lunes, 25 de septiembre de 2017

DESDE LA INQUISICIÓN, LA IGLESIA CATÓLICA ESTÁ SIEMPRE DEL LADO EQUIVOCADO... ANTES DE LA INQUISICIÓN, TAMBIÉN ▼ LA POLÍTICA CARECE DE BIBLIA ▼ Independentismo: Catalanistas, tened fe: lo que no está en la Constitución está en la Biblia | Opinión | EL PAÍS

Independentismo: Catalanistas, tened fe: lo que no está en la Constitución está en la Biblia | Opinión | EL PAÍS

Catalanistas, tened fe: lo que no está en la Constitución está en la Biblia

El posicionamiento católico a favor del referéndum recuerda a una Iglesia política que quisiéramos olvidar



La iglesia de Amer (Girona) cuelga una pancarta a favor de la independencia de Cataluña. ATLAS



Está muy reciente la muerte de una persona tan querida que en sus días finales, cuando la guadaña se le aparecía en los pasillos oscuros, me pidió con una claridad que asombró a todos: “Quiero una confesión”. La miramos entre la alegría de escuchar su voluntad en días de inconsciencia y la sorpresa por su demanda tras una vida anticlerical. Entre sus últimos comentarios al ingresar en paliativos, un mes antes de lo que aquí se narra, fue protestar por el crucifijo que había en su habitación. “Lo que me faltaba, ahora con éste”. Ya no conservaba un pelo, pero sí todo el humor.
En ese día su petición fue lenta y costosa, pero muy nítida y su repetición también: “Quiero una confesión”. La tarea parecía sencilla, estaba en un centro religioso y en todas las paredes le intentaban endulzar la despedida con citas bíblicas, imágenes beatíficas y fotos de monjas almibaradas que uno aceptaba porque, puestos a aceptar la muerte, qué más daba lo demás. La (siguiente) sorpresa fue que el cura estaba de viaje sin sustituto y que empezaron a pasar los días sin que regresara. No se podía esperar, así que empezó la llamada de socorro a los amigos con contactos en el clero o en el cielo —de todo hace falta en esta vida— y dimos con un buen mexicano de una parroquia de Moratalaz que no solo se prestó voluntario, sino que tuvo estómago para escuchar impertérrito a un familiar gritarle a mi amiga, como si estuviera sorda y no enferma: “habla raro porque es extranjero, de fuera, pero no te preocupes”. Afortunadamente, les dejamos solos.
La historia me regresa al conocer la diligencia con la que la Iglesia se ha movilizado a favor del referéndum ilegal, y pido ya disculpas por el salto. Obispos y párrocos han emitido manifiestos en favor de “derechos e instituciones”, sin que se les conozca similar apelación a favor de los derechos de la minoría violados en el Parlament. Alguno nos intenta convencer de que hay algo por encima de la Constitución —la Biblia— y que Cristo también fue crucificado de forma legal. Reconozcan que la elipsis es aún más atrevida que la mía. Unos 300 religiosos (hay 2.190 en Cataluña) han defendido el 1-O. Otras 14 entidades católicas han rechazado “las últimas actuaciones del Estado español contra la democracia y el Estado de derecho”. Y los claretianos, cuenta Cristian Segura, añaden que, “de acuerdo con la doctrina social de la Iglesia, Cataluña tiene el derecho a decidir libremente su futuro”.
La lista de situaciones en las que la Iglesia decidió beber el cáliz de las dictaduras da aún demasiada grima, no la hemos olvidado. Aunque muchos se posicionaron con los débiles, como hizo Jesucristo, otros abrazaron el bando terrorista. La historia está llena de tantos posicionamientos que avergüenzan a los mejores cristianos, que uno solo puede envidiar el laicismo francés, donde el límite a la Iglesia es cuestión de Estado. Aquí no lo hemos conseguido. Por fortuna, hay muchos religiosos excelentes —como el buen mexicano que dio paz a mi amiga atea— que están a lo que hay que estar. Por cierto: ¿la resurrección también fue dentro de la ley?

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