Autor
Hugo E Grimaldi
Columnista de DyN
DE DOMINGO A DOMINGO [I]
La gente en la calle dejó un claro mensaje de diálogo e inclusión
Domingo 30 de Mayo de 2010 | Los ciudadanos salieron a buscar algo, quizás un modo diferente de hacer política, quizás a pedir por la institucionalidad perdida
BUENOS AIRES.- Desde lo académico, hay toda una corriente sicopolítica de explicación del fenómeno de la masividad de la fiesta del Bicentenario que pregona que la sorpresiva aparición de la gente en la calle durante el último fin de semana largo, sin altisonancias ni consignas y en un clima de respeto y tolerancia que hasta casi no registró episodios de inseguridad, pareció un modo silencioso de llamar la atención.
Quienes hacen este tipo de elucubraciones, sostienen que, en medio de una crisis de representatividad que abruma, los ciudadanos salieron esta vez a buscar algo, quizás un modo diferente de hacer política, quizás a pedir por la institucionalidad perdida o quizás, al estilo de Diógenes y portando cada uno su lámpara para que ilumine el camino y mirar mejor, a reclutar "hombres honestos" que sean de ahora en más sus nuevos líderes.
Otras interpretaciones más economicistas de la explosión callejera han marcado como determinante de la masividad cierta conveniencia de la gente en salir a gratificarse mediante espectáculos gratuitos, en medio de un oasis que los sacara de la crispación del día a día. También hubo quienes apuntaron a explicaciones más sociológicas, como la interacción de las masas frente a diferentes manifestaciones de la cultura, inclusive con cambios en algunos paradigmas de la historia, lo que se hizo evidente en la elección de los temas del desfile de cierre. Pero a la hora de dilucidar los por qué de un episodio tan avasallante como el vivido, habría que apuntar también que la aparición masiva de personas en la vía pública resultó algo bastante diferente a lo más conocido en materia de fervor cuasi espontáneo, ya que el mismo no se dio ni a la manera del "aluvión zoológico" de 1945 a favor del coronel Perón, ni mucho menos en defensa de los bolsillos, tal como ocurrió con los cacerolazos de 2001. Lo cierto es que, ante el fenómeno, todos los análisis previos sobre las miserias de la clase política que se manifestaron en el singular vedettismo de los faltazos, la puesta en marcha de actos cruzados o lo premeditado de las desinvitaciones, se estrellaron contra esa emocionante manifestación popular, ya que lo que no supieron hacer los dirigentes, lo hizo la gente en la calle en nombre de la unidad que inspiraba el 25 de Mayo y, lo mejor, sin preguntarle al de al lado qué pensaba o qué cosa quería en materia política, económica o social.
Este periodista cronicó el mismo martes situaciones que se vivieron en la calle, que bien podrían traducirse como mensajes hacia la clase política para que no subestime la madurez de buena parte de la sociedad que se nucleó bajo el celeste y el blanco de la escarapela común o de la banderita plástica del chico subido sobre los hombros del papá. Y especuló con que, probablemente, el desteñido desfile del sábado anterior lo hayan compartido fervorosos militantes de los derechos humanos con hijos o nietos de militares que sienten haber sido masivamente degradados o con la posibilidad de que la hija de un piquetero haya bailado en el festival del rock con algún taxista que sufre, como ninguno, los cortes diarios de las calles o bien con que un kirchnerista acérrimo se haya emocionado con Tchaicovsky frente al Teatro Colón, mientras que un miembro del PRO aplaudía a rabiar a León Gieco, algunas cuadras más allá. Un solo lunar hubo en la Capital Federal en cuanto a lo voluntario de la concurrencia (el otro se observó en Luján, en el Tedeum oficial), ya que, mientras la gran concentración estaba del Obelisco hacia el Sur, un grupo muy activo de militantes kirchneristas fue literalmente colocado en la Diagonal Norte para que la Presidenta y los mandatarios extranjeros sintieran el calor popular de las banderitas agitadas por chicos y grandes que cantaban consignas a favor del Gobierno, lo que contrastó nítidamente (y la televisión y los testigos han dado cuenta) con el fervor sólo patriótico del resto de la concentración.
La bisagra oficial
Luego de tamaña irrupción popular de varios millones de personas, la cultura cortoplacista de los políticos los llevó casi de inmediato a querer transformar linealmente esa manifestación en eventuales apoyos que podrían traducirse en votos y eso ocurrió no sólo en el kirchnerismo, que vio la oportunidad de elevar algo sus ratings en la consideración pública, sino también en la oposición, que se mostró por un rato, aunque en el día después, unida al oficialismo y caminando todos juntos, hasta ahora sólo para la foto.
Por el lado del Gobierno, la corriente de optimismo fue más que evidente ya desde la misma noche del 25, cuando la Presidenta comenzó la Cena de Gala en el Salón Blanco con tanta demora que los mandatarios extranjeros, salvo Hugo Chávez, ya habían retornado a sus países.
El cansancio había hecho mella en muchos, aunque otros parece que tuvieron cuerda como para brindar con champán del mejor por todo lo que consideraban que habían logrado en esos días. Ya sin la Presidenta, y en medio de la euforia por lo que se consideraba como una bisagra de mejores augurios hacia el trampolín kirchnerista rumbo a 2011, sólo faltó que la historia se repitiese y que un ministro bastante eufórico entronizara a Kirchner como "el primer Rey y Emperador de América", tal como el capitán Atanasio Duarte hiciera en 1810 con Cornelio Saavedra. Por entonces, cuando Mariano Moreno se enteró del episodio desterró a Duarte y dictó el célebre Decreto de Honores en el que se prohibieron los brindis de ese tenor, ya que ningún "habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país".
Al día siguiente, en Tucumán, en medio de encuestas de opinión pública que contienen mejoras de imagen y de intención de voto hacia él mismo, Néstor Kirchner intentó corregir cualquier actitud de triunfalismo, quizás para evitar que se lo catalogue de oportunista y, pese a que los miembros del PJ se llenaron la boca con la candidatura a Presidente del actual diputado, éste los desautorizó en público cuando pidió desde el palco que "se saquen la urnas de la cabeza". No obstante, el ex mandatario no pudo con su genio y cuando habló de los actos por el Bicentenario dijo que eran "del Pueblo", aunque en seguida reivindicó para el Gobierno su organización. Este cambio en la actitud del ex presidente marca cómo ha interpretado la presencia ciudadana en la calle. En ocasiones anteriores, cuando la gente salió en clima de protesta, él se paralizó y hasta se fue de Buenos Aires, como la noche de la primera marcha de Juan Carlos Blumberg. El síndrome del helicóptero que se llevó a Fernando de la Rúa de la Casa Rosada lo acompañó siempre y por eso buscó controlar la calle con fuerzas amigas. Así, ocurrió en los días de las peleas por la Resolución 125, cuando Luis D'Elía retomó la Plaza de Mayo cubierta por la gente del campo, aunque nada pudo hacer contra la manifestación multitudinaria de Palermo el día en que Julio Cobos pasó a ser un traidor. Desde un costado más de estrategia política, en otro tramo de su discurso tucumano, Kirchner siguió con su idea de los dos modelos, a la usanza de otros países que dirimen por derecha y por izquierda sus preferencias electorales y volvió a decir que lo interesante sería que, "ante las dos distintas visiones de país, las debatamos y que la gente decida". Si bien podría pensarse que el otro gran beneficiario de los actos de la semana pasada fue Mauricio Macri, ya que fue victimizado por la propia presidenta de la Nación al no concurrir al Colón, y que el Jefe de Gobierno porteño sería el contendiente natural de Kirchner, esta estrategia es la que menos le conviene al kirchnerismo porque la diferencia podría hacerla en la medida que los contrincantes se dividan, ya que él aspira a llegar a 40 por ciento y a sacar más de 10 puntos al inmediato perseguidor, lo que eliminaría el tan temido balotaje.
El chivo expiatorio
Pero está demostrado que el Gobierno no tiene paz y que la mayor parte de los problemas que le suceden están adentro, porque a las 48 horas del reacomodamiento pos festejos saltó en Santa Cruz la cuestión de los fondos de las regalías que el propio ministro de Economía provincial dio por esfumadas, aplicadas peso a peso a cubrir gasto corriente. Una aberración que se intentó corregir con la explicación que al 31 de diciembre último todavía había dinero en caja, de aquellos originales casi 600 millones de dólares que nunca se supo hacia dónde fueron y vinieron y a nombre de quién estaban, qué intereses ganaron y cómo se usaron.
Igual le sucedió a la Administración nacional con las apretadas de Guillermo Moreno para cerrar de palabra las importaciones, actitud que avaló el mismísimo ministro Amado Boudou, situación que no obstante no le impidió a la Presidenta, tras un sinnúmero de duras advertencias brasileñas sobre represalias, jurarle al presidente Lula que "ni hubo ni habrá" freno a las importaciones de ese país.
Por supuesto que en ambos casos, y una vez más, el chivo expiatorio ha sido el periodismo, que según los lenguaraces oficiales tergiversó con maldad las declaraciones grabadas del santacruceño o difundió las quejas de importadores y camioneros parados en la frontera, o las amenazas de los diplomáticos de la Unión Europea o el cierre ya consumado de las ventas de aceite y porotos de soja a China o el conflicto con la India por insumos de telecomunicaciones.
De ninguna de estas cosas quiso saber nada durante cuatro días la gente en las calles, pese a la lluvia o a la incomodidad. Con sus vítores o con sus silencios ha dicho cosas de cara a la clase dirigente y habría que esperar que alguien comience, no por especulación de seguir a la gente sino para liderarlos, a interpretar ese mensaje tan claro de unidad, diálogo e inclusión social. Casi como lo que propugnó la Iglesia en todas sus homilías. Parafraseando a Eva Perón: "quien quiera oír que oiga". Copyright 1998-2010 - La Gaceta - Todos los derechos reservados. [TUCUMÁN]
http://www.lagaceta.com.ar/nota/380964/Opinion/gente_calle_dejo_un_claro_mensaje_dialogo_e_inclusion.html
| EN ADEPA. González Fraga compartió una cena con líderes periodísticos.
POLITICA ECONOMICA [II]
"Tenemos el enorme desafío de ser como Canadá porque Brasil será como EEUU"
Domingo 30 de Mayo de 2010 | González Fraga dijo que el Gobierno pierde la oportunidad de frenar la pobreza en el país
A partir del concepto de que la oposición no existe y que el Gobierno no pasa del 2011, el economista y empresario Javier González Fraga habló ante los editores de diarios de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), acerca de la realidad económica, la situación internacional y el futuro de la Argentina.
El presidente de la entidad, Gustavo Víttori, presentó al orador invitado en la cena mensual de camaradería celebrada en Buenos Aires, junto a un nutrido grupo de editores y con la presencia de la senadora por Córdoba, del Frente Cívico y Social, Norma Morandini.
"La Argentina enfrenta una buena oportunidad, pero obnubilada por la neblina", dijo González Fraga y aclaró que se refería a que "no lo queremos ver y creemos que estamos mal". "El mundo está complicado pero Argentina está bien ubicada porque sus principales clientes, Brasil y China, están bien. Tenemos el enorme desafío de ser como Canadá porque Brasil será como Estados Unidos en poco tiempo, ya que están dadas las condiciones y tiene vocación imperial", pronosticó González Fraga.
El disertante explicó que "Canadá le vende autos y productos con valor agregado a Estados Unidos y nosotros tendremos que hacer lo mismo con Brasil. Ustedes no verían nunca a Estados Unidos exportando soja en bruto, sólo una vez lo hizo Cargill y le declararon un boicot durante seis meses".
El invitado de Adepa recordó que durante una conversación que mantuvo con el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, le dijo: "usted no tiene que estar orgulloso de los camiones de soja que salen hacia el puerto. Usted tiene que procurar que salgan pollos, lácteos y carnes". El economista criticó "la oposición absurda que hicieron frente a la decisión del Gobierno de pagar la deuda con reservas", porque consideró que eso es lo más normal en todo el mundo.
También recordó que cuando era presidente del Banco Central en 1989 "compramos U$S 400 millones y usé U$S 170 millones para pagar deudas con el FMI, pero de eso no salió ni una línea".
Cuando se refirió a los enfrentamientos políticos, opinó que el "Gobierno agrede permanentemente e inventa enemigos donde no los hay y que la oposición hace los mismo". "Los grandes errores cometidos en la historia de nuestra economía fueron la convertibilidad, el corralito y la intervención del Indec", dijo González Fraga. Además, consideró un "pretexto absurdo" el ocultamiento de los verdaderos índices para que no repercutan en la indexación de la deuda externa porque "el descrédito significa un costo mayor y el Gobierno puede conducir las expectativas creándose metas inflacionarias adecuadas, por ejemplo del 20%".
El orador se refirió a los niveles de pobreza y cuestionó que "si bien las expectativas económicas son buenas, la relación entre riqueza y pobreza es de 32 veces, mientras que en los años 50 era de ocho veces". "El 30% de la población -agregó- está excluida por los embarazos adolescentes, la droga, la desnutrición infantil y las tres millones de familias que no tienen una vivienda adecuada. Los reclamos de la sociedad pasan no sólo por más seguridad, sino por esa pacificación de integrarnos y de parecernos más".
"Yo estoy convencido de que este Gobierno no dura más del 2011. Si miramos bien las encuestas, no pasan de la segunda vuelta. Pero la oposición no existe, es dispersa. Deberían estar pensando en políticas concretas", reflexionó González Fraga.
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http://www.lagaceta.com.ar/nota/380981/Argentina/Tenemos_enorme_desafio_ser_como_Canada_porque_Brasil_sera_como_EEUU.html
Historia de cinismos y persecuciones [III]
Por Joaquín Morales Solá
Noticias de Opinión: Domingo 30 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa
Néstor Kirchner suele mostrar a sus oyentes privados encuestas que le dan a él un 31 por ciento de intención de votos para presidente. Son mediciones de dos agencias que han hecho tantos trabajos para el Gobierno como la cantidad de errores que han cometido. Ninguna empresa seria de mediciones de opinión pública llegó a semejantes cálculos. Kirchner suele juntar esas cifras y la monumental repercusión popular del Bicentenario para asegurar que está en condiciones de retener el poder. Exultante, describió un ministro el estado de ánimo en Olivos por las fiestas de Mayo.
Los Kirchner tienen, sin embargo, dos problemas. Uno consiste en que ni la historia ni la política son estáticas, sino dinámicas y cambiantes. El otro problema es insalvable porque reside en la comprobación simple de que la Argentina no está en Marte, sino en medio de un mundo acosado por crisis económicas y financieras implacables. Cualquier crisis de esas características se convierte en una pandemia con amplias secuelas en todos los recovecos del mundo. La Argentina está incluida.
La inestabilidad financiera que asedia esta vez a Europa ya ha hecho estragos en la economía y la política de muchos de sus países, cuando no en todos. La propia recuperación norteamericana es la convalecencia de un enfermo muy débil; el mismo Barack Obama influyó personalmente para que se concretaran los ajustes fiscales del español Rodríguez Zapatero. Una deducción es inevitable: la poderosa economía norteamericana podría trastabillar otra vez ante una crisis mayor de la economía de España. Así de interconectado está el mundo de hoy. Los Estados Unidos y Europa son receptores importantes de las exportaciones argentinas.
Rezagada por los estertores de una crisis inacabada, es probable que la economía mundial tenga el año próximo un crecimiento económico menor al previsto. Las exportaciones argentinas tendrán, por lo tanto, mercados más restringidos y los precios de las materias primas bajarán, aunque nada indica que se derrumbarán. Los mercados financieros están muy cautelosos; la Argentina no recibirá ningún crédito. En tiempos de oscilaciones, el dinero se vuelve conservador y sólo se detiene en la calidad de los deudores, que el país de los Kirchner no puede ofrecer. Ya tuvo una primera prueba: desaparecieron los 1000 millones de dólares frescos prometidos junto con el canje de la deuda en default, que tuvo un resultado magro.
La conclusión de todo eso es que la Argentina crecerá en 2011 a un ritmo menor al de este año, según el análisis de economistas privados y de organismos internacionales. Deben incluirse los propios desmadres locales. La impronta de los sindicatos está atizando el fuego de la inflación, pero también la desesperación del Gobierno por usar fondos del Estado, las reservas nacionales entre ellos.
Menor crecimiento, mayor inflación y la inseguridad jurídica que pulverizó las inversiones nacionales y extranjeras no construirán nunca una buena oferta electoral para ningún gobierno. ¿Creen los gobernantes que los argentinos votarán dentro de un año y medio influidos por la resaca del Bicentenario y no por los problemas cotidianos de entonces? Si esa fuera la ilusión del oficialismo, entonces no ha hecho ningún esfuerzo para comprender las históricas reacciones sociales.
Aquellos problemas podrían agravarse por dos razones. Nadie descarta, por un lado, un giro más dramático aún de la crisis internacional. Y, por el otro, la Argentina no ha resuelto, más que con palabras cargadas de hipocresía, su último diferendo comercial con el mundo. Las señales que llegan de Europa por las trabas argentinas a las importaciones de alimentos son alarmantes: Quieren sangre, exageró un funcionario argentino que escuchó esos mensajes. Brasil podría empezar por cerrarles las puertas a las exportaciones argentinas de aceitunas en conserva, que van casi totalmente al país vecino y que benefician a gran parte de la economía del norte argentino. Los europeos prometieron enfurecerse aún más si hubiera sólo una solución para Brasil y no para el resto de los países.
Lo que ofende es el cinismo. La frase corresponde a un importante funcionario de Brasilia. Se refería al discurso de la Presidenta que ratificó que no existen ni existieron trabas para la importación de alimentos. Las compras argentinas de alimentos se redujeron a cero en las últimas semanas. Esa es la realidad, aunque no exista ningún papel firmado por nadie en Buenos Aires, argumentaron en Brasil. Los europeos padecen los mismos efectos de la clandestinidad del Estado argentino: no pueden hacer denuncias ante la Organización Mundial del Comercio porque no cuentan con la prueba de ningún papel oficial argentino.
La hipocresía tuvo anécdotas memorables. El gobierno argentino está frenando un envío de duraznos en almíbar de Grecia. Las exportaciones argentinas de alimentos a Grecia duplican las importaciones de ese país, castigado por una durísima crisis económica y social. La Presidenta viene de una cumbre en Madrid donde lloró por la crisis griega y culpó al capitalismo de esos estragos en la tierra de Aristóteles. Ya en Buenos Aires, despachó con increíble frialdad a los griegos y a su comercio.
Los frenos colocados clandestinamente por Guillermo Moreno deberían comenzar a funcionar pasado mañana. Fueron aprietes verbales a los supermercados y órdenes, también verbales, a los organismos sanitarios que deben autorizar las importaciones. Ningún decreto, ninguna resolución, ningún informe al Congreso sobre los cambios producidos de hecho en la política de comercio exterior del país. ¿Acaso el otrora prestigioso Indec no cayó también abatido por esas formas nuevas de la vieja clandestinidad?
Dicen que el Gobierno podría devolver a Moreno a su casa para reconciliarse con la clase media después de la algarabía del Bicentenario. Difícil. Moreno no es una reciente decisión errónea de la administración. Lleva siete años con los Kirchner y sólo ejecuta, ciego y sordo, las instrucciones del matrimonio presidencial. Cuando se vaya Moreno, ¿se quedará Kirchner?, preguntó irónico un legislador oficialista. Dicho de otro modo: ¿qué sentido tendría sacar a Moreno si Kirchner, jefe e inspirador de aquel, continuara como jefe político del Gobierno?
Amado Boudou podría ser reemplazado por Débora Giorgi cuando el actual ministro de Economía haya demostrado lo que ya es evidente: su absoluto fracaso. Giorgi, sumisa y disciplinada ante los humores de Cristina Kirchner, viene trabajando desde hace rato en una reunificación de toda el área económica de la administración. Cristina nunca se empalaga ante esas pruebas de lealtad incondicional de la ministra y le devuelve los gestos a Giorgi con referencias a ella hasta cuando no necesita hablar de ella.
Los Kirchner no hablan del futuro. No existió el porvenir en ninguna expresión del Bicentenario. Su pelea permanente es con la historia en un incesante combate cultural. Luchan por instalar una visión ideológica de las luchas armadas de los años 70, por el predominio de políticas económicas de los años 50 y, ahora, por ganarle la batalla al Centenario de 1910.
En ese contexto de un pasado omnipresente debe incluirse el proceso judicial de ultraje y vejación que sufrieron los jóvenes Herrera Noble, hijos de la directora de Clarín. Aun cuando fueran víctimas de las violaciones de los derechos humanos en los 70 (lo que no está probado), ¿por qué los sometieron a un proceso de acoso y persecución propio de victimarios? ¿Por qué la humillación humana a personas que no hicieron nada?
El derecho a la verdad del pasado, que existe, no es más importante que el derecho a la intimidad de las personas en el presente, que también existe. La Justicia no está habilitada, además, para ordenar la cacería y el maltrato de ningún argentino inocente.
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Historia de cinismos y persecuciones
Por Joaquín Morales Solá
lanacion.com | Opinión | Domingo 30 de mayo de 2010
el dispreciau dice: dentro de los extraños criterios que exhibe el poder está aquel que reza: "cualquier triunfo es mío, las derrotas son de todos (o bien de los otros)"... y se aplica a rajatabla. Tanto es así, que ahora el bicentenario es patrimonio del poder y sólo de él, cuando en verdad el mensaje ciudadano fue bien otro (como siempre). Indudablemente el ruido que hay en el poder no permite escuchar al otro (cualquiera sea éste) y desvela la intencionalidad de apoderarse del éxito, si que hay algo de que apoderarse (queda poco). Sordos ante el prójimo, no sintonizan el mensaje, el que se produjo por simple consonancia social, convergencia de intenciones de contar con un país que sea vivible, con identidad propia, parecida a nada de lo conocido (todo malo), donde el científico sea reconocido como tal, al tiempo que el trabajador sea reconocido por su esfuerzo, pero como los roles están alterados, los trabajadores son esclavos y los científicos son pensadores sin tiempo a los que hay que tener guardados en algún altillo. Para ello, el poder debe desconocer y despreciar, y se hace culto del modo, como si se tratase de una ley universal, aplicable aquí y allá, factor común que caracteriza a los poderes políticos de este desquicio llamado planeta Tierra... Junto con ellos, perduran los criterios económicos que como ya sabemos están viciados conceptualmente y vacíos de moral, a tal punto que en la peor catástrofe petrolera-minera de la historia, queda revelado la incapacidad tecnológica para lidiar con un error que más allá de su costo económico, está produciendo el mayor daño ecológico de la historia humana, esto es fabricado por la impericia y la negligencia del hombre, con el sólo afán de juntar un barril más... (¿pretenderán hacer lo mismo en Malvinas?). Y aunque las evidencias se suceden, la barbarie no acaba. Error tras error, no habilita a mejores reflexiones... por el contrario, revela una vez más cinismo y empecinamiento (¿habrá algo en el poder que nubla las neuronas y oscurece las almas?). El poder mundial (en cualquiera de sus formas y expresiones) está decidido a sostener el concepto "divide y reinarás", porque no atina a comprender que todas sus jugadas han conducido a los humildes mortales (90% del conjunto humano) a ser descartables, esclavos, despreciados, y esencialmente excluyendo al 70% de la humanidad de cualquier posibilidad de vida digna. Pero en esas mismas jugadas huecas, compitiendo consigo mismo, ese mismo poder se ha ido ahogando al romper fronteras, banderas, y aislamientos... la electrónica ha hecho el resto y hoy, los dispreciaus como yo, andan más rápido que los noticieros, sus agencias nutrientes, los periodistas de opiniones compradas y las otras vendidas, entonces la opinión que se forma es legítima, genuina a los sentimientos, obviando las manipulaciones inducidas de los unos (poderes) y los otros (medios). Los economistas andan perdidos en un océano de contradicciones y burradas, pretendiendo como siempre que les cierren los números de los libros mientras dos tercios de la humanidad se muere de hambre, e insisten en el modelo porque es el único que aprendieron en los claustros... no se les cae una idea, porque no la tienen (nunca la tuvieron y los hechos están a la vista de quien los quiera ver). El Fondo Monetario Internacional es una mentira internacional no distinta al circo de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, Davos, o tantos otros que hacen de la estadística un culto, pero se olvidan que el hombre no es un número... Y en este contexto aparecen mensajeros divinos que proclaman la necesidad de parecerse a éste o aquel, restándole a las sociedades posibilidad de distinguirse por sus cualidades... Argentina sólo debe parecerse a Argentina, los canadienses ya tienen suficiente con intentar ser lo que son y sustentar el modelo que se han impuesto. Por su parte, el día que Brasil se parezca a Estados Unidos de Norteamérica sucumbirá definitivamente y se transformará en una sociedad enferma, despreciando su actual "alegría por la vida" que la caracteriza. Empeñarse en ser como el otro, implica dejar de ser lo que uno potencialmente puede alcanzar per se, y ello contribuye a destruir sociedades por el mero hecho de sintonizarse con algo que no les propio, inherente o afín. El mundo de las guerras se ha exterminado a sí mismo, pero los poderes no lo entienden... El mundo de las economías de mercado se ha exterminado a sí mismo, pero los poderes no lo entienden... El mundo de las estadísticas se ha exterminado a sí mismo, pero los poderes no lo entienden... El mundo de las ciencias por las conveniencias se ha exterminado a sí mismo, pero los poderes no lo entienden... El mundo de la depredación de los recursos naturales se ha exterminado a sí mismo, pero los poderes no lo entienden... pero los poderes no lo entienden... pero los poderes no lo entienden... sin alma, sin neuronas, y con segundas intenciones, no se conduce. Con discursos vacíos, tampoco. Mayo 30, 2010.-
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