El de atentados islamistas, grandes o pequeños, es un goteo que no cesa. En las últimas semanas, los de la Rambla y Cambrils -con el saldo de 16 muertos y decenas de heridos-; o la explosión del metro de Londres que no provocó una masacre pero sigue alimentando la psicosis de miedo, objetivo primordial del terrorismo.
Europa entera está bajo la espada no de Damocles sino del islam. O -si lo prefieres- de sectores radicales y fanáticos que han conseguido que contengamos la respiración.
Para hablar de esa amenaza, de la oleada de los refugiados, del futuro del Estado Islámico o de las múltiples barajas con las que juegan Marruecos o Arabia Saudí, he entrevistado a Serafín Fanjul, uno de los más destacados arabistas españoles.
Catedrático de Literatura Árabe, ensayista y articulista, Fanjul conoce a fondo no sólo la cultura antigua de ese mundo sino también el presente. Vivió en Egipto, como director del Centro de Cultura Hispánico de El Cairo, y está muy al día del tablero de ajedrez geoestratégico de Oriente Medio.
El resultado de la larga charla que mantuve con él es la entrevista que te adelanto como suscriptor de Actuall
El título de la entrevista alude a algo que nos concierne muy de cerca a los españoles: el incierto futuro de Ceuta y Melilla.
Las dos plazas (ahora ciudades autónomas) han estado siempre un poco en el filo, bajo la presión machacona de Marruecos -primero con Hassan II y ahora con Mohamed VI-. Porque de poco valen la antigüedad y la españolidad frente al empuje arrollador de la demografía. La marroquí creciente y la española decreciente. Así se escribe la Historia.
En este sentido, no andaba descaminado el dictador libio Gadafi cuando dijo que Ceuta y Melilla eran “ciudades árabes” en una famosa rueda de prensa en Mallorca, en tiempos del Gobierno de Felipe González -y a la que, por cierto, un servidor asistió cuando empezaba en esto del periodismo-.
La frase del sátrapa levantó entonces considerable revuelo diplomático -era la época en la que ETA entrenaba en Libia, nido de terroristas-. Pero es preciso reconocer que el tiempo le ha dado la razón.
Porque de facto, ya son árabes o están en camino. La mitad de la población de Melilla ya es árabe o bereber.
En Melilla hay 44.564 musulmanes y en Ceuta, 36.474. En la primera ciudad, el 70% entre los escolares es árabe o bereber. Y la tendencia va en aumento. Un día de diciembre de 2016, se registraron 15 nacimientos de niños marroquíes en Melilla. ¿Quieres saber cuántos españoles? Uno.
El siguiente paso será el auge de los partidos musulmanes. Como advertía el Real Instituto Elcano, el voto a partidos de ideario musulmán está en torno al 24% en Melilla y el 17 por ciento en Ceuta. Y si no es aún mayor y sigue ganando el PP con mayoría absoluta en estas dos ciudades, es por la alta abstención en la comunidad islámica.
Con el agravante -añade Fanjul en la entrevista- de que las dos ciudades no están bajo el paraguas de la OTAN, un error de España cuando firmó el Tratado de Adhesión.
Pero si Fanjul es pesimista respecto al futuro de Ceuta y Melilla, lo es algo menos respecto a la profecía de Oriana Fallaci: ya sabes, Europa se convertirá en Eurabia. No cree que vaya a producirse una islamización general del Viejo Continente. In šāʾ Allāh. Perdón… que Santiago, el de la batalla de Clavijo, le oiga.
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