domingo, 11 de octubre de 2009

cuando regrese el alba... me llevará tu canto


Un sueño
Domingo 11 de Octubre de 2009 | Por Mercedes Sosa
Copyright 1998-2009 - La Gaceta - Todos los derechos reservados.

Alguien, un poeta amigo del alma, me regaló un sueño. Un sueño que, me asegura él, una de estas noches yo también voy a soñar. El sueño es éste: estoy en un teatro magnífico, parecido al Colón… ya he cantado más de dos horas, entre otras, "Vidala de la soledad", "Los mareados", "Cuando tenga la tierra", una de León, una de Víctor, una de Charly, una de Yupanqui, "María María", "Canción con todos"… es el Colón, sí, pero tiene cosas de la sala de los premios Nobel de Estocolmo y del Olimpia de París y del Carnegie Hall de Nueva York… Es un teatro muy extraño éste, porque después de los palcos y de las plateas se abre como un inmenso anfiteatro y el público que colma la sala se prolonga en una interminable multitud bajo un cielo estrellado… Después del final yo he cantado cinco canciones más, estoy extenuada pero feliz… Los aplausos por poco me voltean. Vuelvo a mi camarín, me saco el poncho, me acercan un té con miel, lo bebo lentamente… los aplausos no cesan… decido salir una vez más para el saludo final… Allá voy. La ovación se eleva, llueven los claveles… avanzo hacia la boca del escenario y noto que a cada paso que doy me voy empequeñeciendo… Me detengo, me doy cuenta de que sigo vestida igual, pero que soy una criatura de siete u ocho años… La ovación no se detiene, crece, crece… Unos pasos, unas voces detrás de mí. Me doy vuelta y veo que aparecen desde el fondo del escenario mi papá, mi mamá, mis hermanos, mi hijo Fabián, María y una larga hilera de rostros de gente pobre y honrada que viene con ropa de trabajo… Todos, con mi papá y mi mamá a la cabeza, pasan a mi lado, y siguen, avanzan hasta el borde mismo del escenario y allí, hombro con hombro, apretados, se ubican de cara al público… Ahora la ovación recrudece, es ensordecedora, es una inmensa ola que crece desde el fondo de esa multitud… Mientras ellos reciben el más cerrado de los aplausos yo me quedo allí, atrás, y empiezo a aplaudirlos también… Estoy llorando de alegría, llorando con el llanto de una nena, porque en realidad eso soy ahora: una criatura, una criatura de no más de siete u ocho años.
Mi amigo poeta dice que a este sueño seguro que una de estas noches también lo voy a soñar yo… Mientras espero que a mi almohada llegue, me pongo de pie y mirando hacia fuera por el ventanal de mi casa digo entre mí: Cómo ser de otra manera, si crecí abrigada por esas vidas… De pie estoy y empiezo a aplaudir… ¿A quién? Aplaudo a esos que nunca subirán a un escenario, a los que viven de su trabajo, a los que sueñan sin retorno, a los primordiales… Estoy aplaudiendo, créanme. ¡Ah, cómo los quiero! ¿Por qué tanto amor para mi solo corazón? ¿Por qué a mí?... Los sigo aplaudiendo, me queman las manos. Aplaudan por favor ustedes también. Aplaudamos todos juntos hasta morir, mejor dicho, ¡hasta vivir!
Fragmento de La Negra, de Rodolfo Braceli (Sudamericana, 2003).
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A Mercedes Sosa

El aire memoria transparente
de vigilia y sueño
no hace en la penumbra,
arremolina vestiduras
dice música cierta
en los oídos...

Suma respirable
canto
en los siete idiomas de colores
no se despedaza
por la tierra
sino abajo, arriba,
dentro de uno mismo...

Es latido frontal,
mirada de árbol y paisaje,
dueño de tareas, frustraciones,
ausencias, rebeldías
que ata y desata
en la canción murmurada
al luchar contra el tiempo.

Su intimidad plural
late y redime
instantes de fatiga,
llanto, vuelo
como verdad primera,
compromiso de amor,
regazo de la infancia...

Mercedes canta y llena
siempre.
© LA GACETA [TUCUMÁN]


el dispreciau dice:

se ha encendido una estrella para tu alma...
se ha concedido la armonía para tu voz...
se han abierto los cielos para contener tu espíritu...
se han reunido los ángeles para oirte cantar...
regresas al mundo de las ideas y los sentimientos puros...
ya no sientes ni cansancio ni fatiga...
estas en el mundo de las armonías...
recorre sus praderas y por favor, no dejes de cantar...
para que cuando te toque regresar,
seas nuevamente una voz iluminada...
de nuestro amado Tucumán!.
chau negrita, chau.

Octubre 11, 2009.-

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