Deportados - Una mirada desde los afectados Archives -
La movilidad humana es un derecho al que en la actualidad se ponen muros y vallas con mayor o menor resonancia entre el Norte y el Sur y, también, dentro de los nortes y los sures, entre países emisores y receptores y, además, en países de tránsito. En medio, ¿qué le sucede a los migrantes afectados? A esa pregunta respondemos, apoyados en su mirada, en el caso de los deportados por Washington.
DEPORTADOS - UNA MIRADA DESDE LOS AFECTADOS
Cargando un saco de nylon rojo, en el que trae un par de zapatos viejos y unas pocas pertenencias más, David Antonio Pérez llega a El Salvador, deportado de Estados Unidos.
La OIM, en su carácter de organismo de las Naciones Unidas especializado en migraciones, promueve que la migración tenga lugar en forma humana y ordenada, proveyendo servicios y asistencia a gobiernos y migrantes. Como parte de esta misión la OIM aboga y se involucra únicamente en aquellas iniciativas de gobernanza migratoria que representan las mejores soluciones, tanto para las personas migrantes como para sus países y comunidades de origen, tránsito, destino y retorno.
Emilia* cuenta que llevó a su familia a México después de que su hermano y dos de sus hijos fueran asesinados en El Salvador, su país natal. De los miles de personas que huyen de América Central a México, ella fue una de las afortunadas. Después de solicitar asilo, México le dio protección y residencia. La gran mayoría no corre con la misma suerte.
La esperanza de forjarse un mejor futuro en los Estados Unidos, como indocumentados, se hace añicos para miles de salvadoreños una vez que son detenidos por oficiales de inmigración estadounidenses o mexicanos, y comienza el proceso de su deportación a San Salvador.
David Antonio Pérez, de 42 años y nacido en San Salvador, retorna forzadamente como deportado a su ciudad de origen, tras pasar cinco años en centros de retención de Estados Unidos, batallando en los tribunales por evitar su expulsión. “La libertad no tiene precio, y son cinco años que ya no los voy a recuperar, ya los perdí”, asegura.
David Antonio Pérez, de 42 años, deportado a El Salvador tras 12 años en Estados Unidos. Ahora, su deseo es encontrar trabajo como policía, en su país. Si no lo logra, intentará regresar a Estados Unidos, aunque la presencia del presidente Donald Trump y sus políticas antiinmigrantes le hacen dudar. “Vivir la vida normal. Una vida que a mi me gusta vivir”, ese es su deseo.
“Retornan de diferentes ciudades, como por ejemplo de Alexandría, Houston, donde ha sido detenida la persona”. “Ofrecemos lo más inmediato, como es alimentación, llamadas telefónicas gratis para que la persona se pueda comunicar a Estados Unidos con su familia y también acá a El Salvador”, cuenta en esta entrevista Krissia Borja, jefa del Área de Retorno Terrestre de la Dirección General de Migración y Extranjería.
“En un restaurante de comida rápida. Eso es lo que estaba haciendo. Tenía dos trabajos diferentes, pero los dos eran en el área de restaurantes”. David Antonio Pérez cuenta que vivió más de 12 años en Estados Unidos, cinco de ellos retenido por las autoridades migratorias y batallando legalmente para evitar ser devuelto a El Salvador.
Es miércoles y 80 hombres y 17 mujeres llegan a El Salvador desde Houston, en Estados Unidos. Las autoridades del Centro acogen, orientan y asesoran a los recién llegados. Cansados, desorientados, los deportados reciben detalles sobre los trámites migratorios de ingreso al país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario