sábado, 29 de mayo de 2010

MUERTE SOCIAL


La muerte de una sociedad
Julio César Moreno
Para LA NACION

Noticias de Opinión: Sábado 29 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa

John Gray, de la Universidad de Oxford, escribió en 1997 un ensayo sobre los cambios de época, cuyo primer capítulo se llamaba "La extraña muerte de la Inglaterra tory ". Hablaba de la destrucción del conservadurismo británico por la ideología y las políticas de la nueva derecha. Y decía que la radical liberalización de los mercados iniciada en 1979 "ha supuesto, entre otras cosas, la destrucción de los grupos de interés económico y de las jerarquías sociales sobre el que se asentaba el conservadurismo anterior a la era Thatcher".

Gray, además, profetizaba que ese colapso del Partido Conservador había creado las condiciones necesarias para un prolongado período de hegemonía laborista, cosa que se confirmó con el retorno al poder del Partido Laborista y el liderazgo de Tony Blair, que duró más de una década.

Pues bien, los tories han ganado las recientes elecciones parlamentarias en Gran Bretaña y se preparan para formar un nuevo gobierno en alianza con el Partido Liberal Demócrata, que tuvo un excelente desempeño en las urnas y llegó tercero, detrás de los laboristas. Y lo interesante de destacar es la estabilidad y regularidad del sistema político británico, en el que los partidos tradicionales que tienen más de un siglo de existencia (conservadores y laboristas) se alternan en el gobierno, con el concurso de una tercera fuerza, la liberal-demócrata, que, de algún modo, también puede considerarse un partido tradicional, ya que tiene varias décadas de vida. Ello contrasta con los grandes cambios políticos y la alta movilidad del voto que se observa en otros países, como Italia, Francia o Austria.

Pero estas elecciones británicas, como antes las regionales francesas e italianas, se dan en el marco de una grave crisis económica internacional, que ha hecho eclosión en Grecia, pero afecta a toda Europa. Esto parece dar la razón a John Gray en cuanto a los efectos destructivos de la "radical liberalización de los mercados", que comenzó en 1979, y el proceso de globalización económica que le siguió.

Pero Gray fue más escéptico en su ensayo de 1997, cuando dijo: "El neoliberalismo no es, como muchos han creído desde la izquierda, un simple episodio histórico, sino que, por el contrario, ha transformado de manera irreversible el paisaje social e institucional de Gran Bretaña". Y la pregunta de rigor es esta: ¿sólo en Gran Bretaña? Porque parece ser que es el mundo entero el que está sufriendo las consecuencias de esa transformación regresiva.

De todos modos, hay una segunda pregunta: ¿se trata de una regresión irreversible? Porque lo que hoy discuten los países desarrollados es si es posible restablecer el equilibrio entre Estado y mercado, y frenar los flujos financieros desbocados y las burbujas inmobiliarias y de otro tipo. Y las miradas se dirigen ante todo a Estados Unidos, que es el país que puede impulsar ese cambio.

El rescate de Grecia, el cambio de política del FMI y la reforma del sistema financiero y bancario en que está empeñado el presidente Barack Obama apuntan en esa dirección, pero todavía es prematuro decir si ese cambio es posible, ya que "la extraña muerte de la Inglaterra tory " descripta por John Gray" se ha extendido al resto del mundo.
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La muerte de una sociedad

Julio César Moreno

lanacion.com | Opinión | S�bado 29 de mayo de 2010


el dispreciau dice: las confusiones conceptuales son evidentes, curiosamente bajan en forma de mensajes en discursos de funcionarios y poderes políticos, dejando en claro, que el asunto se focaliza en hablar, desmereciendo los contenidos, despreciando las promesas (eventuales), y manipulando los sentimientos ajenos. En este contexto muchas son las sociedades que están en curso de "muerte", sin saberlo, sin aceptarlo, inconscientemente... la colisión de sensaciones humanas, enfrentada con los sueños que le dieron origen y las realidades que las han sometido, esclavizándolas, parecen ser una determinante angular de cara al futuro, un futuro casi imperceptible cuando se consideran la evolución de variables que prescinden totalmente de las intencionalidades humanas de los pocos, y también de los muchos. El cambio climático se declama, se estudia, se guitarrea (diríamos aquí), pero las iniciativas para modificar la conducta humana que daña al medio ambiente, no pasa del estado de utopía... El control del armamento nuclear (y otros equivalentes, como el bioterrorismo desarrollado en los últimos diez años hasta límites insospechados) se declama, se discute, se guitarrea (diríamos aquí, al modo de una payada plena de estupideces), pero las iniciativas reales para terminar con el anacronismo de sociedades armadas para defender ¿qué?, ¿fronteras?, ¿banderas?, ¿gentes empobrecidas?, ¿marginados?, ¿excluidos?, o intereses de unos pocos oportunistas que se han apoderado de los esfuerzos ajenos para luego pavonearse como dueños del mundo... todo enseña que las iniciativas son mentirosas intrínsecamente, y mientras se habla de terminar con las armas, los mismos que dicen terminar con ellas, son quienes las fabrican, las venden y las imponen a culturas diezmadas, con el sólo objeto de acrecentar bolsillos soberbios y exterminar a esas mismas culturas que no saben qué defienden, ni para qué lo hacen. Así las cosas, todo se ha tornado descartable a ultranza, comenzando por el propio ser humano. De este modo, los organismos financieros internacionales, viciados de nulidad en sus propias esencias, y luego de haber demostrado plenamente su incapacidad e inutilidad operativas, reviven a manos de estados de crisis inducidas, por caso Grecia, España, Portugal, Irlanda, etc., se convierten en víctimas que ocultan el verdadero problema, que el sistema económico-financiero mundial no da para más. Las víctimas de estas circunstancias prefabricadas intencionalmente para disimular las historias de los verdaderos culpables (Reino Unido de Gran Bretaña y Estados Unidos de Norteamérica) condenan a sus sociedades a vivir limitadas, mientras los responsables siguen lapidando fondos en nombre de los valores, la moral y la democracia (todo mentira). Consecuentemente, los poderes políticos mundiales hablan de democracia pero ocultan un temible despotismo, dictaduras que contienen conductas propias de un terrorismo de estado para nada distinto a lo cursado allá por los sesenta y setenta... Detrás viene la búsqueda de culpables, caza de brujas bien conocida, Irán, Irak, y todo aquello que los anglosajones no comprenden bien (a conveniencia), desprecian, pero usan a discreción (históricamente ha sido así). En este paisaje de contradicciones, muchas sociedades están muriendo a manos de ellas (contradicciones) y como víctimas propiciatorias inducidas para sacrificios que salven las impericias y negligencias de los que hablan de democracia pero esconden conductas imperiales terribles, despóticas y esencialmente piratas de sentimientos, valores y sueños, ni qué hablar de esfuerzos. Así la sociedad humana es mayormente esclava de mentiras aceptadas como prudentes y apropiadas, al tiempo que dos tercios de la humanidad está excluida de todo y sin alternativa alguna para salir de dicha situación. Cabría preguntarse, ¿quién es el verdadero muerto?... indudablemente las sociedades enfermas, consumidoras de drogas hasta el hartazgo, impulsoras de la violencia como método de vida, obesas en sus cuerpos y en sus neuronas, no están aportando otra cosa que no sea zozobra. Las sociedades que pretendan sobrevivir a esta penuria que no es propia del sentido último de la vida, deberán tomar inmediatamente distancia, recreando un nuevo sistema y un mejor modelo, cierto y equitativo. Seguramente, como es costumbre, se ofrecerán premios a ídolos de barro y se descalificará a los detractores (los que se atrevan, pocos por cierto) de este apocalipsis pleno de vergüenzas no asumidas. Hablando de evidencias, todo indica que la humanidad que está en proceso de muerte, será la que finalmente sobrevivirá, herida, pero lo hará... mientras que los mentores de toda esta debacle terrestre, perecerán a manos de sus propias medicinas, ahogados en sus propias mentiras y justificaciones. Mayo 29, 2010.-

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