sábado, 30 de septiembre de 2017

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sexualidad: Anticonceptivo bajo sospecha por su relación con el VIH | Planeta Futuro | EL PAÍS

SALUD REPRODUCTIVA

Anticonceptivo bajo sospecha por su relación con el VIH

Diversos estudios indican que el anticonceptivo inyectable Depo-Provera, muy usado en Sudáfrica, podría aumentar el riesgo de contraer sida. Y esto en un país con más de siete millones de infectados



Una señal informativa sobre VIH en una clínica de Ciudad del Cabo.

Una señal informativa sobre VIH en una clínica de Ciudad del Cabo.  AFP



Ciudad del Cabo 


El método anticonceptivo más comúnmente utilizado en Sudáfrica podría estar relacionado con una mayor vulnerabilidad a la infección por sida, y los profesionales de la salud están desorientados y no saben cómo actuar. En un país en el que más del 22% de las mujeres entre 15 y 49 años son seropositivas, esta posible conexión es motivo de preocupación entre los profesionales. El anticonceptivo inyectable, cuyo efecto dura tres meses, se comercializa con el nombre de Depo-Provera (DMPA) y el Gobierno sudafricano lo suministra gratuitamente.
La última encuesta de demografía y salud mostraba que el 17,7% de las mujeres del país lo utilizan. De existir una relación causal entre Depo-Provera y el aumento de la vulnerabilidad al sida, estas cifras supondrían que hay millones de mujeres en peligro. Sin embargo, esto todavía no ha quedado demostrado irrebatiblemente.
Un reciente estudio del Instituto de Investigación sobre Población ha llegado a la conclusión de que, en comparación con las mujeres que no utilizan anticonceptivos hormonales, DMPA aumenta el riesgo de contraer sida en un 49%. En cambio, otros estudios no muestran este mismo aumento.
La discrepancia entre los resultados ha provocado confusión entre los profesionales de la salud y, en diciembre de 2016, el grupo asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), formado por científicos e investigadores de todo el mundo, revisó 13 estudios observacionales que apuntan el posible peligro de que la vulnerabilidad al sida sea mayor cuando se utiliza.
Su nota orientativa, hecha pública este año, expresa su preocupación y recomienda que se informe a las mujeres de que tal vez estén expuestas a mayores riesgos. No proponía, sin embargo, la retirada del fármaco.

"Para muchas mujeres, Depo-Provera ha sido un regalo del cielo"

En Sudáfrica, los profesionales de la medicina explican la popularidad de Depo-Provera por su facilidad de uso. Es mucho más cómodo que tomar una pastilla cada día, no hay que ir al médico con tanta frecuencia, y no hace falta tener reservas en casa.
Los datos observacionales disponibles en este momento parecen indicar que Depo-Provera comporta un riesgo mayor en comparación con otros métodos hormonales
"Para muchas mujeres ha sido un regalo del cielo", asegura Marion Stevens, presidenta de la Coalición por la Justicia Sexual y Reproductiva, "pero el problema es que [en Sudáfrica] no existe una postura oficial con respecto a la información que hay que dar sobre posibles riesgos".
Las Directrices Clínicas Nacionales de Sudáfrica en Materia de Anticoncepción señalan que las ventajas del fármaco inyectable para prevenir el embarazo "se deben valorar teniendo en cuenta los riesgos de contraer el sida", pero no especifican lo que un médico tiene que decirle a su paciente cuando esta le pide Depo-Provera. Si las mujeres no pueden usarlo, las otras alternativas son un inyectable eficaz durante dos meses, la píldora, o los implantes anticonceptivos, pero no todos ellos se pueden encontrar en cualquier establecimiento.
Helen Rees, directora ejecutiva del Instituto Wits de Salud Reproductiva y del VIH, afirma que los primeros estudios observacionales sobre el sida y el fármaco inyectable trimestral, realizados a finales de la década de 2000, dieron resultados contradictorios.
Explica que algunos concluían que el riesgo era mayor, y otros que no, y que "también había problemas con la metodología". Añade que su objeto de estudio era otro ‒como la eficacia de diversos microbicidas‒, y no exclusivamente Depo-Provera.
Además, no consiguieron hacer distinciones en función de todas las variables, como por ejemplo si las participantes cambiaban a otro método anticonceptivo durante la prueba. Desde entonces se han llevado a cabo diversos estudios mejor diseñados, y, según Rees, "los datos observacionales disponibles en este momento parecen indicar que Depo-Provera comporta un riesgo mayor en comparación con otros métodos hormonales".
Como mínimo hay que proporcionar información a las mujeres para que puedan dar su consentimiento con verdadero conocimiento de causa
Actualmente, los científicos intentan encontrar una respuesta definitiva a la pregunta de si expone a las mujeres a un mayor riesgo de contraer sida y por qué. El estudio Pruebas relacionadas con las Opciones Anticonceptivas y sus Repercusiones para el Sida (ECHO, en inglés) es la primera prueba aleatorizada que analiza tres métodos anticonceptivos y sus efectos sobre la vulnerabilidad al sida. El estudio, que se está llevando a cabo en 12 lugares de cuatro países (Kenia, Sudáfrica, Suazilandia y Zimbabue), investiga los efectos de Depo-Provera, Jadelle ‒un implante eficaz durante dos años‒ y los dispositivos intrauterinos (DIU), cuya acción no se basa en las hormonas.
"Las participantes son mujeres no portadoras del virus del sida, sexualmente activas, que buscan un método anticonceptivo y no tienen problema en apuntarse a uno de estos tres", explica Rees. Todas ellas reciben asesoramiento para que quede claro que han entendido la finalidad del estudio y las ventajas y los riesgos de cada método. Se les pide que sigan usando el mismo durante un mínimo de 12 meses y un máximo de 18.
Los primeros resultados del estudio ECHO no se publicarán hasta finales de 2018 o principios de 2019. Hasta entonces, en Sudáfrica las mujeres podrán seguir optando por Depo-Provera en sus centros de salud locales. Dado la cantidad de sudafricanas que lo utilizan con preferencia, retirarlo mientras se lleva a cabo la investigación podría exponer a muchas de ellas a embarazos no deseados. Mientras no se hagan públicas las conclusiones, no hay pruebas de que una inyección de Depo-Provera aumente el riesgo de que una mujer contraiga el VIH, pero los estudios observacionales justifican la preocupación.
Esto pone a los médicos en una situación comprometida. En opinión de Tlaleng Mofokeng, activista defensor de los derechos reproductivos, el quid de la cuestión es que las mujeres tienen que tener acceso a la información mejor y más reciente sobre anticonceptivos y poder utilizar la opción que prefieran. "Como mínimo, hay que proporcionarles información para que puedan dar su consentimiento con verdadero conocimiento de causa".
Por eso, al igual que la nota orientativa de la Organización Mundial de la Salud de 2017, Mofokeng opina que se debería asesorar a las mujeres sobre la posible relación entre Depo-Provera y el sida incluso antes de que se den a conocer los resultados del estudio ECHO.

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