, durante las audiencias públicas de comisión, de que el canal oficial se mofaba con caricaturas, animalitos, voces ridículas en off, cuando los integrantes de la oposición interveníamos, no es para reírse. Esto me parece que nos tiene que dar una pauta de lo que viene; de que si los canales públicos vana tener un rol muy importante, según la filosofía del actual gobierno, va a ser eso: una discriminación y una ridiculización de quienes no piensan como ellos. Entonces, esto no tiene nada que ver con la pluralidad de voces ni con el rol que un Estado serio tiene en una democracia.
“Si los canales públicos fueran confiables y de gran calidad informativa tendrían una gran audiencia, como pasa en Inglaterra con la BBC o con la PBS en los Estados Unidos. El problema es la baja calidad informativa, no digo cultural porque la programación cultural del Canal 7 ha mejorado mucho y el Canal Encuentro es algo que realmente tiene que enorgullecernos; pero cuando los canales públicos son parciales, hacen propaganda oficial, realmente no cumplen el rol de poner el estándar periodístico informativo de la democracia.
“Eso es lo que tendrían que ser y no hay nada en esta ley que exija a los medios públicos ese tipo de calidad informativa.
“Otra cuestión que me preocupa y mucho es que, aunque se dice que esta ley quiere terminar con los monopolios, retoma el artículo 68 de la dictadura y crea y habilita un solo monopolio: el monopolio comunicacional del gobierno. Esto es volver a una visión de 1980. Los artículos 62 y 63 de este proyecto de ley impiden la formación de cadenas privadas, con o sin fines de lucro, a nivel nacional. El único que va a poder emitir y tener libertad de expresión a nivel nacional va a ser el gobierno; los ciudadanos van a estar restringidos a localidades y provincias; o sea, a la jurisdicción de sus licencias. Esto es gravísimo.
“Además, en la época de la globalización y cuando en Europa está por entrar en vigencia a fin de año la directiva TV sin fronteras, que se discutió en el Parlamento Europeo durante diez años —justamente, para que todos los medios de comunicación de ese gran universo cultural que es Europa tengan el mismo trato y puedan participar fuertemente en un mundo global—, en la Argentina se quiere debilitar a los medios privados independientes y volver a una legislación de hace treinta años.
“Cosméticamente, en la página 2 de este proyecto de ley se dice que esta iniciativa se basa, justamente, en la directiva TV sin fronteras; pero eso es sólo cosmético y forma parte del doble discurso habitual. Acá se propone una TV con fronteras; esto es lo que estamos legislando. Esta será una televisión de medios privados con fronteras y, repito, la única que no va a tener fronteras es la voz del gobierno de turno.
“Otra cuestión grave que nos retrotrae a la dictadura, a la que nadie quiere volver, es el artículo 108, inciso 1), porque recupera no solamente el espíritu sino hasta el lenguaje de la dictadura: establece que la autoridad de aplicación podrá revocar la licencia de un operador si estima que ha incurrido en actos atentatorios contra el orden constitucional. ¿Quién va a decidir esto? En democracia sólo decide un juez; esto hace al rol del juez. Pero el artículo 112 establece que puede ser el juez o la autoridad de aplicación, lo que se verá caso por caso.
“¿Por qué se incluyó esta frase “caso por caso”?
“Desde que comenzó este debate, hace tan solo un mes y medio —porque realmente en este Congreso se está discutiendo este proyecto desde hace sólo un mes y medio—, yo he dicho que el corazón de una ley de medios es la autoridad de aplicación. Y para que terminemos con el amiguismo, la discrecionalidad y la concentración de los medios en pocas manos se necesita una autoridad de aplicación que sea autónoma, idónea y confiable. Este proyecto de ley no establece requisitos de idoneidad en la selección de sus integrantes ni un proceso que asegure que su autonomía, como ocurrió cuando se nombró al Defensor del Pueblo o a los jueces con acuerdo del Senado. Esas son las cláusulas que se deberían haber incorporado en esta iniciativa. Hay quienes han dicho que más o menos cumple con los estándares de Latinoamérica. Pero, en ese sentido, siempre hago referencia al libro de Mastrini, quien sostiene que en toda Latinoamérica los medios están muy concentrados porque las autoridades de aplicación realmente no son autónomas. Por eso ocurre esto.
“Seguramente, cuando discutamos este artículo me voy a explayar más. Pero lo más grave de esto es que se cambian las cosas para que nadie cambie realmente.
“Voy a concluir con un tema que también me parece muy serio: esta va a ser una ley vieja…
“Mi proyecto también incluye que los integrantes tienen que ser confirmados por el Congreso según el mecanismo del decreto 222, que sirvió para instrumentar una de las medidas más importantes que tuvo el gobierno de Kirchner como fueron las audiencias públicas y un período para que los ciudadanos pudieran hacer sus observaciones respecto de los jueces de la Corte Suprema, lo que hoy nos da una autonomía que nunca tuvieron en nuestro país los jueces de la Corte Suprema de Justicia. Eso es, tal vez, lo más sustantivo de mi proyecto.
“Para concluir, quiero decir que este es un proyecto de ley que mira al pasado, viejo, más para 1990 que para hoy porque, de alguna manera, tampoco incluye la convergencia.
“Hubo un problema: se quería que las telefónicas ingresaran ya y las compañías telefónicas en la Argentina constituyen dos grandes monopolios que han incumplido —en esta cosa de “para los amigos todo y para los enemigos nada”— el decreto 764 del año 2000, que las obligaba a desmonopolizarse y eso no ha ocurrido. Por suerte eso se modificó, pero cabe aclarar que eso era por un período: hasta que se desmonopolicen, y no cancelar la convergencia que va a ocurrir sí o sí y de la peor manera, seguramente violando la ley.
“Ayer leía en un diario algo que me dio escalofrío: un dirigente político decía “en mi país el debate político está totalmente alterado por el control que el gobierno tiene sobre gran parte de la información por la guerra despiadada que mantiene contra las pocas voces libres que quedan”. Estas palabras fueron pronunciadas por Máximo D‘Alema, ex premier italiano y vicepresidente de la Internacional Socialista. Hablaba de la Italia de Berlusconi, donde el primer ministro controla indirectamente los tres canales estatales y directamente los tres canales privados que son de su propiedad. Uno de sus primeros actos de gobierno fue despedir a periodistas y comediantes que eran críticos. Y la prensa escrita no reaccionó: algunos dijeron que por complicidad y otros por miedo. Pero la realidad es que hoy muchos de esos medios gráficos también son de Berlusconi.
“Este es el modelo que, según me temo, se quiere imponer en la Argentina si se aprueba este proyecto de ley. Cualquiera que haya estado en Santa Cruz —dicho esto con mucho respeto por los santacruceños— sabe que el modelo kirchnerista de medios de comunicación no es la pluralidad de voces, sino todo lo contrario. Los miembros de la oposición, nuestros compañeros, no pueden acceder a los medios públicos. El único medio de alcance provincial es la televisión estatal.
“Es verdad que por suerte este proyecto de ley promueve que haya más contenidos locales. Pero, por ejemplo, cuando Daniel Varizat atropelló a los docentes que estaban manifestándose en Santa Cruz los santacruceños no pudieron ver esas imágenes por el canal público porque no las mostraron; pero sí las vieron por los canales independientes que provenían de Buenos Aires. Entonces, la pluralidad de voces y el compromiso con la información no es lo que se ve en Santa Cruz.
“Para terminar, en los años `90 en la Argentina se privatizó hasta el suspiro; esto me lo dijo mi amiga Norma Morandini. Y ahora se quiere regular hasta las lágrimas. Nos hemos convertido en un país que cada diez años arma y desarma su ordenamiento jurídico, con las mismas personas que sólo cambian de obediencia sin importar que una vez defiendan una cosa y después la opuesta. ¿No será esta la explicación de nuestra decadencia? Trece millones de argentinos viviendo debajo de la línea de la pobreza. Pero, claro, en el país de la desinformación, sin estadísticas oficiales o con el INDEC de Moreno, hay 6 millones que podemos esconder por arte de magia. ¿Qué mas tiene que pasar para que decidamos respetarnos, escucharnos y construir, entre todos, una cultura democrática?
“Esto no se hace por ley. Esto es mucho más difícil… porque es un compromiso personal que no tiene que ver con aprobar o derogar leyes.
Muchas gracias.”
Intervención durante el discurso de la Senadora
Sr. Saadi. — Pido la palabra, señor presidente…
Sra. Estenssoro. — A nivel personal, hace 27 años, cuando estudiaba periodismo…
Sr. Presidente. — Disculpe, senadora Estenssoro. El señor senador Saadi le solicita una interrupción.
Sra. Estenssoro. — Mire, no voy a dar interrupciones porque se nos ha dicho que tenemos poco tiempo y me parece que cada uno va a poder hablar en su momento.
Sr. Presidente. — Cuando termine…
Sr. Saadi. — Pido la palabra para una cuestión de privilegio (1)
Sr. Presidente. — Cuando termine la senadora.
Sra. Estenssoro. — Cuando termine…
Varios señores senadores. — ¡Es una cuestión de privilegio!
Sr. Presidente. — Para una cuestión de privilegio, tiene la palabra el señor senador Saadi.
Sr. Saadi. — Señor presidente: la senadora Estenssoro ha hecho declaraciones en el transcurso de estos días en el marco de lo que está expresando y de lo que ha expresado públicamente sobre la libertad de prensa. En ellas me ha incluido, en los tiempos en que era gobernador de la provincia de Catamarca, y ha manifestado una serie de fundamentos que son absolutamente falsos. Entre otras cosas, ha dicho de que si no fuera por los medios independientes —especialmente por el monopolio de Clarín— no habría sido factible esclarecer un hecho que fue lamentable para todos los catamarqueños: la muerte de una adolescente. Además, ha tenido expresiones vinculadas con que el presidente Menem me había “soltado la mano”, manifestaciones que no creía que ella podía llegar a expresar.
Sí le quiero decir a la senadora Estenssoro lo siguiente. En ese tiempo se puso en marcha TN y estableció la cabecera de playa en la provincia de Catamarca. Se habló de muchas cosas a las que llevaba una tapa de Clarín. Como se regodea y se regodeaba Magnetto, una tapa significaba la destrucción de un político o de un gobernador. Debo decir que, también, a la de otros sectores de la comunidad argentina. Quiero decirles a los señores senadores que esa cabeza de playa —incluidos Clarín, La Voz del Interior y La Nación— terminaron afirmando que en nuestra provincia, nuestras mujeres y nuestros hombres no tenían la dignidad que tienen otros sectores de otras provincias y de nuestra comunidad.
Es lamentable que esto lo reitere de esa forma porque, en definitiva, por este crimen pasional se dejó a la provincia sin ninguna posibilidad ni oportunidad en lo que los medios callan, especialmente estos que hoy son oligopolios. Nos han dejado el socavón vacío de la minería, cuando tendríamos que haber sido la provincia más rica en el tema minero en la Argentina.
Pero esa fue una de las consecuencias y los intereses que instrumentaron vilmente quienes expresan a esos oligopolios. Si eso es libertad de prensa y nosotros no logramos sancionar esta ley que hace muchos años se viene debatiendo pero que nunca llegó a tratarse, lamentablemente creo que la Argentina va a retroceder en vez de avanzar hacia el futuro. Esto significa que el despertador de la República está llegando a los oídos de estos medios y también a quienes los defienden y que lo hacen, en definitiva, porque están en riesgo sus cuentas bancarias.
Por eso, señor presidente, solicito que se traslade esta cuestión de privilegio a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Sr. Presidente.— Pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales. Continúa en uso de la palabra la señora senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. — Señor presidente: en este sentido, quiero hacer una aclaración a esta cuestión de privilegio. A lo que yo me he referido —y me parece que es un tema muy importante— es a que cuando sucedió el crimen de María Soledad, si las marchas del silencio de la monja Pelloni no hubieran sido retransmitidas a todo el país por los medios independientes y privados, seguramente hubiera sido mucho más fácil —o así lo estimo— que el gobierno de Carlos Menem en ese momento no se habría visto obligado, como ocurrió, a intervenir la provincia de Catamarca. Ahí hay un rol muy importante de los medios independientes que tienen alcance nacional, porque en muchas ocasiones, en muchas provincias sucede…
— Varios señores senadores hablan a la vez.
Sra. Estenssoro. — … que hay cosas importantes que después los ciudadanos no saben y en las que el gobierno nacional puede mirar para otro lado. Hacía referencia a eso específicamente.
Sr. Saadi.— Señor presidente…
Sr. Presidente. — Continuamos con el tratamiento del proyecto. La cuestión de privilegio pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Tiene la palabra el señor senador Saadi.
Sr. Saadi. — Señor presidente: eso es absolutamente mentira y absolutamente incierto. Estos medios de comunicación, en connivencia con medios de comunicación de la provincia, fueron los que generaron ese estado de caos. Digo más, el gobierno y la intervención trajeron un fiscal federal para denostarnos y decirnos que somos tribales, que somos una tribu.
No sé por qué motivos la señora senadora expresa este tipo de cosas. Además, quiero aclararle que en la provincia de Catamarca —como en la mayoría de las provincias argentinas en la actualidad— ningún gobierno, o por lo menos mi gobierno, no manejaba ningún medio de comunicación ni tenía ningún medio para expresarse, porque los medios en Catamarca actuaban en forma contraria. O sea que lo que acaba de expresar es falaz y no tiene ningún contenido.
(1) nota de editora. Se consideran “cuestiones de privilegio” las que afectan:
los derechos de la Cámara colectivamente, su seguridad, dignidad y la integridad de su actuación y sus procedimientos, considerados desde la perspectiva de órgano representativo;
los derechos, reputación y conducta de los Senadores y Senadoras individualmente y sólo en lo que hace a su idoneidad representativa (el conjunto de condiciones morales, intelectuales o físicas que son necesarias para el cargo de Senador, y cuya ausencia inhabilitaría para su desempeño).
Cómo fue la votación:
- A FAVOR (44): José Pampuro (FpV-Buenos Aires), Eric Calcagno (FpV-Buenos Aires), Daniel Filmus (FpV-Capital Federal), Ramón Saadi (FpV-Catamarca), Fabio Biancalani (FpV-Chaco), Elena Corregido (FpV-Chaco), Marcelo Guinle (FpV-Chubut), Silvia Giusti (FpV-Chubut), Haidee Giri (FpV-Córdoba), Fabián Ríos (FpV-Corrientes), Isabel Viudes (FpV-Corrientes), María Dora Sanchez (AFT-Corrientes), Blanca Osuna (FpV-Entre Ríos), Pedro Guastavino (FpV-Entre Ríos), José Mayans (FpV-Formosa), Adriana Bortolozzi (FpV-Formosa), Guillermo Jenefes (FpV-Jujuy), Liliana Fellner (FpV-Jujuy), Rubén Marín (FpV-La Pampa), Silvia Gallego (FpV-La Pampa), Ada Maza (FpV-La Rioja), Teresita Quintela (FpV-La Rioja), Marita Perceval (FpV-Mendoza), Mónica Troadello (FpV-Mendoza), Luis Viana (FpV-Misiones), Elida Vigo (FpV-Misiones), Eduardo Torres (FpV-Misiones), Marcelo Fuentes (FpV-Neuquén), Nanci Parrilli (FpV-Neuquén), Miguel Pichetto (FpV-Río Negro), César Gioja (FpV-San Juan), Marina Riofrío (FpV-San Juan), Daniel Pérsico (FpV-San Luis), Nicolás Fernández (FpV-Santa Cruz), Jorge Banicevich (FpV-Santa Cruz), Rubén Giustiniani (PS, Santa Fe), Ada Iturrez (FpV-Santiago), Ana Corradi de Beltrán (FpV-Santiago), Mario Colazo (Paufe-Tierra del Fuego), Julio Miranda (FpV, Tucumán), Horacio Lores (MPN, Neuquén), José Martínez (ex ARI,Tierra del Fuego), María Rosa Díaz (ex ARI,Tierra del Fuego), Carlos Salazar (FR, Tucumán).
- EN CONTRA (24): María Eugenia Estenssoro (CC-Capital Federal), Samuel Cabanchik (PBAFE-Capital Federal), Hilda González (PJ-Buenos Aires), Oscar Castillo (UCR-Catamarca), Teresita Colombo (FSC-Catamarca), Roy Nikisch (UCR-Chaco), Carlos Rossi (juecista Córdoba), Arturo Vera (UCR-Entre Ríos), Luís Naidenoff (UCR-Formosa), Gerardo Morales (UCR-Jujuy), Juan Carlos Marino (UCR-La Pampa), Carlos Menem (PJ-La Rioja), Ernesto Sanz (UCR-Mendoza), Pablo Verani (UCR-Río Negro), María José Bongiorno (AFpV-Rio Negro), Juan Carlos Romero (PJ-Salta), Sonia Escudero (PJ-Salta), Agustín Perez Alsina (PR-Salta), Roberto Gustavo Basualdo (FTP-San Juan), Carlos Reutemann (PJ-Santa Fe), Roxana Latorre (PJ-Santa Fe), Adolfo Rodríguez Saá (PJ-San Luis), Liliana Negre (PJ-San Luis), Alfredo Martínez (UCR-Santa Cruz), Delia Pinchetti (FR-Tucumán).
- AUSENTES (4): Roberto Urquía (PJ-Córdoba), Norberto Massoni (UCR-Chubut), Carlos Menem (PJ-La Rioja), Emilio Rached (UCR-Santiago).
Este post fue publicado por editora, el Saturday 10 de October de 2009 a las 16:02, bajo la sección Todas.
Mi reflexión...
10 de October, 2009 - 17:36
el dispreciau dijo:
Mi estimada Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro: como ciudadano argentino, como hombre que ha transitado los avatares de una sociedad sometida a los antojos políticos del oportunismo, como representante de un filón de nuestra cultura y sus expresiones, como investigador o simplemente como alguien que ha dedicado su vida a la salud… lo único que puedo decirle, porque eso es lo que siento, es que hemos ingresado defintivamente a una especie de medioevo que promete manipular el todo (incluyendo desde luego a la propia sociedad no obsecuente y que aún sustenta el poco sentido común que le queda a este país) a su discreción para su solo provecho. Transitamos una nación empobrecida donde las garantías constitucionales se nos ha ido despojando de manera progresiva desde la década infame de los noventa, exacerbándose más y más hasta alcanzar este climax de desvergüenzas. Argentina ingresa a una etapa donde el terrorismo encarnado por el propio estado democrático atropellará a diestra y siniestra a la parte de la sociedad que resista sus designios… indudablemente esto derivará no sólo en conflictos temibles sino en derramamientos de sangre de inocentes, los que una vez serán (seremos, quizás) víctimas propiciatorias de la necedad y la soberbia.
Como ciudadano, no lo hice, no lo hago, ni tampoco lo haré jamás vender mi dignidad, por lo que una vez más me convertiré en víctima del estado nacional que entiende que la única manera de gestionar es vejando a la persona e imponiéndole sus atropellos a cualquier costo.
Discúlpeme Usted, pero así como la Cámara de Diputados de la Nación es una vergüenza impresentable, la de Senadores no lo es menos. Desde luego hay excepciones como en toda regla, pero esta “aberración” del poder anida en todos los ámbitos de la función pública, tanto en la parte política como en la técnica.
Estamos viendo cómo aquellos que se llenan la boca hablando de los males ajenos, proceden exactamente contrariando aquello que declaman.
Esto es muy lamentable. Argentina me duele. Creo que veremos cosas inimaginables de ahora en más. Indudablemente, desarticular la producción del país, destrozar la salud pública, derruir la educación pública, y ahora pulverizar la palabra y el sentimiento colocando a la sociedad toda (incluyendo a los propios) al borde de la histeria colectiva, inducida generando variables que producen un estado de burn out social, guarda algún sentido estratégico que nos excede (al menos, me excede).
Hemos ingresado a la etapa de la ARGENTINA MUDA y así pasará esta gestión a la HISTORIA.
Dado que la PATRIA no demanda a los victimarios, espero que DIOS se haga cargo de sus almas porque allí nadie puede mentir ni tampoco disimular sus acciones.
Un cordial saludo.
dispreciau, un orgullo
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