El Caribe apuesta a la agricultura climáticamente inteligente
- Los países de la Comunidad del Caribe (Caricom) se preparan para el cambio climático especialmente con medidas de adaptación de su agricultura, tal como se indica en sus Contribuciones Previstas Determinadas a Nivel Nacional (INDC).
INDC es el término utilizado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático para las reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero, cuya publicación se pidió a todos los países parte de la convención en preparación para el histórico Acuerdo Climático de París, que fue aprobado el 12 de diciembre de 2015.
Casi todos los países del Caribe han experimentado sequías prolongadas, lo que genera dificultades para la producción de alimentos en una de las regiones más vulnerables al cambio climático.
En sus INDC, los países de la Caricom, una agrupación regional de 15 miembros, priorizaron la adaptación del sector agrícola, dada la necesidad de apoyar la seguridad alimentaria en la región.
Ahora esos países están trasladando el énfasis de la planificación climática a la acción y la implementación. Con este fin, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) realizó en Georgetown el Foro sobre Agricultura Climáticamente Inteligente para sensibilizar sobre las mejores prácticas, fomentar y apoyar las medidas contra el cambio climático y dar un espacio de diálogo a los actores relevantes.
La Agricultura Climáticamente Inteligente ofrece grandes beneficios para la seguridad alimentaria, la adaptación y la mitigación en el Caribe.
“La agricultura es un sector prioritario”, aseguró a los participantes Pankaj Bhatia, subdirector del Programa Climático del Instituto Mundial de Recursos, una organización no gubernamental con sede en Estados Unidos.
A medida que los países avanzan en sus planes, recomendó su participación en la Asociación NDC, una iniciativa global para ayudar a los países a cumplir sus compromisos climáticos nacionales y asegurar que la asistencia financiera y técnica se ofrezca con la mayor eficacia posible.
“Los países todavía tienen mucho trabajo que hacer para generar mapas viales más detallados, catalizar la inversión y aplicar los planes para cumplir con sus compromisos climáticos”, destacó Bhatia, que gestiona uno de los proyectos más grandes del WRI.
“Vale la pena explorar las opciones y cómo la Asociación de NDC puede ofrecer apoyo”, agregó.
En febrero de 2017 había unos 40 países en la Asociación de NDC, así como organizaciones intergubernamentales y regionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el Banco Central Europeo, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Los principales pilares de la Asociación de NDC para impulsar una acción climática ambiciosa incluyen compartir conocimientos e información y facilitar el apoyo técnico y financiero, lo que fomenta la eficiencia, la rendición de cuentas y la eficacia de los programas de apoyo.
La Asociación desarrolla productos de conocimiento que llenan importantes lagunas de información y los difunden a través de un portal de intercambio de conocimientos.
Otro orador en el foro de Georgetown, John Furlow, de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), enfatizó la importancia de la participación de múltiples sectores en el proceso de creación de Acciones de Mitigación Adecuadas a Nivel Nacional, y se refirió a Jamaica como un lugar dónde esto se hizo bien.
“En 2012, la entonces primera ministra de Jamaica (Portia Simpson Miller) pidió a USAID que ayudara a Jamaica a desarrollar una política climática nacional. En lugar de comenzar con los impactos climáticos, queríamos comenzar con lo que Jamaica definió como importante para sí misma”, explicó Furlow.
Entre las prioridades se encontraban los sectores de “la agricultura, manufactura, minería y canteras, construcción, industrias creativas, deportes, tecnologías de la información y la comunicación, servicios y turismo”, enumeró.
“Por lo tanto, queríamos dialogar con los actores responsables de esos sectores económicos sobre cómo abordarían la reducción del riesgo climático en una política nacional”, expresó.
El objetivo es sacar el cambio climático del ministerio de ambiente y llevarlo a los ministerios responsables de los sectores que se verán afectados, indicó Furlow.
Esto tiene el potencial de poner a los países en desarrollo en el asiento del conductor a la hora de localizar “múltiples fuentes de financiación – ayuda nacional, bilateral y multilateral”, para que puedan incidir en lo que ocurre dentro de sus fronteras, manifestó.
El Marco de Políticas de Cambio Climático para Jamaica esboza las estrategias que empleará el país para responder efectivamente a los impactos y desafíos de este fenómeno, mediante medidas apropiadas para escalas y magnitudes variables de las consecuencias del mismo.
El marco establece que les compete a los sectores pertinentes elaborar o actualizar planes de adaptación o mitigación del cambio climático. También incluye iniciativas especiales basadas en programas y actividades nuevas y existentes que tendrán prioridad para su implementación temprana.
Cada año, el Caribe importa 5.000 millones de dólares en alimentos y el cambio climático representa una clara y creciente amenaza para su seguridad alimentaria, ya que los diferentes patrones de lluvias, la escasez de agua, el estrés por el calor y la mayor variabilidad climática dificultan a los agricultores satisfacer la demanda de cultivos y ganado.
En los últimos años, casi todos los países caribeños han experimentado sequías prolongadas, lo que genera dificultades para la producción de alimentos en una de las regiones más vulnerables al cambio climático.
Los organizadores del foro de Georgetown dicen que hay muchos temas comunes relacionados con la agricultura en los NDC de los países de habla inglesa del Caribe, como la conservación y silvicultura, la recolección y el almacenamiento de agua y políticas agrícolas mejoradas.
Todos menos uno de los países del Caribe incluyeron la cuestión de la agricultura en sus respectivos INDC, con prioridad en la adaptación. Sin embargo, más de la mitad de los países también incluyen objetivos de mitigación condicional que directa o indirectamente se relacionan con la agricultura.
Los compromisos asumidos por todos los países denotan la prioridad del sector en los objetivos de desarrollo de la región y la necesidad de canalizar apoyo técnico y financiero.
Traducido por Álvaro Queiruga
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- La industria arrocera de Guyana, que brinda empleo a 100.000 personas al menos, es uno de los sectores agrícolas del Caribe amenazados por el cambio climático. Crédito: Desmond Brown / IPS
- Un granjero riega un maizal en Barbados. En los últimos años, casi todos los países del Caribe experimentaron sequías prolongadas, lo que perjudica la producción de alimentos en una de las regiones más vulnerables al cambio climático. Crédito: Desmond Brown / IPS
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