‘The Wall Street Journal’ despide a un respetado periodista por hacer negocios con una fuente
El reportero ejercía como corresponsal jefe de asuntos internacionales para el rotativo controlado los Murdoch
Nueva York
Jay Solomon, ex periodista del The Wall Street Journal
Jay Solomon era hasta esta semana una de las figuras más respetadas en el mundo del periodismo en Estados Unidos. El profesional de la comunicación ocupaba el puesto de corresponsal jefe del The Wall Street Journal para asuntos internacionales. La cabecera controlada por la familia Murdoch, de referencia en el mundo de los negocios, le despide tras destaparse que participó supuestamente en contratos de defensa. En la redacción no pueden creer cómo pudo ser tan ingenuo.
Los artículos de Solomon llamaban la atención por la riqueza de su contenido. Sus apariciones, de hecho, eran frecuentes en programas de televisión como experto en debates sobre cuestiones espinosas en el ámbito de la política internacional. La más reciente fue el pasado domingo en la cadena pública PBS, cuando participó en una conversación en el programa NewsHour sobre las ventas de armamento de EE UU a Qatar en plena tensión con sus vecinos del golfo Pérsico.
El escándalo tiene origen en un trabajo de investigación de Associated Press. La agencia de noticias publicó el martes un extenso reportaje en el que detalla cómo operaba su negocio secreto. Se basa en mensajes de correo electrónico, mensajes de texto y documentos internos que cubren un periodo de 18 meses entre 2014 y 2015, durante el que supuestamente se benefició financieramente.
FUGA DE ESTRELLAS
S. P.
El caso de Jay Solomon no es solo destructivo para la carrera profesional de un periodista tan admirado por sus colegas dentro y fuera de la redacción. Es un golpe difícil de encajar para un medio que en las últimas semanas vio como perdía a otras figuras relevantes, como la del reportero especializado en cuestiones de seguridad nacional Adam Entous y el corresponsal en el Departamento de Justicia, Devlin Barrett, que están ahora en la nómina del Washington Post.
Entous y Barrett son autores del “The Last Diplomat”, un thriller que relata los entresijos del mundo de la diplomacia y la seguridad nacional. Jay Solomon también tiene varios libros, entre ellos “The Iran Wars”. Esta misma semana se conoció también que la corresponsal del The Wall Street Journal en la Casa Blanca, Carol Lee, pasa a integrar el equipo de noticias de la cadena NBC. Lee, además, tuvo una relacional sentimental con Solomon. Los dos tuvieron un hijo.
El artículo identifica que una de las “fuentes clave” del periodista era un comerciante de armas de origen iraní que trató con la CIA, llamado Farhad Azima. El magnate, que lo usaba como fuente para sus artículos, le ofreció el 10% del capital en una sociedad de nueva creación con sede en Florida llamada Denx LLC. La compañía tenía como misión ofrecer servicios de vigilancia aérea a gobiernos extranjeros.
Hay un correo electrónico de Azima, fechado en abril de 2015, en el que recurre a la ayuda de Solomon para que presentara al gobierno de Emiratos Árabes una propuesta para obtener un contrato de reconocimiento, valorado en 725 millones de dólares y que tenía como objetivo realizar vuelos espía sobre Irán, Irak, Siria y Yemen, los grandes puntos calientes en la lucha global contra el terrorismo extremista.
Oportunidades
Esa fue, que se sepa, su primera operación como intermediario de Denx. El reportaje publica mensajes previos que cita las oportunidades de negocio que tenía por delante, que califican de “prometedoras”. El propio periodista admite que cometió errores con su trabajo. “Entré en un mundo que no entendía”, dice. Sin embargo, niega haber entablado una relación de negocios con Azima.
El artículo de AP no precisa si el periodista aceptó la oferta para entrar en el accionariado de Denx. La compañía tuvo que cerrar sus puertas el pasado año después de que dos de los socios de referencia se retiraran. La agencia de noticias destapó la implicación de Solomon porque estaban investigando a Azima y su nombre aparece en las discusiones sobre potenciales negocios.
El lenguaje de los mensajes que se intercambiaban los dos, como dice el propio Solomon, da la impresión de que estaba involucrado en alguna actividad problemática. El rotativo está realizando ahora su propia investigación y tiene claro que el periodista violó con su conducta las “obligaciones éticas” que guía el trabajo de la redacción, donde sus colegas no entienden cómo pudo cruzar la línea roja.
Consternación
El portavoz de la cabecera se limita a decir que está realizando una investigación interna. “Estamos consternados por sus acciones y su pobre juicio”, admite, en un tono similar al que expresan sus colegas bajo el anonimato. A toro pasado, sin embargo, sus colaboradores más cercanos en la redacción reconocen que Solomon actuó de una manera oscura cuando se trataba de abordar cuestiones como la de Irán, Siria, Israel e incluso Corea del Norte.
Por si la sorpresa no fuera suficiente, el difunto padre de Jay Solomon fue uno de los principales asesores de Henry Kissinger durante la administración del presidente Richard Nixon y también sirvió en el Departamento de Estado para George H.W. Bush. Los abogados de Farhad Azima responden a estas alegaciones diciendo que los documentos que utiliza AP fueron robados por piratas informáticos.
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