lunes, 13 de agosto de 2012

GEOMETRIZACIÓN DE LA POBREZA ▲ Uno de cada cuatro chicos en el conurbano tiene carencias básicas - 13.08.2012 - lanacion.com  

Uno de cada cuatro chicos en el conurbano tiene carencias básicas - 13.08.2012 - lanacion.com  



Pobreza

Lunes 13 de agosto de 2012 | Publicado en edición impresa
La deuda social / Las cifras cuadruplican a las del INDEC

Uno de cada cuatro chicos en el conurbano tiene carencias básicas

Según un estudio de la UCA, durante el último año no se registró ninguna mejora
Por Silvia Stang  | LA NACION
 
 

Viven hacinados, en una casa de techos y paredes precarias o en una construcción sin condiciones higiénicas. O no asisten a la escuela. Un 25,3% de los chicos que habitan en el conurbano bonaerense tienen marcada su infancia o adolescencia por la carencia de algo básico, que condiciona su desarrollo como personas.

En el promedio de los grandes centros urbanos del país, el índice no es tan diferente: el 22,2% de los menores de hasta 17 años tienen necesidades básicas insatisfechas (NBI), un indicador que mide la pobreza estructural, es decir, la que se refiere a condiciones de vida como las mencionadas y que va más allá de los ingresos mensuales del hogar.

Los datos surgen de la última Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA), realizada en 5712 hogares por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). El capítulo sobre infancia de ese relevamiento muestra que entre 2007 y 2010 hubo una caída de 5,2 puntos porcentuales en el índice de NBI, mientras que en 2011 no se registró mejora alguna.

Entre los centros urbanos medidos, la ciudad de San Miguel de Tucumán y sus alrededores fue la que registró el índice más elevado de chicos con carencias básicas, con el 28,4 por ciento. El más bajo fue el de la ciudad de Buenos Aires, donde sufren necesidades el 12,7% de los menores.

Bajo el indicador de NBI entran quienes sufren una o más de las siguientes problemáticas: viven en casas con tres o más personas por cuarto habitable; la vivienda es precaria o sin servicios sanitarios básicos; en la familia hay menores de 6 a 12 años que no asisten a la escuela, o bien hay cuatro o más personas por ocupado con ingresos, siendo que el jefe de hogar alcanzó sólo el ciclo primario en su educación.

 
El índice muestra fuertes diferencias según el tipo de zona. En las urbanizaciones informales, como villas y asentamientos, el 76,5% tiene necesidades básicas insatisfechas. En los trazados urbanos formales de nivel bajo, la tasa es del 22,4 por ciento.

El informe de la UCA revela también que un 33,1% de los chicos vive en la pobreza por insuficiencia de ingresos en el hogar. El índice es bastante más elevado que el informado -sobre la base de la misma encuesta- para el promedio de la población, que resultó del 21,4 por ciento. En este caso, el indicador sí presentó una caída significativa en los últimos años: en 2007 era del 42,6%, una evolución en la que parece haber influido la creación de la asignación universal por hijo.

Los índices de pobreza por ingresos están muy lejos de los difundidos por el Indec: para el Gobierno sólo el 6,5% de la población total es pobre. La diferencia se da, básicamente, por la subestimación oficial de los precios de las canastas de productos usadas para definir quiénes, según los ingresos del hogar, son pobres.

Condicionantes para crecer

Además del indicador de NBI, y más allá de los ingresos y su suficiencia o no para la alimentación básica, otros aspectos del entorno familiar o social marcan y condicionan muchas veces a las personas en sus primeros años de vida.

Uno de esos factores es vivir con déficit en las condiciones de saneamiento, por falta de agua corriente y de cloacas. Según comenta Ianina Tuñón, investigadora y autora del informe sobre infancia del Barómetro Social, en ese déficit hubo "algún progreso" en los últimos años, ya que era del 50,7% en 2007 y cayó al 46,2% en 2011. Sin embargo, agrega, el problema afecta al 62,1% de los niños integrantes de familias de estrato social muy bajo, mientras que entre quienes habitan en urbanizaciones informales la tasa llega al 73,3 por ciento: en este caso hubo un incremento respecto de 2010, que podría explicarse por un crecimiento de la población en villas.

La cantidad de personas que habitan una misma vivienda afecta también la capacidad de desarrollo personal, según muestra el informe sobre infancia, que será presentado mañana a las 18.30, en una conferencia que se desarrollará en el edifico San Alberto Magno de la UCA, con el lema "La infancia argentina, sujeto de derecho. Progresos, desigualdades y desafíos pendientes".

Dos de cada diez niños conviven, en los centros urbanos, entre tres o más personas por cada habitación. El mayor índice se da en el Gran Tucumán, con el 27,7%, mientras que en la ciudad de Buenos Aires es del 9% y en el conurbano, del 21,4 por ciento.

Cuestión ambiental

Tuñón destaca que otro aspecto que debería garantizarse es el de un medio ambiente adecuado. Sin embargo, un 47,8% de los menores de los centros urbanos vive en cercanías de fábricas que contaminan, de basurales o lugares de quema de basura.

Estas situaciones, según la investigadora, son de especial riesgo para la primera infancia, que es el momento de la vida en que hay mayor vulnerabilidad a enfermedades infectocontagiosas y que afectan los procesos de inclusión educativa y de socialización. Según el relevamiento -que contempla a las poblaciones de más de 60.000 habitantes-, es justamente entre los más pequeños -niños de 0 a 4 años- donde se da el índice más elevado de déficit en condiciones de medio ambiente, con el 50,3% expuesto a algún factor de riesgo


el dispreciau dice: aunque los mecanismos del poder se empecinen en negarlo, la pobreza ha venido creciente de manera sostenida al mismo que lo ha hecho la exclusión social... las ayudas no son suficientes ni tampoco ofrecen herramientas que modifiquen el criterio de comprar dignidades a cambio de dádivas que denigran la condición humana. El facilismo de los populismos siempre deriva en tragedia pública y los ejemplos son demasiados como para, a estas alturas de la civilización, intentar explicar lo inexplicable, o bien, justificar lo injustificable... las ideologías políticas perimidas no contribuyen a mejorar la condición social de nadie, como así tampoco ayudan a alimentar a ninguno. Así como el negocio de la pobreza que sostiene la Iglesia Católica es aberrante, del mismo modo, ese mismo negocio propiaciado por el estado ausente y envuelto y revuelto por los populismos también lo es... léase, ambos ejemplos son inadmisibles. El avance de la droga en sus diversas formas, así como la degradación social impuesta a través de la alcoholización social, aseguran una rara dominación ideológica de la ARGENTINA de los próximos años, y ello aparece como muy malo de cara al estatus quo del mundo, ya que nadie en su sano juicio puede erigirse en dueño de los destinos de los otros, por más votos que se reúnan y por más democracia manipulada se describa. Caminar por la ARGENTINA es verificar el avance implacable de la pobreza... de las carencias alimentarias... de la falta de coberturas solidarias de salud pública... de educación pública... de formación... etcétera. Las políticas públicas están desintegradas y ausentes, correspondiéndose con las decisiones del estado de "ver una realidad para ocultar otra distinta". En medio de ello, ARGENTINA se ha quedado sin clase política... y el socialismo como el radicalismo, así como otros representantes, se muestran incapaces de entender qué ocurre en el ámbito social y ciudadano, por fuera de las ocurrencias políticas oportunistas que nos caracterizan. La Señora Presidente Cristina Fernández tiene adecuadas luces como para darse cuenta que la desintegración política no es buena, tanto como que la desintegración social tampoco lo es (buena). Sin embargo, muchos de sus funcionarios parecen no darse cuenta de ello y suben la apuesta de descalificar a las víctimas, permanentemente, propiciando el enaltecimiento de los victimarios de cada ocasión... en este concierto desconcertante, nada se puede pedir nada a intendentes que no representan a nadie, a gobernadores que se erigen en salvadores de "ninguno", escudándose en discursos que nadie puede atender ni tampoco creer, ya que las evidencias están a la vista de todos. Traducido, la población no tiene dónde recurrir y la geometrización de la pobreza es una evidencia indiscutible... puede que ello le sirva a la clase política, pero seguramente no será para nada bueno para las generaciones futuras de una ARGENTINA derruida. Con hambre o sin él, nadie merece ser denigrado por la soberbia política, tampoco por las conveniencias corporativas de medios que sacan a relucir trapos sucios sólo cuando les conviene. AGOSTO 13, 2012.-

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