El padre del primer soldado muerto con Trump le rechazó en una ceremonia
"¿Por qué teníamos que poner en marcha esa estúpida operación?", dice el progenitor, que se negó a recibir los restos mortales de su hijo con el presidente
Washington
Donald Trump en su reunión hoy con los gobernadores en Washington. KEVIN LAMARQUE REUTERS
El ansia de gloria de Donald Trump tiene una cruz a su espalda. Y él lo sabe. El padre del primer soldado caído durante su mandato rechazó estar con el presidente de Estados Unidos en la ceremonia de recepción de los restos mortales. En un amargo capítulo que el progenitor ha desvelado a los medios, la familia del combatiente hizo saber en la base aérea de Dover, adonde iba a llegar el ataúd y se encaminaba Trump, su negativa a verle en el acto privado. “No quiero encontrarme con el presidente; mi consciencia no me dejaría hablarle”, le comunicó el padre, un exmilitar, al capellán castrense. El presidente aceptó sus deseos y se limitó a mostrar sus respetos a otros familiares en una habitación distinta.
William Owens, de 36 años y tres hijos, fue el primer soldado estadounidense muerto en combate de la era Trump. Oficial de los comandos de élite de la Marina, los temidos SEAL, cayó en suelo yemení el 27 de enero durante el ataque a una base de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). En el operativo fallecieron 16 civiles y 14 supuestos terroristas. La Casa Blanca presentó la acción como un éxito y destacó la “importante información de inteligencia” incautada a la organización terrorista.
Esta versión fue puesta en duda desde el primer momento. Trump dio la orden cuando apenas llevaba una semana en el cargo, y muchos críticos consideraron que respondía más a su impaciencia por mostrarle las fauces a los islamistas radicales que a una necesidad operativa. “La acción se llevó a cabo sin los suficientes datos, apoyo de tierra o preparativos de respaldo. Fue un ejemplo de lo que no debe hacerse”, ha señalado la organización no gubernamental International Crisis Group (ICG).
Todo ello derivó en que los SEAL se topasen con un fortín yihadista armado hasta los dientes y mucho más poderoso de lo previsto. Lo que siguió fue una carnicería. Owen murió, seis de sus compañeros resultaron heridos y un helicóptero de combate fue derribado. En el otro bando, cayeron casi una veintena de civiles, mucho de ellos posiblemente usados como escudos humanos por los terroristas.
“¿Por qué tuvieron que poner en marcha esta estúpida misión, cuando no llevaban ni una semana de gobierno? ¿Por qué? Durante dos años no pisaron el suelo en Yemen porque no había ningún objetivo más valioso que una vida de un estadounidense. Y ahora, de repente, teníamos que hacer esta exhibición”, dijo a The Miami Herald. el padre, un veterano y expolicía de Fort Lauderdale.
La Casa Blanca ha evitado entrar en la polémica. “No puedo ni imaginarme lo que debe estar pasando el padre. Su hijo es un héroe y estaremos siempre en deuda con él”, respondió una portavoz.
La contestación no le ha bastado a la familia. El padre ha anunciado que pedirá la apertura de una investigación. No está dispuesto a olvidar.
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