Mujeres en los CIE: más y más discriminación
Por una cuestión de género, las recluidas en los Centros de Internamiento de Extranjeros sufren problemas específicos
MELANIE WASSER UNSPLASH
Madrid
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Hace unas semanas llegó a los medios de comunicación un grito de socorro: En el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Algeciras, habían desalojado a los internos por el mal estado del edificio pero... Se habían dejado a las mujeres. Hacia saltar la alarma Women' s Link, una ONG que se dedica a la defensa de los derechos de las mujeres. Los de estas de Algeciras no estaban siendo muy respetados. Los hombres habían sido trasladados a otros centros, pero ellas se habían quedado allí, en condiciones precarias y peligrosas. "No hay espacio suficiente para hacer ejercicio al aire libre y apenas entra luz natural. Cuando solicitan una compresa o tampones los policías se los dan un día más tarde. Por la noche las encierran con cerrojo en una celda que no puede abrirse de forma automática en caso de que se produzca, por ejemplo, un incendio", denunció Patricia Orejudo, abogada de la organización.
La organización presentó varias quejas. "La primera fue el 22 de mayo, cuando supimos que había mujeres allí; luego una de nuestras abogadas visitó el centro, pero tuvo algunos problemas para acceder, por lo que presentamos una segunda reclamación. Y en todos los casos, de forma doble: a la jueza de control y a la defensora del pueblo", resume Orejudo. "El 2 de junio sumamos cuatro quejas más, individualizadas, por los casos de cuatro mujeres", concluye.
Al cabo de varias semanas la situación se resolvió para estas internas: concluyeron las obras en el módulo de hombres, estos volvieron y ellas fueron liberadas salvo una, que fue trasladada al CIE de Aluche, en Madrid. Su caso está siendo estudiado por las abogadas de Women's Link. "También denunciamos la arbitrariedad de decisiones; de buenas a primeras las dejaron salir a todas, la mayoría no eran deportables", explica la abogada. "Es lo que denunciaba el Servicio Jesuita a Migrantes: que los CIE no funcionan como deberían, sirven para privar gente de libertad sin ningún fin".
Lo que no ha llegado de momento es una respuesta a todas las reclamaciones presentadas. La ahora exdefensora del pueblo presentó el pasado abril un informe con 13 medidas, entre ellas el cierre del CIE de Algeciras, sin éxito. El único paso que se ha dado hasta hoy por el cierre de estos centros de internamiento, que en la práctica funcionan como cárceles, ha sido por parte del Ayuntamiento de Madrid. La alcaldesa, Manuela Carmena, presentó un plan de actuación a principios de julio que ofrece alternativas municipales a la reclusión de personas indocumentadas, como por ejemplo, que el Ayuntamiento asuma parte de la asistencia social y médica de los migrantes. "Hasta que se cierre", recalcó.
Hasta aquí, un caso más de la discriminación que sufren las mujeres migrantes en situación irregular en España. Un estudio de la Red Acoge revela, de hecho, que ellas perciben una doble discriminación: por ser extranjeras (49% de los casos) y por ser mujeres (21%). En otro estudio titulado Mujeres en los CIE: género, inmigración e internamiento, la catedrática de Derecho Penal Margarita Martínez Escamilla destaca dos ideas: "la gran indefensión" que padecen las migrantes una vez llegadas a España y, "la especial dureza de un periplo migratorio que suele durar años: atrapadas e indefensas en países profundamente machistas, con el sufrimiento añadido de la discriminación por ser mujer en sus más brutales manifestaciones".
Ellas perciben una doble discriminación: por ser extranjeras (49% de los casos) y por ser mujeres (21%)
Patricia Orejudo, de Women's Link, coincide con que los problemas por razón de género son aún más patentes en los CIE. En 2012, publicaron un informe con el resultado de cuatro años de trabajo entrevistando mujeres en los centros con el fin de identificar a posibles víctimas de trata y ofrecer asesoría legal. Fruto de este trabajo, se pueden enumerar los tipos de discriminación más frecuentes:
Víctimas de trata
"La trata con fines de explotación sexual afecta sobre todo a mujeres. Una de las discriminaciones más claras que pueden sufrir las mujeres internas en los CIE es la de no ser identificadas como tales", explica Orejudo, quien relata casos de mujeres víctimas de trata que acabaron en un CIE y fueron deportadas cuando debían haber sido protegidas. "Es un gran fracaso del sistema de identificación que se repite de forma recurrente porque las autoridades prefieren priorizar el control migratorio sobre la protección de sus derechos (aunque las organizaciones sociales sí las identifiquen como víctimas)", opina. Un ejemplo conocido es el de Gladys John, que Women's Link acaba de presentar ante el Comité contra la Tortura de la ONU. Gladys, de 25 años, nigeriana, embarazada e internada en un CIE, fue expulsada de España al no ser identificada como víctima de trata.
Muy relacionado con la falta de identificación de víctimas de trata están los estereotipos y prejuicios que todavía existen contra las mujeres migrantes. "Las autoridades no las creen y consideran que están dispuestas a cualquier cosa con tal de no ser expulsadas del país", sostiene Orejudo.
Atención sanitaria
Las mujeres embarazadas no reciben el seguimiento médico adecuado y de nuevo el caso de Gladys sirve de ejemplo. Durante su estancia en el CIE de Aluche, en Madrid, sufrió ansiedad debido a las amenazas provenientes de la mafia que la explotó, pero no recibió ninguna atención sanitaria especializada por su embarazo. "No sabemos si las autoridades realizaron el preceptivo informe médico que valorase el riesgo de la deportación para la gestación o la salud de Gladys", abunda la abogada de Women's Link.
Otro ejemplo es el de Mercy, internada en el mismo CIE cuando estaba embarazada de cuatro meses y recién llegada a España en patera. Presentaba mucha tos, y contó durante su entrevista que no comía ni dormía bien y que nadie le había hecho pruebas sobre su embarazo.
Por su parte, la organización Ferrocarril Clandestino aseguró haber detectado casos de falta de asistencia médica, provocaciones y propuestas indecentes por parte de los agentes de policía a las internas. Es más, en 2006 un grupo de internas del CIE de Málaga denunció a agentes de la policía nacional por abusar sexualmente de ellas. En 2015, todos fueron absueltos porque el tribunal no consideró suficiente el testimonio de la única mujer que declaró.
Proyecto Esperanza mantuvo que algunas mujeres se sienten respetadas y bien tratadas, pero otras refirieron malos tratos verbales, agresiones físicas puntuales y violencia leve. Coordinadora de Barrios señaló que la mayor parte de los funcionarios eran hombres sin formación en género, algo que debería ser imprescindible porque muchas mujeres han sufrido abusos de varios tipos en los países de origen, tránsito y destino. El Gobierno desmintió estas afirmaciones y aseveró que en Aluche las mujeres son atendidas por mujeres policía, que representa en torno al 15% del cuerpo de seguridad y que siempre hay alguna en todos los turnos.
Peores instalaciones que los módulos de hombres
El último caso ha sido el del CIE de Algeciras, pero hay más ejemplos en los que se ve que las mujeres cuentan con módulos más pequeños, con menor espacio al aire libre, menor tiempo de recreo en el patio que los varones y peores espacios comunes. En el CIE de Barranco Seco, en Gran Canarias, la juez de control calificó la situación de las mujeres de especialmente lamentable. "La existencia de un único patio y la tajante separación entre hombres y mujeres, atendiendo a razones de seguridad, determina que las mujeres disfruten de tan solo una hora de patio por la mañana y otra hora por la tarde, a una hora mucho peor que los hombres, que tienen más tiempo y en mejor franja horaria. Las mujeres pueden salir de 10 a 11 de la mañana, cuando a menudo aún hace frío, y de 16 a 17 horas, justo después de comer, a un patio totalmente descubierto, sin poder resguardarse del frío ni del sol", relata el informe. Cuando se realizaron estas entrevistas solo había una mujer en el CIE. No hacía uso de su derecho a salir y estaba sola y aislada todo el día.
En el CIE de Zapadores, en Valencia, las mujeres tenían que limpiar sus aseos y los hombres no, pese a que existía un servicio profesional de limpieza para todas las instalaciones.
Menos objetos de aseo y mudas
Además del caso de Algeciras, en el que las internas no obtenían compresas y tampones hasta el día después de pedirlo y tampoco tenían siempre gel de baño, existe otro ejemplo sonado que ocurrió en septiembre de 2016 en el CIE de Canarias: el de una mujer que pasó dos meses con la misma ropa interior. Una resolución del Juzgado de Instrucción No. 8 de Las Palmas de Gran Canaria reconoció que no otorgar a las mujeres la misma cantidad de ropa que a los hombres internos y no proporcionarles o restringirles el uso de útiles de aseo personal "constituye una forma de discriminación directa contra las mujeres y atenta contra la dignidad humana y los derechos fundamentales de las internas".
En el CIE de Aluche, Daría contaba que no le habían proporcionado acondicionador para el pelo y que tampoco habían permitido que su marido le llevase un bote. En Canarias, Ana se quejaba de que tenía racionadas las compresas higiénicas y que además tenían que pedirlas. “¿Por qué tengo que explicarle a un policía cuándo tengo la regla o explicarle que mi flujo es abundante y que me tiene que dar más? Es algo vergonzoso. Me da vergüenza”, se quejaba. El Gobierno aseguró que las compresas se dan cuando se piden.
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