“No nos hagan esperar en México. Nos pueden matar”
En los juzgados de El Paso, las familias migrantes suplican al juez entre lágrimas que no les haga volver a Ciudad Juárez a esperar juicio porque les aterra la inseguridad
El Paso (Texas)
Cola de migrantes para pedir asilo en Estados Unidos en El Paso del Norte, Ciudad Juárez, el pasado 21 de abril. JOSE LUIS GONZALEZ REUTERS
La colaboración entre los Gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador para la gestión de los migrantes centroamericanos tiene su cara más dramática en las ciudades fronterizas, donde se acumulan miles de migrantes que desbordan unos recursos preparados para que la gente pase de largo, no para que se quede. Familias que antes esperaban horas o días para entregarse a los agentes en la frontera tienen que esperar ahora semanas o meses en ciudades peligrosas donde no conocen a nadie y no hay nada para ellos. Solo la mención de México hace que se les salten las lágrimas.
Desde que empezaron las caravanas organizadas, las ciudades fronterizas de México ven acumularse la desesperación en sus calles de gente que quiere entregarse a la policía de fronteras para pedir asilo y no puede. Primero, EE UU empezó a hacer cupos de entrada, en función de una capacidad de procesamiento que decide Aduanas y que en realidad nadie puede comprobar, por lo que el sistema es acusado de arbitrario y de estar diseñado para hacer sufrir. Las listas para entrar en Tijuana o en Juárez suman varios miles de personas. Esperan durante semanas para un trámite que antes hacían nada más presentarse en la garita fronteriza.
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