domingo, 16 de mayo de 2010
BICENTENARIO en 2016: TUCUMÁN cuna de la ARGENTINIDAD
LAS DUDAS DEL BICENTENARIO
¿1810 o 1816?
Domingo 16 de Mayo de 2010 | ¿Deberíamos celebrarlo en este año o en 2016? ¿Cuándo nació la Argentina? ¿Por qué los hombres de Mayo, en un principio, no querían independizarse de España? ¿Cuánto y cómo influyó Inglaterra en 1810? ¿La de Mayo fue una revolución porteña? ¿Fue una revolución hecha por masones? ¿Cómo se puede llevar a los chicos a 1810?
Por Teresa Piossek Prebisch - Para LA GACETA - Tucumán
Suele decirse que el 25 de Mayo de 1810 nació nuestra nación. Es un concepto errado; lo justo es decir que esa fecha marcó el comienzo de un proceso que condujo a ello: La destitución del virrey Cisneros y su reemplazo por una Junta Provisional Gubernativa fue la reacción del municipio de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, a la ocupación de España por el ejército napoleónico y el cautiverio del rey Fernando VII. Su justificativo fue hacer la retroversión de la soberanía al pueblo y defender los derechos del amado monarca. No se habló entonces de soberanía política ni de independencia; aunque la idea ya existía en el Virreinato, como lo mostraron los movimientos de 1809 en Chuquisaca y en La Paz, donde tuvo un claro sentido independista.
Con el movimiento de Mayo salió a luz una vieja realidad del país: la del distanciamiento existente entre las ciudades del Virreinato y Buenos Aires. Fue cuando la Junta se arrogó la representación de ellas en carácter de "hermana mayor" sin una consulta previa, revelando su determinación de imponer la hegemonía política porteña. También demostró carecer de un proyecto de país, de un proyecto político base de una organización nacional planteada según los intereses del conjunto. Les solicitó enviar diputados pero lo hizo como una concesión, no como acto de convicción política, tanto que en los hechos evitó incorporar esos diputados al cuerpo deliberativo.
Esta actitud explica por qué, cuando pidió a las ciudades reconocer su autoridad, varias se resistieron. Montevideo la rechazó. Paraguay se mantuvo autónomo. En Córdoba estalló una contrarrevolución. Las integrantes de la Intendencia de Salta (Tarija, Jujuy, Tucumán, Santiago y Catamarca) la reconocieron. Chuquisaca y Potosí no, y como para la Junta era fundamental conservar el Alto Perú, envió allí al Ejército Auxiliar.
El balance de su suerte fue negativo. Al triunfo de Suipacha siguieron el desastre de Huaqui, el éxodo Jujeño y la orden del Primer Triunvirato impartida a Manuel Belgrano de retirarse hasta Córdoba y abandonar las provincias norteñas al avance realista, en total desconocimiento del sentir de sus pueblos. Pero Belgrano, hombre que lo comprendió, al llegar a Tucumán y encontrarse con el apoyo de la población, desobedeció la orden y se quedó a pelear.
El resultado fue el triunfo extraordinario de la Batalla del 24 de septiembre de 1812 que impidió la pérdida de las provincias del Norte -como se perdió el Alto Perú- y salvó a Buenos Aires, único centro revolucionario en pie entre los varios sofocados en Sudamérica. Pero aún estaba pendiente declarar la independencia de aquellas que comenzaban a llamarse Provincias Unidas y dotarlas de una Ley Suprema. La realidad era que las provincias estaban profundamente desunidas y cuando el Directorio las convocó para realizar un Congreso General Constituyente no todas asistieron, y sólo el Norte, concretamente Tucumán, ofreció las condiciones propicias para celebrarlo.
Así, transcurridos seis años del movimiento de Mayo, el 9 de Julio de 1816 los congresales tomaron la decisión trascendental para el futuro de la patria, de romper los vínculos que la ligaban a los Reyes de España... e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Después agregarían: y de toda otra dominación extranjera.
Ese fue el día en que nació la Nación Argentina. Por eso el Bicentenario del 1816 es la celebración máxima de nuestra patria.
© LA GACETA
http://www.lagaceta.com.ar/nota/378610/LGACETLiteraria/1810_o_1816?.html
Teresa Piossek Prebisch - Historiadora, miembro correspondiente de la
Academia Nacional de la Historia y presidente de la Junta de Estudios
Históricos de Tucumán.
II
LAS DUDAS DEL BICENTENARIO
Los masones que hicieron la revolución
Domingo 16 de Mayo de 2010 | Por Antonio Las Heras - Para LA GACETA - Buenos Aires
A comienzos del Siglo XIX vio la luz -en Buenos Aires- La Logia Independencia, cuyo impulsor y Venerable Maestro fue Julián Alvarez, uno de los firmantes de la presentación popular del 25 de Mayo, cuya fachada pública fue la Sociedad Patriótica. Sobre este taller, al igual que sobre otros que han quedado en la historia de aquellos tiempos, algunos investigadores han dicho que no eran masónicos sino que se trataba de agrupaciones políticas organizadas con la misma estructura de una logia, incluyendo grados, palabras secretas y toques ocultos para identificarse.
Posiblemente haya sido así en algunos pocos casos. Pero no en los integrados por Julián Alvarez, que eran cabalmente masónicos. En diálogo con Bartolomé Mitre, Matías Zapiola afirma: "La de Julián Alvarez era Logia Masónica". Este taller cumplió una misión esencial, puesto que de aquí surgieron aquellos hermanos más aptos y mejor formados que serían quienes secundarían a Alvear, San Martín, Zapiola y otros masones que llegaron a Buenos Aires en la fragata Jorge Canning con el objetivo de fundar una de las logias Lautaro, desde las cuales se trabajaría la emancipación de estas tierras de la Corona Española.
Este "levantamiento de columnas" (así se denomina simbólicamente la fundación de una logia) tendría lugar en 1812 y a partir de allí se crearían otras en Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Santiago de Chile. Los hombres que formaron parte de los acontecimientos de Mayo de 1810, así como aquellos que tuvieron activa participación en las guerras por la liberación de la Corona Española, eran integrantes de esta logia o fueron iniciados en ella: Juan José Castelli, Juan José Paso, Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Domingo Matheu, Juan Larrea, Manuel Alberti, Hipólito Vieytes, Manuel Dorrego, Antonio Luis Berutti, Nicolás Rodríguez Peña, Mariano Cosme Argerich.
Cuando en 1809 Sevilla cayó en manos de Napoleón, quedando acéfalo el gobierno en España, en Buenos Aires se convocó a un Cabildo Abierto para decidir qué curso se le daría a los acontecimientos. El Partido de los Patriotas, cuyos líderes eran masones en su mayoría, contó con el apoyo del regimiento de Patricios, comandado también por un masón, Cornelio Saavedra. Sostenían la teoría de la soberanía popular, por la cual se consideraba que el poder soberano provenía de Dios y residía en el pueblo que lo delegaba en el rey; por lo tanto, al no haber un monarca, ese poder volvía al pueblo que debía designar a las nuevas autoridades. Esta postura tuvo su oposición en la figura del Virrey y del Partido Español, que rechazaron esa teoría e intentaron mantener su dominio evitando cualquier intento de ser despojados de su poder.
Es así como, luego de reunirse en la casa de Rodríguez Peña para debatir y ponerse de acuerdo sobre cuáles serían los pasos a seguir, los patriotas se rebelaron contra los españoles y, apoyados por el regimiento de Patricios, se convocó al Cabildo Abierto del 25 de Mayo de 1810, logrando imponer su posición a través de la creación de la Primera Junta de Gobierno. Esta quedó integrada casi absolutamente por masones: Presidente: Cornelio de Saavedra (masón, según datos ofrecidos por el general Enrique Martínez, y por su nieto, el doctor Carlos Saavedra Zavaleta); secretarios: Mariano Moreno (miembro de la Logia Independencia) y Juan José Paso (miembro de la Logia Independencia y de la Sociedad de los Siete); vocales: Manuel Belgrano (tuvo una prolongada actividad masónica; iniciado en la Logia Independencia a fines del Siglo XVIII, participó de la Sociedad de los Siete. Zapiola afirma que fue integrante de la Logia Lautaro de Buenos Aires y Venerable Maestro de la Logia Argentina, más tarde llamada Logia Unidad Argentina de San Miguel de Tucumán), Miguel de Azcuénaga (el único no iniciado), Juan José Castelli (miembro de la Logia Independencia de la que llegó a ser Venerable Maestro), Domingo Bartolomé Francisco Matheu (miembro de la Logia Independencia), Juan Larrea (iniciado en la Logia Independencia; hay una carta de Francisco de Miranda dirigida al hermano Saturnino Rodríguez Peña donde destaca la calidad de masón de Larrea) y Manuel Alberti (miembro de la Logia Independencia y Sociedad de los Siete).
© LA GACETA
http://www.lagaceta.com.ar/nota/378617/LGACETLiteraria/masones_hicieron_revolucion.html
Antonio Las Heras - Escritor, doctor en psicología social y ex secretario general de la Sociedad Argentina de Escritores. Es autor del libro "Sociedades secretas: Masonería, Templarios, Rosacruces y otras órdenes esotéricas". Actualmente ocupa el cargo de Gran Guarda Templo Interno en la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones.
III
LAS DUDAS DEL BICENTENARIO
La influencia británica en Mayo
Domingo 16 de Mayo de 2010 | Por Pacho O´Donnell -
Para La Gaceta - BUENOS AIRES
El virrey Baltasar Cisneros enfrentó durante su breve gestión en el Río de la Plata una desesperante escasez de recursos debida a la decadencia de la metrópoli española y también a que su enemiga Inglaterra, desde el combate de Trafalgar, dominaba los mares impidiéndole el envío de naves comerciales a sus colonias. Cisneros tomó entonces una medida extrema: aprueba un reglamento provisorio de libre comercio que ponía fin a siglos de monopolio español y autorizaba el comercio con los ingleses.
En Buenos Aires, los grupos económicos se habían dividido en dos fracciones: los monopolistas y los exportadores. Los españoles pertenecientes al primer grupo querían mantener el privilegio de ser los únicos autorizados para introducir y vender los productos que llegaban desde ultramar. Estos llegaban sobrevaluados porque España, sin capacidad productiva, a su vez se los compraba a otros países para después revenderlos en América. Dichos comerciantes no rehuían jurar fidelidad al rey José Bonaparte si fuese necesario para garantizar sus negocios.
Puede afirmarse que para no pocos protagonistas de la Revolución de Mayo, como fue el caso de Alzaga, esta se hizo en contra de Francia. Mejor dicho: en oposición a aquellos españoles que aspiraban a continuar reconociendo las imposiciones de la metrópoli cualquiera fuese el poder que la rigiese. En cambio, los productores, españoles o criollos, tanto agrícolo-ganaderos como de las rudimentarias pero pujantes industrias del vino, del cuero, del tasajo y del tejido, querían comerciar directa y libremente con Inglaterra y otros países que eran los más importantes clientes y proveedores de los productos de esta región. Sostenían que España se había transformado en una cara, ineficiente y prescindible intermediaria y su crítica se expandía hacia lo ideológico cuestionando su oscurantismo religioso y sus convicciones detenidas en el pasado.
Es por ello que el movimiento de Mayo, en un principio y en sus más vigorosos impulsores (Belgrano, Moreno, Castelli, Paso), estratégicamente no propuso independizarse de España para no perder la alianza estratégica con los comerciantes librecambistas.
La apertura del comercio recibió una fuerte oposición: "Pedro Baliño de Laya, natural de vuestro Reino fiel de Galicia, vecino y del comercio de esta Ciudad, movido del amor que profeso a Vuestra Real Majestad y a nuestra amable patria, represento y digo qué dirán los valerosos y constantes cochabambinos luego que sepan ha abierto Buenos Aires comercio libre a todas las naciones: dirán, ya quedaron sin pan mas de 16.000 almas que subsistían con los lienzos de algodón, surtiendo a toda esta América y a un precio tan equitativo como era el de 2 reales la vara (...) y qué dirán cuando sepan de que los ingleses ofrecieron abastecer de este renglón a 1 y cuartillo reales, qué dirán los de la sierra de Córdoba cuando sepan que los ingleses vendieron ponchos en ésta a 3 pesos que ellos vendían a 7. ¿No querían gobierno nuevo?, ahí lo tienen, ahórquense, compren cordeles. Ahí tienen los americanos la felicidad que aguardaban de España, ya no hay España ya se acabó. Oh Santo Dios, y que esto ha de sufrir el carácter de un verdadero español" .
El administrador de la Aduana informaba al virrey que desde la apertura de los puertos, hacía cuatro meses, habían ingresando a ese ente recaudador unos 400.000 pesos, "cantidad que jamás ha producido esta Aduana en tan corto tiempo". La suma equivalía a lo recaudado en todo el año 1806. Creció de tal manera el comercio con los ingleses que las protestas de los poderosos monopolistas fueron tan amenazantes que el virrey, dando muestras de su volubilidad, ordenó la suspensión de la medida y la expulsión de los comerciantes extranjeros, dándoles a los mercaderes británicos un plazo de ocho días para dejar Buenos Aires.
Luego le tocará ceder ante las presiones inglesas y amplió el plazo que expiraba el 20 de mayo en cuatro meses. ¿Puede alguien dudar que esa circunstancia fue de enorme influencia en los sucesos que se desarrollaron a partir de esa fecha en el río de la Plata?
Está comprobado que los barcos británicos de guerra surtos en el puerto, más el embajador inglés en Río de Janeiro con competencia en el Río de la Plata, lord Stangford, hicieron pesar su influencia. Durante las jornadas de Mayo dichas naves estaban estacionados en el puerto en actitud de protectora coacción. El capitán de la escuadra, Charles Montagu Fabian, no solo empavesó las naves y disparó salvas de festejo el 26 sino que también arengó al pueblo a favor de la revolución.
Ya instalada la Primera Junta, se acordó hacer todo lo posible para ganar la protección inglesa eliminándose de inmediato todas las restricciones al comercio, "dando a entender a Inglaterra que el objetivo de la América española no radicaba tanto en la separación de España como en la extirpación de los males causados por el gobierno español" (carta del embajador Strangford al primer ministro Wellesley, 20 de Junio de 1810). En los días subsiguientes al 25 se rebajaron en un 100% los derechos de exportación y se declaró libre la salida de oro y plata sin más recaudo que pagar derecho como mercancía, tal como se había pedido en La Representación de los Hacendados, cuyo autor, a pesar de no haber participado de las jornadas previas al 25, fue designado Secretario de la Junta como mensaje hacia Gran Bretaña.
La principal y decisiva ayuda inglesa a los conjurados de Mayo debería esperar dos años cuando atracó en el puerto la "George Canning" trayendo a bordo, entre otros jefes indianos reclutados en Londres, a un teniente coronel nacido en tierras de las misiones jesuíticas y de destacada actuación en las guerras napoleónicas.
© LA GACETA
http://www.lagaceta.com.ar/nota/378609/LGACETLiteraria/influencia_britanica_Mayo.html
Pacho O’Donnell - Historiador, novelista y psiquiatra. Entre sus libros se encuentran
"El grito sagrado", "Los héroes malditos", " Historias argentinas" y "Caudillos
federales".
IV
LA ARGENTINIDAD
Destacan el 25 de Mayo, pero valoran al 9 de Julio como el mayor hito de la soberanía nacional
Domingo 16 de Mayo de 2010 | Un historiador pide que se celebre el 25 con obras y que haya una tarea de concientización histórica. Reivindicación de los independentistas.
"Tengo la impresión de que muy poca gente sabe bien lo que significa el 25 de Mayo. Recuerdo que en un programa televisivo, que se hizo en la Plaza de Mayo, se le preguntaba a los jóvenes sobre la fecha patria y decían no sé. Hay gente que dice que el 25 comenzó la independencia del país y no es así. Fernando VII dejó de reinar en España y entonces los revolucionarios porteños decían que teníamos que asumir esa soberanía. En el cabildo abierto se habló de reemplazar al virrey Cisneros y así ocurrió. Después se fue tomando conciencia de lo que era la soberanía total y eso se plasmó luego en el Congreso de Tucumán". De esa manera, el historiador y periodista Ventura Murga explicó sucintamente lo ocurrido en los seis años que median entre el 25 de Mayo de 1810 y el 9 de Julio de 1816.
"En Buenos Aires -continuó-, dicen que allí se dio el primer grito de libertad, pero en esa época España tenía sus ejércitos luchando en América. Y Manuel Belgrano dijo entonces que había que independizarse y que para eso había que pelear por la libertad".
Murga señaló que la fecha debe ser celebrada, aunque pidió que se tomara conciencia. Y planteó que el festejo se debe hacer de dos maneras. "Una de ellas es con muchas obras públicas. Y la otra a través de la concientización de la gente, para que sepa qué está celebrando. Y también hay que concientizar a los ciudadanos sobre lo que significó 1816, sobre todo en Tucumán. Porque hay muchos tucumanos que no conocen la Casa Histórica, y esto es preocupante. Como también, que la mayoría no sabe quiénes fueron los representantes tucumanos en el Congreso de 1816", sostuvo. Sobre los preparativos para la celebración de la Independencia, dijo que "hay que arrancar ahora para enseñarles a las nuevas generaciones cuánto sacrificio costó conseguir la liberación". Y apuntó la necesidad de formar una comisión amplia en la que estén incluidos todos los sectores, entre ellos, las universidades.
Quien también opinó es el legislador Jorge Mendía. "Los primeros 100 años de la patria fueron de desencuentros entre sectores y no se pudo concretar el sueño de San Martín, Bolívar, Moreno, Belgrano. Se peleaba por la libertad, pero rompimos el espíritu sudamericano y se crearon varias repúblicas", señaló. "Hoy -agregó- tenemos que repensar nuestra sociedad política e histórica hacia adelante. Cuando comencemos el camino del Tricentenario no debemos repetir lo malo que se hizo. Hay que hablar de consensos y construcciones como lo pensaron los libertadores".
Luego Mendía coincidió con Murga. "Entendemos que el real Bicentenario de la nacionalidad es el 9 de Julio de 1816. Por eso no hay que luchar por el sillón de Rivadavia (centralista) sino por el sillón de Laprida (federal). Y no es casual que a Laprida se lo estudie tan poco. Es una historia dirigida desde Buenos Aires", aseguró. Luego reivindicó a los independentistas Belgrano, Monteagudo, La Madrid, Güemes, Aráoz, Juana Azurduy y Manuela Pedraza, y dijo que "los pueblos sostuvieron a estos libertadores en las 238 batallas que hubo por la independencia en Jujuy, Tucumán y Salta".
Por otra parte, el gerente general del Instituto de Desarrollo Productivo (IDEP), Pablo Kunik, sostuvo que hay que sentirse parte del festejo de la argentinidad. "Tanto en el Bicentenario de 2010 como en el de 2016 tiene que darse una mística por sobre todas las diferencias; tiene que haber una fuerza que nos provea de momentos creativos a fin de que se den cosas para el bien de todos. Esta es la oportunidad para que todos nos pongamos de acuerdo", indicó. "Si en el Centenario se fortaleció la industria del azúcar, en este Bicentenario está la oportunidad de poner nuestro esfuerzo para hacer más grande la matriz productiva del país y de la provincia. Y también para poner énfasis en las actividades que darán la posibilidad de dar empleo a todos. Por eso es muy importante prestarle atención a la innovación, a las nuevas tecnologías y a los jóvenes emprendedores", agregó. Desde el IDEP se trabajó intensamente con la Marca Tucumán. "Hoy estamos en el proceso de la aplicación. Ya se lograron consensos entre las autoridades, la producción, la cultura y el turismo. Tucumán es una marca que será sinónimo de calidad de una provincia importante", aseguró.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/378770/Actualidad/Destacan_25_Mayo_pero_valoran_al_9_Julio_como_mayor_hito_soberania_nacional_.html
el dispreciau dice: sin duda alguna, 2016 y en San Miguel de Tucumán. Únicamente allí. Mayo 16, 2010.-
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