“La legalización de la marihuana será imparable”
Periodista de investigación. Lleva más de diez años indagando en la criminalidad internacional, trabajo que ha plasmado en libros como ‘McMafia’ o ‘Némesis’
DANIEL MORDZINSKI
Encasillar a Misha Glenny, periodista británico de origen ruso de 58 años, en una especialidad no es sencillo. Antiguo corresponsal de la BBC y The Guardian, es un amplio conocedor de los Balcanes y desde hace más de una década se ha dedicado a estudiar en profundidad las redes del crimen organizado. Casi 10 años después de publicar McMafia, su obra más reconocida, ha escrito Némesis (Península), donde traza la vida de uno de los grandes criminales de Brasil y en el que la droga y las fallidas políticas para erradicarla son omnipresentes. Sobre esas dos especialidades conversaba recientemente en el Hay Festival de Cartagena de Indias (Colombia), entre la preocupación por los vaivenes de Donald Trump y el nerviosismo por no poder seguir de cerca su pasión: el Oxford United.
Pregunta. ¿Qué ha cambiado en la lucha contra el crimen organizado en los últimos años?
Respuesta. Creo que hay más conciencia sobre el problema que supone que el crimen organizado busque debilitar un Gobierno para operar más fácilmente. Esto ha puesto de manifiesto que los bancos, abogados o fondos de inversión están listos para cooperar con las mafias en, por ejemplo, el lavado de dinero. Estamos en medio de una gran batalla contra el crimen organizado, pero sigue prosperando y expandiéndose por todo el mundo. Es uno de los mayores retos globales.
P. En esta batalla, uno de los mayores desafíos es cómo conseguir información. ¿Se ha evolucionado algo en la búsqueda?
R. Internet ha debilitado las bases financieras del periodismo. Eso significa que incluso los mejores y más serios periódicos del mundo invierten menos en investigaciones a largo plazo que requieran grandes recursos. A pesar de ello, el periodismo de investigación no ha colapsado. Hay muchos reporteros haciendo un trabajo riguroso. Se han venido gestando consorcios internacionales, como Propublica en Estados Unidos, o proyectos que investigan en Europa del Este o Sudáfrica. Existe también una cultura muy importante de periodismo de investigación en Brasil, uno de los países donde más profesionales son asesinados todos los años. Allí, los responsables, en parte, son miembros del Estado envueltos en corrupción o con vínculos con el crimen organizado que directamente señalan a la gente que empieza a investigar sus actividades.
P. Pero el periodismo no es suficiente.
R. Necesitamos instituciones que estén preparadas para actuar. La Operación Lava Jato en Brasil es un ejemplo de lo que se puede hacer si las instituciones actúan con decisión. Fue criticada por la izquierda porque algunos creen que es un ataque contra Lula o Dilma Rousseff. Pero creo que el hecho de que algunos de los hombres más ricos, no solo de Brasil, estén entre rejas por tejer redes que fueron diseñadas para corromper el sistema político para su propio beneficio es algo destacable.
P. En su último libro trata el tema de las drogas desde la perspectiva de un criminal brasileño, aunque es un problema universal. ¿Cuáles cree que son las consecuencias de las políticas prohibicionistas?
R. La guerra contra la droga fracasó en América Latina. El problema es que está dirigida desde Washington y otras capitales occidentales. No están aquí, en Sudamérica o en Centroamérica, viendo cómo muere la gente. ¿Va a dejar de ser Estados Unidos el consumidor del 40% de la producción global de cocaína? No ha ocurrido en los últimos 40 años. ¿Está parando el consumo en Europa? No. ¿Se está deteniendo la devastación de comunidades enteras en Sudamérica? El segundo mayor consumidor en el mundo hoy es Brasil. Si se ve por las calles de Crackolandia, en São Paulo, a niños de 10, 11 o 12 años caminando como zombis por el crack, ¿se puede decir que la política antidrogas está funcionando? El año 2016 nos mostró un mundo en muy mal estado y los líderes de los Gobiernos quieren que continúe así. Es el caso de Rusia. Para ellos, la guerra contra las drogas es beneficiosa porque, básicamente, dificulta el desarrollo de Occidente.
“Estamos en medio de una gran batalla contra el crimen organizado, que sigue expandiéndose y es uno de los mayores retos globales”
P. Muchos expresidentes y algún mandatario actual de América Latina han pedido un cambio en las políticas antidroga. ¿Considera realistas esas intenciones?
R. Yo creo que sí lo son. El movimiento en favor de la legalización de la marihuana está en su mejor momentoy será imparable. Cuando eso pase, la gente mirará a su alrededor y dirá, bueno, si nos fue bien con esto, por qué no lo intentamos con esto o con esto otro. Hablamos de tres tipos de droga: cocaína, heroína y posiblemente la metanfetamina. Si a la legalización de la marihuana le sigue la de la cocaína y nos aseguramos de que la producción sea hecha de tal manera que reduzca los daños causados a los consumidores, pasará lo mismo que con el alcohol.
P. ¿Cómo deberían actuar los Estados?
R. Es obvio que este negocio da mucho dinero. Debe quedar claro que debe ser invertido en la rehabilitación de adictos, en la educación y en ciertas áreas de la salud pública. Así es cómo el negocio se vuelve un ente transformador. Es lo que está empezando a pasar en Colorado, que tiene un presupuesto más estable: una parte va para educación, otra para la salud, otra para la rehabilitación, para medio ambiente… El Estado, además, no tiene que gastar mucho en policías cazando a jóvenes negros y enviándolos a la cárcel.
P. Hablaba de 2016. Después del Brexit y de la victoria de Donald Trump, ¿cuáles son los riesgos a los que nos enfrentamos?
R. Aunque el impacto de la victoria de Trump es mucho más grande, no hay que subestimar el Brexit. Ha dado vuelo a movimientos nacionalistas y populistas. Ahora, la clave es que Marine Le Pen no gane. No estemos tan seguros de que va a perder. Todos dijimos que Trump no triunfaría, que el Brexit no ocurriría… Con todo, es interesante lo que está pasando en Escandinavia y Alemania, donde el Brexit despertó un sentimiento proeuropeo muy fuerte. En realidad, no sabemos a ciencia cierta para dónde va Europa, especialmente tras ver que Trump ya anunció sus intenciones de acabar con la Unión. Lo mismo pretende Putin, que quiere que Alemania dependa de los recursos de energía de Rusia. De eso se trata el conflicto en Siria, de eso se trata la crisis de los refugiados…
P. No ha mencionado a China. ¿Qué papel cree que va a jugar?
R. ¿Ha visto la película Danzad, danzad, malditos? Es sobre la depresión en Estados Unidos. En esa época había una especie de concurso de baile que consistía en bailar hasta caer al suelo por agotamiento. La pareja ganadora debía bailar 48 horas seguidas. Desarrollaron una técnica en la que se apoyaban uno sobre el otro de tal manera que si uno colapsaba el otro podía sostenerlo y continuar. Así es la relación entre China y Estados Unidos. El que primero decida romper el equilibrio se lleva al otro.
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