Urgen convenios fuertes sobre refugiados y migrantes
- Hace un año, la comunidad internacional se puso de acuerdo para proteger y salvar a los refugiados y migrantes, pero la falta de avances en la concreción de ese noble objetivo tiene a muchas personas preocupadas.
Adoptada en septiembre de 2016, la histórica Declaración de Nueva York reafirma los derechos de refugiados y migrantes y sienta las bases de compromisos acordados entre los 193 estados miembros.
En un encuentro para celebrar la ocasión, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, recordó a los gobiernos sus compromisos en un momento en que el mundo registra grandes números de personas desplazadas y un aumento de movimientos complejos.
El conflicto en Sudán del Sur causó el mayor éxodo de personas en África desde el genocidio de Ruanda en 1994 y es responsable de la creación del mayor campamento de refugiados del mundo.
“El alcance y la gravedad de la crisis de refugiados mundial, que llevó hace un año a la adopción de la declaración, no la frenó ni un poco”, dijo a los delegados.
“Tenemos una responsabilidad colectiva y moral de fortalecer nuestra respuesta a los movimientos de refugiados, a la vez que redoblamos esfuerzos para atender sus causas”, prosiguió Grandi.
En particular, señaló el éxodo de refugiados del estado de Rakhine, en Birmania (Myanmar), hacia Bangladesh, que superó los 400.000 rohinyás musulmanes que huyeron de la persecución y la violencia al país vecino.
“Es un escalofriante recordatorio de las catastróficas consecuencias humanas que resultan cuando no se frenan los conflictos ni las violaciones a los derechos humanos que obligan a los refugiados a huir de sus hogares”, indicó Grandi.
Entre los compromisos de la declaración se destaca la ayuda económica, el espacio para el reasentamiento y el intercambio de responsabilidades.
También llamó a crear dos pactos, uno sobre refugiados y otro sobre migración segura, ordenada y regular para su adopción en 2018.
Las negociaciones para su redacción ya comenzaron, y Grandi y la representante especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Migración Internacional, Louise Arbour, urgió a la comunidad internacional a asegurarse de que los dos nuevos convenios sean fuertes.
“Nuestra capacidad para gestionar mejor la movilidad humana depende de que los dos convenios sean lo más sólido posibles, con el apoyo general de los estados miembro y con el eje puesto en las necesidades de los más vulnerables”, subrayó Arbour.
Los convenios deben reflejar la realidad, lo que incluye el reconocimiento de los beneficios de las migraciones, y alertar sobre las falsas declaraciones.
“El discurso desconectado de la realidad, basado en estereotipos, que predica el miedo, demonizan a los migrantes y menosprecia sus contribuciones, no solo arriesga con avivar la intolerancia, sino que oscurece los verdaderos desafíos que afrontamos en la actualidad”, precisó.
Algunos países aceptaron el desafío, pero el nuevo presidente de Oxfam Estados Unidos, Abby Maxman, dijo a IPS que el avance en la protección de los refugiados ha sido insuficiente, en particular de las naciones ricas.
“Nadie puede resolver esta situación por sí solo. Requiere un verdadero sentido de independencia, de colaboración y de compromiso”, indicó.
Seis de los países más ricos albergan menos de nueve por ciento de los refugiados del mundo, según un análisis realizado por Oxfam.
Alemania recibió bastantes más refugiados que otras naciones ricos, pero todavía hay una gran brecha pues los países de bajos y medianos ingresos siguen haciéndose cargo de la vasta mayoría de las personas obligadas a huir de sus países.
También permanece en el debe la asistencia a los países que reciben refugiados, que se ven obligados a asumir todos los costos que eso implica.
El conflicto en Sudán del Sur continúa tras el colapso del acuerdo de paz en julio de 2016, lo que hizo que un millón de personas huyeran a la vecina Uganda.
Ese es el mayor éxodo de personas en África desde el genocidio de Ruanda en 1994 y es responsable de la creación del mayor campamento de refugiados del mundo.
Agobiada por la falta de recursos, Uganda solicitó 2.000 millones de dólares para implementar soluciones inmediatas a la crisis y para otras de largo plazo. Pero por ahora, la comunidad internacional apenas colaboró con una cuarta parte de esa suma.
“Dado el estado de la crisis, claramente es necesario un enfoque sistemático para terminar con el conflicto, pero también un compromiso para realizar aportes”, indicó Maxman, recién llegado de un viaje a Sudán del Sur.
También señaló a Estados Unidos, que al parecer abandona sus compromisos en materia de protección de refugiados.
Una de las primeras acciones del presidente estadounidense Donald Trump tras su asunción, el 20 de enero de este año, fue emitir un decreto para restringir la inmigración de ciudadanos de algunos países musulmanes, suspender el ingreso de refugiados por 120 días y prohibir la llegada de refugiados sirios de forma indefinida.
Y luego su gobierno redujo el ingreso de refugiados de 110.000 personas, fijado por el gobierno anterior, a 50.000, el número más bajo desde 1986, cuando el presidente Ronald Reagan puso el límite en 67.000. Washington amenaza con reducir más ese máximo.
El presidente Trump también propuso reducir el presupuesto de asistencia a refugiados de 3.100 millones a 2.700 millones de dólares en 2018.
Como ese país era el mayor donante a la asistencia a refugiados, Maxman expresó su preocupación de que el retiro de Estados Unidos perjudique la concreción de los compromisos que figuran en la declaración.
“Si compartir la responsabilidad y el acceso a soluciones duraderas sigue siendo algo puntual o se demora demasiado, veremos implicancias dramáticas, psicosociales, económicas y educativas de personas que viven en el limbo y eso tiene consecuencias a largo plazo”, dijo a IPS.
Maxman se mostró esperanzado de que la actual Asamblea General de la ONU coloque el foco en la urgencia de buscar soluciones y aumentar la participación de las naciones ricas.
“Es momento de actuar”, subrayó.
Grandi coincidió y urgió al gobierno a no subestimar la tarea que queda por hacer para concretar la Declaración de Nueva York.
“Las semillas de cambio están plantadas, pero el brote que comienza a nacer necesita que lo nutran”, señaló.
“Tenemos la responsabilidad colectiva de fortalecer nuestra respuesta a los movimientos de refugiados con un nuevo sentido de urgencia y redoblar nuestros esfuerzos para atender sus causas”, añadió.
Traducido por Verónica Firme
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