RDA, la sombra de un ‘Estado injusto’
La negativa del líder de La Izquierda a usar un concepto crítico con la RDA crea polémica
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Cuando la canciller Angela Merkel y el resto del Gobierno alemán celebren este viernes en Hannover el 24º aniversario de la reunificación, la expresión “Estado injusto” estará en la cabeza de muchos de los presentes. Este concepto se ha desplazado al centro del debate político después de que Gregor Gysi, jefe del grupo parlamentario del partido La Izquierda (Die Linke), se negara a utilizarlo para referirse a la antigua República Democrática de Alemania (RDA).
“Nos hemos puesto de acuerdo para no usar esta palabra. Si describo a la RDA como un Unrechtsstaat[concepto que podría traducirse como Estado injusto, ilegítimo o sin imperio de la ley], doy a entender que las tres potencias occidentales tenían derecho a fundar la República Federal, pero que en cambio la Unión Soviética no podía hacer lo mismo con la RDA”, señaló Gysi, antiguo dirigente del partido único de la época comunista y ahora líder de la oposición frente al Gobierno de gran coalición.
Da igual que en la misma entrevista el líder izquierdista admitiera“grandes injusticias” en la RDA y que las víctimas merecían un trato mejor. El trabalenguas de atribuir injusticias a un sistema que sin embargo no era injusto no ha evitado a Gysi una lluvia de reproches. “No vamos a permitir que reescriba la historia para lavarle la cara a los que podían disparar y espiar a la gente”, respondió veloz el socialcristiano Andreas Scheuer. “Un Estado que no protege los derechos de sus ciudadanos y que no garantiza una justicia independiente es injusto. Gysi argumenta en sentido contrario porque dice que la RDA no puede compararse con el Tercer Reich. ¡Por supuesto! Pero no por ello era un Estado justo”, responde por teléfono el historiador Heinrich August Winkler.
El debate podría parecer más propio de una clase de la Facultad de Historia que de las primeras páginas de los periódicos, pero puede tener importantes repercusiones políticas. Porque amenaza con dinamitar las conversaciones que los poscomunistas mantienen con socialdemócratas y verdes para formar Gobierno en el Estado oriental de Turingia. Si estas negociaciones llegan a buen término, será la primera vez que Alemania tenga un Gobierno regional encabezado por Die Linke, la fuerza heredera del partido que gobernó con mano de hierro la parte comunista hasta la caída del muro de Berlín en 1989.
Las declaraciones de Gysi han caído como un jarro de agua fría entre los dirigentes locales del partido. Bodo Ramelow, el hombre que puede hacer historia al convertirse en el primer militante de Die Linke en dirigir un land, se ha apresurado a enmendar las palabras del histórico líder de su partido. “Las declaraciones de Gysi no son de ayuda. La RDA fue una dictadura”, dijo tajante Ramelow, que aunque lleve años viviendo en Turingia nació y creció en el oeste del país, por lo que nadie le puede echar en cara lazos oscuros con el régimen que encabezó Erich Honecker.
La llave para que finalmente haya un Gobierno rojo-rojo-verde en Turingia la tienen los socialdemócratas, que se ven en una situación endiablada al tener que elegir entre un escenario pésimo y otro horroroso. O dan el poder a los democristianos y repiten la gran coalición que les llevó a unos resultados desastrosos en las elecciones regionales de hace tres semanas o aceptan la humillación de gobernar como segundones al mando de un partido situado a su izquierda. “Un sector del SPD está dispuesto a pactar como sea. Pero otros quieren dar la batalla ideológica y no aceptar cualquier acuerdo”, señala el politólogo Gero Neugebauer.
El SPD ya ha gobernado con Die Linke otros Estados, pero siempre como el socio mayor que coloca al primer ministro regional. Si finalmente pactan en esta ocasión, ¿afectará a su relación con los democristianos de Merkel en el Gobierno federal? “A corto plazo, no. Pero sería un golpe en la cara de las víctimas de la RDA justo cuando se cumplen 25 años de la caída del muro. Hoy parece más cercano el día en el que rompan el tabú de coaligarse en Berlín con la formación de izquierdas”, responde el diputado de la CDU Wolfgang Bosbach.
“Solo si Die Linke da el paso de criticar abiertamente la RDA, socialdemócratas y verdes podrán construir una relación de confianza para gobernar juntos. Será duro para antiguos militantes que vean este anuncio como una deslegitimación de sus biografías, pero creo que es un requisito sine qua non”, cierra Winkler, que estos días ultima su libro De la guerra fría a la caída del muro.
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