El peso de la deuda británica
Carlos Oliva Campos
Para LA NACION
Noticias de Opinión: Martes 11 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa
PARIS - Un país con el amor propio deteriorado por la crisis, pero que continúa creyendo en la grandeza de su destino, será testigo de la llegada de un poder débil. Debe abordar los verdaderos problemas provocados por los gastos públicos excesivos y las prácticas bancarias mundiales que tienen las características comunes a aquellas de un casino.
El pueblo, desorientado, se expresó, pero no se sabe bien qué dijo. Los británicos votaron por el cambio y con audacia prudente convirtieron al Partido Conservador en la representación más numerosa en el futuro parlamento. Se orientaron hacia lo que no habían vuelto a ver desde 1974, con un Congreso suspendido y sin un partido en posesión de la mayoría absoluta. Comienzan las duras negociaciones políticas que finalizarán, a más tardar, el martes próximo para que el 25 la reina pueda pronunciar su discurso inaugural.
Frente al enorme gasto público, que en el período 2009/2010 alcanza a 235.000 millones de dólares y representa la tasa de endeudamiento más elevada de los países del Grupo de los 20 (11,8% del producto bruto interno), el futuro gobierno, surgido de un acuerdo tácito o de una coalición, dispondrá de un margen de maniobra muy reducido, pero no insignificante para intentar aumentar los ingresos y reducir los gastos del Estado.
La energía que caracteriza a Londres contrasta con su city financiera, donde reina el silencio chic y austero del chancellor of the Exchequer , del Ministerio de Finanzas y del Banco de Inglaterra, escenarios en los que las autoridades monetarias de tutela deberán afrontar la compleja tarea de disminuir sus gastos, por lo menos, en 17.000 millones de dólares, además de examinar las consecuencias de la presentación del presupuesto de crisis en los cincuenta días siguientes al arribo al poder.
Los laboristas provocaron un desastre admirable al acentuar peligrosamente la vulnerabilidad del Estado, haciéndolo demasiado dependiente de la city .
Obligados a poner orden en las finanzas públicas, los conservadores intentan bloquear durante un año el salario de las dos terceras partes de los funcionarios públicos, reducir el cinco por ciento el sueldo de los ministros y llevar la edad de jubilación hasta los 66 años, en 2016 para los hombres y en 2020 para las mujeres.
También procurarán introducir una carga impositiva en las actividades de los bancos y bajar la tasa de impuestos a las sociedades, llevándola del 28 por ciento al 25 por ciento, para las pequeñas y medianas empresas.
Los liberales demócratas desean instaurar una tasa sobre las plusvalías, situándola en el mismo nivel que tiene la del impuesto a las ganancias, así como crear una especie de impuesto del uno por ciento sobre aquellas propiedades cuyo valor sea superior al orden de los 2.900.000 dólares.
En la mente de la mayor parte de los electores británicos, Europa se ubica en un lugar más o menos alejado de aquel en el que ellos se encuentran. Está fuera de su visión. No es un tema que conocen bien.
En cambio, para los políticos, Europa tiene su importancia, pero es un tema que separa profundamente a los conservadores y a los laboristas. Si bien las divisiones sobre Europa son más marcadas en las filas conservadoras que en el seno de la población, los tories no se retirarían nunca de la Unión Europea, porque esto provocaría enormes daños.
Los medios de comunicación fueron demasiado intervencionistas e insistieron para que los debates tuvieran lugar, por primera vez, en una campaña electoral británica, en la que no se prestó atención a los programas de los partidos y el debate político se redujo a un juego en el que contaron más el encanto y el carisma que la sustancia.
Distinguidos analistas de la política británica recuerdan que, en la práctica democrática inglesa, la oposición -según un dicho laudable- es un servicio público. Esto demuestra, a juicio de los cartesianos franceses, la poca importancia de la razón, ya que no es lógico mantener esperanzas en una coalición sólida y durable, porque la razón conduce al escepticismo cuando se está en presencia de un acuerdo delicado con un partido progresista de centroizquierda.
©LA NACION
El autor es consultor en estrategias en mercados de divisas.
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Carlos Oliva Campos
lanacion.com | Opinión | Martes 11 de mayo de 2010
Portugal teme correr la suerte de Grecia
Podría ser la próxima víctima de la crisis
Noticias de Exterior: Martes 11 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa
Elisabetta Piqué
Enviada especial
LISBOA.-No están furiosos como los griegos, no. Pero están muy asustados. Más allá del megaplán de rescate aprobado por la Unión Europea, no descartan que, como se teme desde hace semanas en todo el mundo, ellos puedan ser los próximos en caer. Así viven los portugueses estos días de turbulencia financiera en los que los denominados países "Piigs" -Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España- están en boca de todos, ya que sus déficits y deudas públicas gigantescas los colocan entre los "malos", quizá los próximos de la lista.
A diferencia de Grecia, tan agitada por estas horas, en Portugal, el país más pobre de Europa Occidental, el clima social parece mucho más calmo. Pero en el aire de esta encantadora capital es palpable el síndrome del "nosotros seremos los siguientes". Pese a la vuelta de la euforia en las Bolsas después del colosal plan de ayuda de la UE, reinan la preocupación, la incertidumbre y un ambiente de resignación. La gente parece consciente de que hay una espada de Damocles colgada sobre su cabeza y de que el default podría estar a la vuelta de la esquina.
"Claro que Portugal puede caer en la bancarrota, como puede caer cualquier otro país: ya nadie vive del trabajo; el mundo parece estar regulado por la especulación y el casino que se ha convertido la Bolsa", denuncia José Caldes, a la salida del famoso Elevador de Santa Justa.
Caldes no oculta su enojo con la clase política de su país. "Portugal siempre vivió en crisis y ahora se viene lo peor, porque es un país que en los últimos 30 años ha sido gobernado por ladrones? En España pasa lo mismo y en Grecia también", se queja. "Vivimos al día, no sabemos qué pasará mañana", agrega este contador de 57 años, que cuenta que, con la crisis como excusa, ninguno de sus clientes le está pagando?
Filipe Melo, dentista de 30 años, coincide: "La gente tiene miedo, hay mucha incertidumbre. Yo, por suerte, estoy bien porque trabajo en una clínica importante y soy soltero, pero el humor es negro, porque todo el mundo sabe que el país está en una situación frágil. Y en cualquier momento todo puede colapsar".
Melo, que subraya que ya hubo varias huelgas en las últimas semanas contra el plan de austeridad anunciado por el gobierno de José Sócrates, no descarta un estallido social si se confirman los temores. "Aunque éste no es un país violento, aquí también va a haber manifestaciones de protesta", advierte.
Su colega Ramiro Loureiro, también odontólogo, piensa distinto. Considera que, a diferencia de Grecia, que se vio obligada a tomar medidas de austeridad en medio de la crisis, Portugal la vio venir. "El gobierno recortó gastos, congeló los salarios y decidió que por cada nuevo empleado público, salieran tres", explica.
En los últimos días, en efecto, hubo grandes discusiones sobre la marcha atrás del gobierno socialista en su política de gasto, ya que Sócrates anunció la postergación del nuevo aeropuerto de esta capital y de un tercer puente sobre el río Tajo.
"Por supuesto, estoy preocupado por la situación, igual que el resto de los portugueses, que no hacen otra cosa que pensar y hablar de la crisis", admite Loureiro.
Más allá de la psicosis por el síndrome del "somos los próximos", la realidad es que Portugal, con casi 11 millones de habitantes en un territorio similar al de la provincia de Neuquén, tiene una situación distinta de la de Grecia. Su déficit (entre los más altos de los 16 países de la eurozona) fue del 9,4% del PBI en 2009, mucho menor que el de Grecia, del 13,6%. Y su deuda pública alcanzará este año el 85% del PBI, contra el 124% de Grecia. Para los analistas, el verdadero problema tiene que ver con la drástica caída de la competitividad de su economía desde que el país adoptó el euro y con su bajo crecimiento crónico.
Mientras que el gobierno socialista estimó para este año un crecimiento del 0,7%, el Fondo Monetario Internacional prevé apenas 0,3%, muy por debajo del promedio del 1% que pronosticó para la eurozona.
"No creo que estemos como Grecia, y tampoco que vayamos a necesitar un plan de rescate", minimiza Trieza Machado, de 31 años, casada, que confiesa que la crisis está modificando sus planes: en este momento, parece imposible pensar en tener un hijo.
"La crisis hizo aumentar los precios, está todo más caro y, si uno no gana mucho, es imposible acceder a un crédito en el banco?", afirma. Además, reconoce que la crisis ha aumentado la inseguridad: "Hay muchos inmigrantes de Europa del Este que no tienen trabajo y a quienes no les queda otra que robar".
Si la economía griega entra en recesión, las consecuencias serían desastrosas: se perderían este año 90.000 puestos de trabajo y la tasa de desempleo alcanzaría el 11%, según el FMI. Una recesión sería especialmente grave para los estratos sociales más bajos de Portugal, considerado junto con Bulgaria y Letonia uno de los países de Europa con las más altas iniquidades sociales y económicas.
Arturo Silva, de 24 años, que trabaja en una compañía distribuidora, también reconoce que hoy en Portugal "cualquier cosa puede pasar".
"La gente vive al día. Muchas fábricas están cerrando."
Insólitamente, el gobierno de Sócrates, que en enero aprobó el matrimonio gay, decretó dos días festivos por la visita de Benedicto XVI, que comienza hoy. El Papa se quedará hasta el viernes e irá al santuario de Fátima. En medio de la crisis financiera, los días festivos fueron duramente criticados tanto por la patronal como por los sindicatos.
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Portugal teme correr la suerte de Grecia
Podría ser la próxima víctima de la crisis
lanacion.com | Exterior | Martes 11 de mayo de 2010
el dispreciau dice: Argentina y su gente están acostumbrados a las crisis económicas, y la experiencia demuestra que las mismas han sido como consecuencia a la adhesión a recetas demenciales provenientes del FMI (Fondo Monetario Internacional, para que no queden dudas), la vieja Europa y sus miopías, banqueros devenidos en cómodos dueños del poder circunstancial y oportunista, todos quebrados al igual que los reinos allá por el 1400, salvados luego por la depredación ejercida sobre América y las Indias... y el juego les duró seiscientos años para luego aflorar en nuevas y peores deficiencias, que enseñan que la incapacidad se disemina y se enquista en el poder político del mundo entero. Se salva a Grecia (¿se salva a los griegos?)... y luego, ¿qué le seguirá?... Y entonces, ¿cuándo caerá el máximo de los responsables históricos de la fabricación de deuda interna, pública, social, en todo el planeta?... no hay respuestas a semejante pregunta. El imperio británico es una mentira que luce hermosa, pero está derruido por impericias, no muy distinto a lo que ocurre en el ombligo del mundo, Estados Unidos de Norteamérica, donde la pelusa se junta y no se limpia porque no hay capacidades suficientes para superar las miserias de los economistas y sus recetas inconsistentes. Todo está demasiado loco pero no concluye aquí... por el contrario, promete que esta película seguirá, mostrando que aquello que parecía salvable, en verdad no lo es... por otra parte, cambiar el problema de lugar no aparece como prudente, y más allá, se descubre que el agujero de la calamidad del 2008 en realidad no tiene fondo ya que se trata de un agujero negro que puede comerse todo tipo de aportes... ¡si lo sabremos por estos lados!. Mayo 11, 2010.-
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