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Una nación indígena batalla por sus tierras y justicia en Bolivia
- La antigua nación Qhara Qhara comenzó una batalla contra el Estado de Bolivia en defensa de sus ricas y avasalladas tierras de origen, en una abierta interpelación al incumplimiento de sus promesas a un gobierno que llegó al poder en 2006 con un discurso fundado en el respeto a los valores de los pueblos indígenas.
Hombres y mujeres de ese pueblo realizaron una marcha de casi 700 kilómetros durante 41 días, entre la capital oficial, Sucre, y La Paz, el centro político del país, para denunciar que la fragmentación de sus tierras ancestrales amenaza a su cultura y ahora esperan que en dos meses se corrijan las medidas y leyes al respecto.
Entretanto, los marchistas, llegados de las altiplanicies y valles circundantes del sur del país el 18 de marzo a La Paz, comenzaron a volver una semana después a sus localidades, tras declarar hasta julio un cuarto intermedio en su movilización, mientras sus dirigentes vigilan el avance de cambios legislativos que protejan sus derechos y tierras.
Comisiones de la Asamblea Legislativa recibieron tres anteproyectos que, en coordinación con el gobierno, estudiarán las demandas de la nación Qhara Qhara, que se resumen en la restitución de territorios ancestrales, la asignación de igual jerarquía a la justicia indígena frente a la ordinaria y el respeto a su autonomía de pueblo originario.
Debe crearse una ley que reconozca la preexistencia del dominio ancestral de territorios mediante una unidad plural con pueblos y naciones que delimite en coordinación los gobiernos originarios, planteó, en una entrevista con IPS, Martha Cabrera, la lideresa y antigua “kuraca” (autoridad) de la nación Qhara Qhara.
Esa propuesta está ya en el artículo 2 de la Constitución Política del Estado, en que se hace una declaración de reconocimiento a las naciones y pueblos originarios campesinos, “y a la consolidación de sus entidades territoriales”.
En esa Constitución, de 2009, se declara a Bolivia como un Estado plurinacional y se da rango de nación a los pueblos indígenas, en lo que plasmo una de las promesas del presidente Evo Morales, perteneciente al pueblo aymara y en el poder desde 2006.
Un ejemplo de incumplimiento
Un último conflicto por tierras ejemplifica las situaciones que vive su pueblo y es fuente de reflexión para Cabrera, según explicó.
El estatal Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), responsable de legalizar propiedades rurales, ingresó el 27 de febrero en el pueblo (marka) de Quila Quila apoyado por fuerzas policiales.
“Cuarenta policías y 150 personas emboscaron a los habitantes del lugar” para facilitar la medición de espacios solicitados por “terceros” (personas ajenas a la comunidad), denunció sobre un incidente que se registró mientras la marcha alcanzaba la ciudad de Oruro, emblemática en las luchas sociales bolivianas.
Quila Quila se sitúa al suroeste de Sucre, capital también del departamento de Chuquisaca, uno de los nueve en que se divide Bolivia.
“No queremos enfrentamientos y la gente del pueblo no quiere la entrega de tierras”, aseguró Cabrera.
La lideresa buscó una explicación a la presencia policial en el lugar de conflicto y después de vanos intentos en instancias de la justicia y la fiscalía, la falta de una respuesta alienta sus sospechas y la de otros dirigentes de la marcha de que la orden partió de altos niveles del gobierno.
En respuesta a las denuncias, el director nacional del INRA, Juan Carlos León, aseguró que 90 por ciento de los habitantes de Quila Quila desea contar con un título individual, y solo el resto reclama por el reconocimiento de una propiedad colectiva.
Qhara Qhara toman liderazgo
Localizado entre los departamentos de Potosí y Chuquisaca, este pueblo prehispánico es conocido por el nombre de Qhara Qhara que en la antigua lengua qaqina significa dos cerros, y desde 2002 comenzó un ciclo de reconstitución con la participación de los pueblos “pikachuris” y “qaqina”, relató a IPS el ex “kuraca” Samuel Flores.
Flores, quien con Cabrera ejercen como portavoces de su nación, promotores y gestores de iniciativas colectivas e interlocutores ante las diferentes instancias, explicó que los qhara qhara suman actualmente 48.000 personas, distribuidos en ocho makras.
El sociólogo Arturo Villanueva, especialista en naciones indígenas y en problemas territoriales y agrarios, observó a IPS que lo sucedido en Quila Quila es parte de “un retroceso” en la aplicación de la norma constitucional y los derechos colectivos de los pueblos indígenas que vuelven “al punto de origen de sus luchas históricas”.
Villanueva situó como antecedente de la marcha qhara qhara la realizada en agosto de 1990 por los pueblos de zonas tropicales del departamento del Beni, que recorrieron 600 kilómetros e interpelaron a “las bases estructurales de la institucionalidad colonial representada por el Estado monocultural, discriminatorio y excluyente, de carácter neoliberal y republicano”.
Morales capitalizó aquellas demandas para convertirse en el primer indígena en llegar al poder. Una vez en la presidencia, las canalizó a una Asamblea Constituyente que en 2008 concluyó la redacción de la nueva Constitución, que desde 2009 es el marco para la prometida restitución de derechos a los pueblos indígenas.
Plurinacionalidad en peligro
Pero actualmente la Constitución y la propia plurinacionalidad están en serio peligro en cuanto a los derechos de los pueblos indígenas, en un país de más de11 millones de habitantes y gran diversidad étnica.
En este país enclavado en medio de América del Sur se reconoce la presencia de 36 pueblos originarios, cuya mayor población es de quechuas, aymaras y guaraníes.
Las markas (unidad política territorial), “ayllus” (conjuntos familiares) y “comunidades” que conforman la nación Qhara Qhara iniciaron en 2012 un proceso de reconstitución, como rechazo al sometimiento a las organizaciones sociales politizadas, refiere Flores.
Con esa expresión, el líder indígena rechaza a los sindicatos campesinos que, con respaldo del gobierno, observan con interés la obtención de porciones de tierra en su territorio.
Los tres pisos ecológicos de la nación, como Cabrera y Flores los definen, producen alimentos, guardan fuentes de aguas termales y dulces, y poseen en abundancia minerales como el oro, hierro, zinc y estaño, entre otros.
Cabrera asegura que los “forasteros” son habitantes de ciudades y, en otros casos, son hijos de los “yanaconas”, personas al servicio de hacendados anteriores a la reforma agraria, que intentan despojar de tierras a los pueblos indígenas con la ayuda del INRA.
La finalidad, afirmó, es obtener propiedades agrarias con títulos individuales es comercializar tierras y no emplearlas para cultivos.
La lideresa reivindica la gestión ante el Poder Legislativo porque cree que su lucha favorecerá a otros pueblos que reclaman la restitución de sus tierras y el reconocimiento a las autoridades judiciales originarias.
“Durante la colonia española hicimos respetar las tierras ancestrales y ahora buscamos el respeto del Estado Plurinacional de Bolivia”, dijo.
Cabrera destacó que su nación, gracias a la fortaleza de su cultura, ha tomado ahora el liderazgo entre los 36 pueblos originarios, identificados por su cultura, costumbres, tradiciones y localización geográfica en el territorio boliviano.
En ese sentido, puntualizó que los cambios legales demandados son para beneficio de los 36 pueblos originarios y que será el 21 de julio cuando se evaluarán los avances de sus propuestas por el gobierno y el parlamento.
La lideresa advirtió que si los resultados son insatisfactorios, se convocará a una movilización nacional “con todas las naciones y pueblos indígenas” hasta el cumplimiento de la agenda.
Villanueva sostiene que detrás del despojo de tierras a las comunidades indígenas está el interés por destruir la naturaleza e “imponer un extractivismo salvaje” de recursos naturales de manera que derivará en el desplazamiento de poblaciones, con el riesgo de desaparición y extinción de pueblos.
Califica a la batalla de la nación Qhara Qhara como la “oportunidad final para preservar la esperanza” y la relación de armonía entre los seres humanos y su ambiente natural.
Durante la marcha, intelectuales, académicos y organizaciones internacionales suscribieron una carta de respaldo “a las naciones originarias y pueblos indígenas de Bolivia y de los diferentes países de Sudamérica, a su lucha territorial y a su derecho a la autodeterminación, autonomía y restitución de sus autoridades políticas y formas de vida”.
Edición: Estrella Gutiérrez
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