El mensaje es el Papa
Francisco ha participado en varios documentales y películas, convirtiéndose así en uno de los Pontífices más mediáticos
El papa Francisco bendice a un recién nacido durante su audiencia general de los miércoles. MAURIZIO BRAMBATTI EFE
Sucedió en la última Super Bowl, el momento televisivo más caro y esperado del año en EE UU. Competir en popularidad con estrellas del pop y las mayores multinacionales del mundo exige tirón. Un Papa, sin duda, se lo puede permitir. De modo que Francisco, rompiendo la monolítica ecuación dinero/espectáculo del evento, apareció en la pantalla del estadio de Texas para bendecir el partido y colocar su mensaje de paz antes de la actuación de Lady Gaga. No fue un caso aislado. El Pontífice graba vídeos para sus redes sociales semanalmente, participa en conferencias TED, sale en la portada de Rolling Stone —“El Papa Pop”, rezaba el titular— y acepta ser objeto de documentales con directores de culto. Su última aparición cobra forma de cameo en la película de ficción Beyond the Sun, que se estrenará en Navidad. ¿Demasiada exposición para un Pontífice?
De todas las reformas emprendidas por Francisco, quizá la más visible haya sido la comunicativa. Nadie duda ya en el Vaticano de que el mensaje pierde fuerza si el medio no es el adecuado. La Santa Sede pasó de un Pontífice cuyo silencio había que interpretar para dilucidar lo que ocurría a su alrededor, a un Papa mediáticamente omnipresente, dispuesto a explorar todos los canales posibles. El medio —en este caso el Papa— es el mensaje. Al frente del gran cambio de modelo, Francisco colocó a monseñor Dario Edoardo Viganò, un brillante asesor experto en cine que invoca a Francis Bacon para explicar su visión: “Quien no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el tiempo es el mayor innovador”.
La estrategia está clara: nuevos públicos y vías de difusión alternativas. En tiempos difíciles conviene hablar allá donde está la gente. También desde las multisalas de cine en grandes centros comerciales. Beyond the Sun es una película sobre unos niños que van al encuentro de Dios y el Papa se interpreta a sí mismo durante seis minutos. El objetivo es un público infantil, a quien la Iglesia tiene mayor dificultad en localizar a través de los canales tradicionales, donde no abundan elementos narrativos del catolicismo. Por el mismo motivo lanzó su mensaje en la Super Bowl —100 millones de espectadores y un gran número perteneciente a la comunidad latina— o participó en una charla TED, habitualmente enfocada a asuntos tecnológicos o científicos, titulada El futuro eres tú.
El Pontífice —al menos a través de su imagen cinematográfica— también estuvo presente en el último Festival de Cannes, donde se anunció el próximo estreno de Papa Francisco, un hombre de palabra. Se trata de un documental rodado por Wim Wenders —el director ya había trabajado con Viganò anteriormente— en el que articula un discurso sobre sus temas favoritos como la inmigración o la ecología. Una intensidad comunicativa que para algunos puede plantear un debate sobre las fronteras entre la difusión del mensaje y el marketing en la institución religiosa más influyente del mundo. Cualquier consultor responderá, sin embargo, que no hay mejor estrategia para vender una idea que la fe inquebrantable en ella.
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