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“El verdadero poder es el servicio”
Francisco lanza un mensaje a los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Roma
Ante los poderosos de la tierra reunidos en la plaza de San Pedro, Francisco ha inaugurado su pontificado advirtiendo: “No olvidemos nunca que el verdadero poder es el servicio”. Jorge Mario Bergoglio ha dicho que quiere ser un obispo de Roma que cuide “de los más pobres, de los más débiles, de los más pequeños, de quien tiene hambre, sed, es extranjero, está enfermo o en la cárcel”. En una homilía pronunciada en un italiano con dejes porteños, el Papa argentino ha invitado a todos –a los católicos y a los que no lo son—a cuidar de los demás: “No debemos tener miedo de la bondad ni de la ternura. El odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”.
De nuevo, su aparición en público ha estado cargada de gestos. Antes de orar ante la tumba de Pedro --acompañado por los patriarcas y arzobispos mayores de las iglesias católicas de rito oriental—y de recibir el anillo del Pescador y el palio –símbolos de su poder--, Francisco recorrió durante más de 20 minutos y a bordo de un jeep descubierto la plaza de San Pedro abarrotada de fieles. Después, se las ingenió para hacer coincidir las lecturas del día –onomástica de San José—a su objetivo de girar la atención de la Iglesia hacia los más necesitados: “Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro.
Pero, ¿de qué poder se trata? Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe de San José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad”.
Para las más de 130 delegaciones internacionales que acudieron al inicio del pontificado –entre las que se encontraban numerosos jefes de Estado y presidentes de Gobierno, incluidos Felipe de Borbón y Mariano Rajoy--, el papa Francisco también tenía un mensaje: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito político, económico y social: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”. Y añadió: “Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia, ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas, las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura…”.
Al inicio de su homilía, el papa Francisco tuvo una mención especial para las otras confesiones. La misa de inicio de pontificado incluyó pasajes en árabe, swahili, chino, ruso y francés. Como ya es habitual, ha terminado la ceremonia con una petición: “Recen por mí”.
el dispreciau dice: podría hoy, decir que me siento menos dispreciau que otras veces, ya que he tenido la suerte de asistir a la ceremonia de inicio del papado de FRANCISCO primo, por el comienzo de una nueva etapa (¿nueva era?) en la Iglesia Católica, de la mano de un jesuita devenido en franciscano, o de un franciscano de espíritu perteneciente a las legiones jesuitas. Como sea, honrar la creación a la pertenecemos, de la que somos parte de manera efímera como cuerpo, pero eterna como alma, nos debe llevar a la reflexión de la significancia de esta gracia de transitar por los tiempos respirables. La Tierra acumula una humanidad donde los hermanos han luchado entre sí por ostentar un poco más de poder, donde los hijos han negado a los padres y estos a sus hijos... donde las manos se han retraído por avaricia, por necedad, por burla, y donde los abrazos han sido expresión oculta de segundas intenciones, hechos que han colocado a la humanidad de rodillas, que han hecho que Dios no esté en la iglesia de los hombres... El mundo humano debe replantearse el futuro a partir de tres palabras: misericordia, compasión y solidaridad... si esas tres palabras dejan de ser tales para transformarse en hechos... si esas tres palabras se transforman en acciones concretas hacia nuestros prójimos... si esas tres palabras son asumidas como ángulos de la gestión política de los estados hasta ahora ausentes... si esas tres palabras son asumidas como paradigmas corporativos de las conveniencias y los intereses de personas que escasos escrúpulos, entonces, recién entonces comenzaremos a honrar la gracia de ser creados, de haber sido creados, de haber recibido un "espacio" en los tiempos respirables, de haber tenido la oportunidad de existir según los ojos de los hombres. De no ser así... la Tierra padecerá la ira de Dios, inducida en la ira del desprecio de los hombres y mujeres que se han vestido de competencias, omitiendo que sólo el grupo salva al grupo, que sólo la sociedad salva a la sociedad, y que sólo la persona salva al individuo en su prójimo. Marzo 20, 2013.-
De nuevo, su aparición en público ha estado cargada de gestos. Antes de orar ante la tumba de Pedro --acompañado por los patriarcas y arzobispos mayores de las iglesias católicas de rito oriental—y de recibir el anillo del Pescador y el palio –símbolos de su poder--, Francisco recorrió durante más de 20 minutos y a bordo de un jeep descubierto la plaza de San Pedro abarrotada de fieles. Después, se las ingenió para hacer coincidir las lecturas del día –onomástica de San José—a su objetivo de girar la atención de la Iglesia hacia los más necesitados: “Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro.
Pero, ¿de qué poder se trata? Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe de San José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el pueblo de Dios y acoger con ternura y afecto a toda la humanidad”.
Para las más de 130 delegaciones internacionales que acudieron al inicio del pontificado –entre las que se encontraban numerosos jefes de Estado y presidentes de Gobierno, incluidos Felipe de Borbón y Mariano Rajoy--, el papa Francisco también tenía un mensaje: “Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito político, económico y social: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro”. Y añadió: “Recordemos que el odio, la envidia, la soberbia, ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas, las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura…”.
Al inicio de su homilía, el papa Francisco tuvo una mención especial para las otras confesiones. La misa de inicio de pontificado incluyó pasajes en árabe, swahili, chino, ruso y francés. Como ya es habitual, ha terminado la ceremonia con una petición: “Recen por mí”.
el dispreciau dice: podría hoy, decir que me siento menos dispreciau que otras veces, ya que he tenido la suerte de asistir a la ceremonia de inicio del papado de FRANCISCO primo, por el comienzo de una nueva etapa (¿nueva era?) en la Iglesia Católica, de la mano de un jesuita devenido en franciscano, o de un franciscano de espíritu perteneciente a las legiones jesuitas. Como sea, honrar la creación a la pertenecemos, de la que somos parte de manera efímera como cuerpo, pero eterna como alma, nos debe llevar a la reflexión de la significancia de esta gracia de transitar por los tiempos respirables. La Tierra acumula una humanidad donde los hermanos han luchado entre sí por ostentar un poco más de poder, donde los hijos han negado a los padres y estos a sus hijos... donde las manos se han retraído por avaricia, por necedad, por burla, y donde los abrazos han sido expresión oculta de segundas intenciones, hechos que han colocado a la humanidad de rodillas, que han hecho que Dios no esté en la iglesia de los hombres... El mundo humano debe replantearse el futuro a partir de tres palabras: misericordia, compasión y solidaridad... si esas tres palabras dejan de ser tales para transformarse en hechos... si esas tres palabras se transforman en acciones concretas hacia nuestros prójimos... si esas tres palabras son asumidas como ángulos de la gestión política de los estados hasta ahora ausentes... si esas tres palabras son asumidas como paradigmas corporativos de las conveniencias y los intereses de personas que escasos escrúpulos, entonces, recién entonces comenzaremos a honrar la gracia de ser creados, de haber sido creados, de haber recibido un "espacio" en los tiempos respirables, de haber tenido la oportunidad de existir según los ojos de los hombres. De no ser así... la Tierra padecerá la ira de Dios, inducida en la ira del desprecio de los hombres y mujeres que se han vestido de competencias, omitiendo que sólo el grupo salva al grupo, que sólo la sociedad salva a la sociedad, y que sólo la persona salva al individuo en su prójimo. Marzo 20, 2013.-
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