Otra crisis alimentaria, los mismos síntomas
La comunidad internacional no ha creado regulaciones que eviten otra alarma alimentaria cuatro años después de la última sacudida
Los graneros no están del todo vacíos. Algunas reservas incluso han alcanzado niveles récord este año, como en el caso del arroz. Pero el fantasma de la crisis alimentaria vuelve a presentarse. La reciente subida de precio de los alimentos, el mayor incremento desde 2009, y una demanda por parte de la población al alza, abren la veda a una nueva situación de emergencia, que sin una intervención rápida podría afectar a más de 1.000 millones de personas. Algunos analistas llegan a afirmar que si la demanda no se contrae, las existencias pueden agotarse antes de la cosecha de 2013. Sin embargo, no todas las responsabilidades pueden achacarse a la sequía que ha asolado la recolección de los principales países productores de cereales. Muchos de los lastres de la alimentación son errores que ya asomaron en la anterior crisis, y que nunca se atajaron.
La cotización internacional del trigo subió en julio un 19%, de acuerdo con la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El maíz se incrementó en un 23% y alcanzó su máximo histórico en la Bolsa de Chicago, después de que se recortaran las previsiones de producción para este año en EE UU. El encarecimiento de los alimentos está ejerciendo presión sobre la inflación, puesto que los salarios no siguen la misma tendencia al alza. Esta situación pone a prueba sobre todo a los consumidores de los países más pobres, que pueden llegar a gastar un 75% de sus ingresos en bienes de primera necesidad.
La revisión a la baja del pronóstico de producción mundial de cereales en 2012 (2.396 millones de toneladas) ha obligado a recalcular la previsión de reservas relativas a la campaña agrícola que finalizará en 2013 (536 millones de toneladas, 12 millones menos de lo estimado en junio), según los cálculos de Naciones Unidas, que está en alerta. “En el conjunto de los cereales, el nivel de reservas no es muy alto, pero tampoco dramático, aunque no hay que minimizar el problema”, explica la experta de la FAO, Concepción Calpe.
EE UU ha vivido la peor sequía en 50 años. El primer productor mundial de azúcar, Brasil, se ha visto afectado por las lluvias fuera de temporada. El arroz y el azúcar de India sufren por el retraso de los monzones.
Pese a la delicada situación, los precios siguen por debajo de los niveles alcanzados en 2008 y la demanda global ha bajado en comparación con los niveles de hace cuatro años debido al estancamiento económico. El precio del petróleo también se ha reducido, hasta rondar los 110 dólares por barril.
La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) sostiene que con la crisis de 2007 más de 35.000 explotaciones en todo el territorio tuvieron que echar el cerrojo y que, desde entonces, la situación “ha ido empeorando”.
Lorenzo Ramos, secretario general de UPA, lamenta “la situación límite” del sector y acusa a las grandes cadenas de distribución de no retribuir a los productores en consonancia con la tendencia al alza de los costes, lo que pone de rodillas al sector. El representante de los pequeños agricultores exigió más ayudas por parte del Gobierno y de la Unión Europea en el encuentro de la semana pasada con el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y advirtió de que muchos ganaderos “no llegarán a terminar el verano” dado lo difícil de la situación.
Lourdes Benavides, responsable de Justicia Económica de Oxfam, insiste en que hay factores que se repiten ahora. “Las respuestas hasta ahora han sido tímidas, lentas o inexistentes”, subraya. Hoy como entonces, las existencias registran niveles bajos y sigue faltando inversión en agricultura, sobre todo a pequeña escala, mientras que el 80% de la producción está concentrada en tan solo cinco países. El dólar, además, se mantiene en una posición más fuerte que en el periodo de 2007 y 2008, lo que implica un mayor gasto para los países que importan comida. “Si los Estados empiezan a restringir las exportaciones o a importar como locos, la situación podría empeorar”, alerta Calpe. Rusia ha descartado recientemente la posibilidad de limitar sus exportaciones, aunque ha admitido que se considerarán “intervenciones puntuales”.
Lo que más preocupa a Christine Haigh, analista del World Development Movement, son las maniobras financieras. “En junio ya se manifestaron los primeros signos de especulación, incluso antes del anuncio de la reducción de las cosechas en EE UU. En respuesta a las previsiones de incremento de precios de los alimentos, los especuladores han inyectado más dinero en estos mercados. Esto hace que los precios suban mucho más de lo que deberían”, advierte.
“Parte de esta situación se podría haber evitado con una correcta regulación de los mercados derivados de materias primas y la eliminación de los biocombustibles. Hay que actuar también en contra del cambio climático, pero en ese ámbito las políticas tardan más en tener efecto, incluso si se ha hecho algún esfuerzo en este sentido desde la anterior crisis”, dice.
Haigh además, pone de nuevo el dedo en la llaga: la subida de los precios de los alimentos reabre el eterno debate sobre las porciones de cosechas destinadas a la producción de biocombustible. En EE UU, este porcentaje alcanza el 40%. Oxfam defiende una reducción de las ayudas al sector por parte de EE UU y Unión Europea para estos cultivos destinados a la energía, “para que no se quite la comida de las bocas para meterlas en los motores”, subraya Benavides. “Si se actúa ahora, todavía estamos a tiempo”, opina.
el dispreciau dice: a una pequeña (ínfima) porción de la humanidad le conviene que la otra (mucho mayor) padezca hambre...posiblemente para poder ejercer su "sentido" solidario, así como para poder justificar su "compasión", y hasta permitiéndole encontrar argumentos para vender sus misericordias... luego, hay muchas formas de hacer que el "otro" padezca el hambre... para lo cual es necesario manipular variables que se extienden desde el clima hasta cuestiones mucho más evidentes, tales como inducir enfrentamientos sectarios, tribales y hasta culturales, quitar accesos a la educación, restar accesos a la salud pública, negar derechos elementales, negar la posibilidad de tener "agua", y desde luego, muchas más opciones, siempre aberrantes y denigrantes para la condición humana en cualquiera de sus formas. Esto sucede todo el tiempo desde que los imperios, incluyendo en ello a la propia Iglesia Católica, descubrieron que "era bueno" someter al otro imponiéndole miserias. De esta forma los pocos, dueños del poder, también lo eran (dueños) de los destinos de sus prójimos cercanos e indirectamente, de otros muy lejanos. El mundo humano evolucionó en tecnologías, sí, pero las miserias humanas siguen siendo las mismas... unos pocos imponen sus propias miserias a los muchos, condicionándoles sus destinos a través de frustraciones crecientes. El planeta Tierra está en colapso... y mientras todo indica que hay de todo para todos, la rutina indica que hay de todo para unos pocos oportunistas, que manejan bancos quebrados, economías ahogadas, sistemas perversos, mostrándose solidarios pero escondiendo intenciones cínicas que sólo aprecian un delito de lesa humanidad (no tenido por tal) que se traduce en ver "cómo se arrodilla el otro" clamando por sus derechos ciudadanos jamás reconocidos. Así como la Tierra está en colapso, la economía mundial lo está, pero antes que eso, están en colapso los recursos tales como el agua, el aire, y los suelos... desde luego, a los pocos no les importa nada acerca del colapso ya que ellos se consideran ancestralmente a salvo de cualquier desgracia... ya que los mortales siempre son "los otros". En este paisaje apocalíptico, existen almas sin alma que justifican el hambre ajeno, al igual que sus frustraciones, sus desesperaciones, sus penas, etc... que se dan el lujo de asegurar que nadie pasa hambre y que todo está "genial" aunque toda la realidad indique exactamente lo contrario. La Tierra, mientras tanto, está llena de basura que nadie recoge... y que contamina a sabiendas de las consecuencias, necesarias para justificar inversiones estúpidas en proyectos intrínsecamente sin valor alguno (ir a Marte, entre otros, o bien, sostener una presencia humana en el espacio exterior). En esa misma Tierra, esos mismos pocos, hacen todo lo posible para ensuciar los aires y por envenenar las aguas, que en todo caso respirarán o beberán "los otros". Y agregando un poco más de vinagre a la apreciación, esos mismos pocos, luego explican la necesidad imperiosa de barrer la Tierra de la que se consideran dueños por herencia de vaya a saber que historia extraña. Los alimentos también están intoxicados, intoxicados de las soberbias de esos mismos pocos, así como intoxicados de sus segundas intenciones para nada democráticas y mucho menos republicanas. La humanidad está hoy condenada por esos pocos y sus artilugios... hay alimentos, pero los muchos (de esa humanidad) están condenados a sobrevivir... hay alimentos, pero los precios están condicionados por un puñado de inútiles que conducen, a su antojo, las necesidades de los muchos... hay alimentos, pero los intermediarios los ocultan a discreción de los antojos de las soberbias de los pocos. Y no da para más... este paisaje no le sirve a la humanidad, y cuando algo no le sirve a la raza, no le sirve a nadie. AGOSTO 26, 2012.-
La cotización internacional del trigo subió en julio un 19%, de acuerdo con la agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). El maíz se incrementó en un 23% y alcanzó su máximo histórico en la Bolsa de Chicago, después de que se recortaran las previsiones de producción para este año en EE UU. El encarecimiento de los alimentos está ejerciendo presión sobre la inflación, puesto que los salarios no siguen la misma tendencia al alza. Esta situación pone a prueba sobre todo a los consumidores de los países más pobres, que pueden llegar a gastar un 75% de sus ingresos en bienes de primera necesidad.
La revisión a la baja del pronóstico de producción mundial de cereales en 2012 (2.396 millones de toneladas) ha obligado a recalcular la previsión de reservas relativas a la campaña agrícola que finalizará en 2013 (536 millones de toneladas, 12 millones menos de lo estimado en junio), según los cálculos de Naciones Unidas, que está en alerta. “En el conjunto de los cereales, el nivel de reservas no es muy alto, pero tampoco dramático, aunque no hay que minimizar el problema”, explica la experta de la FAO, Concepción Calpe.
EE UU ha vivido la peor sequía en 50 años. El primer productor mundial de azúcar, Brasil, se ha visto afectado por las lluvias fuera de temporada. El arroz y el azúcar de India sufren por el retraso de los monzones.
Pese a la delicada situación, los precios siguen por debajo de los niveles alcanzados en 2008 y la demanda global ha bajado en comparación con los niveles de hace cuatro años debido al estancamiento económico. El precio del petróleo también se ha reducido, hasta rondar los 110 dólares por barril.
Las lecciones de la otra crisis
Pero el encarecimiento de los alimentos es un fenómeno cíclico. Y peligroso. Tras alcanzar niveles récord en 2008, la recesión de 2009 causó una fuerte bajada, seguida por el repunte de 2011, que marcó nuevos máximos históricos. ¿No se ha aprendido nada de la crisis que hace cuatro años llevó a la calle a miles de personas en más de diez países, como Haití y Egipto? Se saben las causas pero no se han solucionado muchas de las deficiencias. “Entre 2007 y 2008 lo que agudizó la situación fue la reacción de los países, más que el efecto de las propias condiciones climáticas”, explica la experta de la FAO. “En aquel entonces, el error fue que cada país pensó en su situación interior, sin preocuparse por los demás".El contagio de los ganaderos españoles
La subida de precio del cereal y, en consecuencia, de los piensos no ha tardado en repercutir en el panorama español. Un kilo de pienso actualmente se valora en torno a 0,37 euros (IVA excluido), mientras que el litro de leche en origen cuesta de media 0,28 euros (más IVA).La Unión de Pequeños Agricultores (UPA) sostiene que con la crisis de 2007 más de 35.000 explotaciones en todo el territorio tuvieron que echar el cerrojo y que, desde entonces, la situación “ha ido empeorando”.
Lorenzo Ramos, secretario general de UPA, lamenta “la situación límite” del sector y acusa a las grandes cadenas de distribución de no retribuir a los productores en consonancia con la tendencia al alza de los costes, lo que pone de rodillas al sector. El representante de los pequeños agricultores exigió más ayudas por parte del Gobierno y de la Unión Europea en el encuentro de la semana pasada con el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y advirtió de que muchos ganaderos “no llegarán a terminar el verano” dado lo difícil de la situación.
Lourdes Benavides, responsable de Justicia Económica de Oxfam, insiste en que hay factores que se repiten ahora. “Las respuestas hasta ahora han sido tímidas, lentas o inexistentes”, subraya. Hoy como entonces, las existencias registran niveles bajos y sigue faltando inversión en agricultura, sobre todo a pequeña escala, mientras que el 80% de la producción está concentrada en tan solo cinco países. El dólar, además, se mantiene en una posición más fuerte que en el periodo de 2007 y 2008, lo que implica un mayor gasto para los países que importan comida. “Si los Estados empiezan a restringir las exportaciones o a importar como locos, la situación podría empeorar”, alerta Calpe. Rusia ha descartado recientemente la posibilidad de limitar sus exportaciones, aunque ha admitido que se considerarán “intervenciones puntuales”.
Lo que más preocupa a Christine Haigh, analista del World Development Movement, son las maniobras financieras. “En junio ya se manifestaron los primeros signos de especulación, incluso antes del anuncio de la reducción de las cosechas en EE UU. En respuesta a las previsiones de incremento de precios de los alimentos, los especuladores han inyectado más dinero en estos mercados. Esto hace que los precios suban mucho más de lo que deberían”, advierte.
“Parte de esta situación se podría haber evitado con una correcta regulación de los mercados derivados de materias primas y la eliminación de los biocombustibles. Hay que actuar también en contra del cambio climático, pero en ese ámbito las políticas tardan más en tener efecto, incluso si se ha hecho algún esfuerzo en este sentido desde la anterior crisis”, dice.
Haigh además, pone de nuevo el dedo en la llaga: la subida de los precios de los alimentos reabre el eterno debate sobre las porciones de cosechas destinadas a la producción de biocombustible. En EE UU, este porcentaje alcanza el 40%. Oxfam defiende una reducción de las ayudas al sector por parte de EE UU y Unión Europea para estos cultivos destinados a la energía, “para que no se quite la comida de las bocas para meterlas en los motores”, subraya Benavides. “Si se actúa ahora, todavía estamos a tiempo”, opina.
el dispreciau dice: a una pequeña (ínfima) porción de la humanidad le conviene que la otra (mucho mayor) padezca hambre...posiblemente para poder ejercer su "sentido" solidario, así como para poder justificar su "compasión", y hasta permitiéndole encontrar argumentos para vender sus misericordias... luego, hay muchas formas de hacer que el "otro" padezca el hambre... para lo cual es necesario manipular variables que se extienden desde el clima hasta cuestiones mucho más evidentes, tales como inducir enfrentamientos sectarios, tribales y hasta culturales, quitar accesos a la educación, restar accesos a la salud pública, negar derechos elementales, negar la posibilidad de tener "agua", y desde luego, muchas más opciones, siempre aberrantes y denigrantes para la condición humana en cualquiera de sus formas. Esto sucede todo el tiempo desde que los imperios, incluyendo en ello a la propia Iglesia Católica, descubrieron que "era bueno" someter al otro imponiéndole miserias. De esta forma los pocos, dueños del poder, también lo eran (dueños) de los destinos de sus prójimos cercanos e indirectamente, de otros muy lejanos. El mundo humano evolucionó en tecnologías, sí, pero las miserias humanas siguen siendo las mismas... unos pocos imponen sus propias miserias a los muchos, condicionándoles sus destinos a través de frustraciones crecientes. El planeta Tierra está en colapso... y mientras todo indica que hay de todo para todos, la rutina indica que hay de todo para unos pocos oportunistas, que manejan bancos quebrados, economías ahogadas, sistemas perversos, mostrándose solidarios pero escondiendo intenciones cínicas que sólo aprecian un delito de lesa humanidad (no tenido por tal) que se traduce en ver "cómo se arrodilla el otro" clamando por sus derechos ciudadanos jamás reconocidos. Así como la Tierra está en colapso, la economía mundial lo está, pero antes que eso, están en colapso los recursos tales como el agua, el aire, y los suelos... desde luego, a los pocos no les importa nada acerca del colapso ya que ellos se consideran ancestralmente a salvo de cualquier desgracia... ya que los mortales siempre son "los otros". En este paisaje apocalíptico, existen almas sin alma que justifican el hambre ajeno, al igual que sus frustraciones, sus desesperaciones, sus penas, etc... que se dan el lujo de asegurar que nadie pasa hambre y que todo está "genial" aunque toda la realidad indique exactamente lo contrario. La Tierra, mientras tanto, está llena de basura que nadie recoge... y que contamina a sabiendas de las consecuencias, necesarias para justificar inversiones estúpidas en proyectos intrínsecamente sin valor alguno (ir a Marte, entre otros, o bien, sostener una presencia humana en el espacio exterior). En esa misma Tierra, esos mismos pocos, hacen todo lo posible para ensuciar los aires y por envenenar las aguas, que en todo caso respirarán o beberán "los otros". Y agregando un poco más de vinagre a la apreciación, esos mismos pocos, luego explican la necesidad imperiosa de barrer la Tierra de la que se consideran dueños por herencia de vaya a saber que historia extraña. Los alimentos también están intoxicados, intoxicados de las soberbias de esos mismos pocos, así como intoxicados de sus segundas intenciones para nada democráticas y mucho menos republicanas. La humanidad está hoy condenada por esos pocos y sus artilugios... hay alimentos, pero los muchos (de esa humanidad) están condenados a sobrevivir... hay alimentos, pero los precios están condicionados por un puñado de inútiles que conducen, a su antojo, las necesidades de los muchos... hay alimentos, pero los intermediarios los ocultan a discreción de los antojos de las soberbias de los pocos. Y no da para más... este paisaje no le sirve a la humanidad, y cuando algo no le sirve a la raza, no le sirve a nadie. AGOSTO 26, 2012.-
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