Completar la unión monetaria
Las propuestas de reforma de la UEM son razonables, pero la clave está en el grado de compromiso que quiera aceptar Berlín
Pierre Moscovici y Valdis Dombrovskis REUTERS
La propuesta de reforma y profundización de la Unión Económica y Monetaria (UEM) presentada por la Comisión Europea es una bien trabada relación de ideas razonables que buscan lograr el apoyo, necesario, de Berlín y sus aliados de ortodoxia. Claro que la Unión tiene que caminar hacia un presupuesto común, porque esa es la vía para armonizar la política económica europea y evitar que, por ejemplo, exista un superávit fiscal en Alemania improductivo para la eurozona; o hacia la Unión Bancaria; o hacia la creación de un Tesoro que emita eurobonos.
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La UEM necesita un cambio de mentalidad, de gobierno y de métodos para defenderse mejor en la próxima crisis, como sostiene con buen criterio el Comisario Valdis Dombrovskis. De lo contrario, no sobrevivirá. El problema no es la definición de lo que hay que hacer, conocido, sino del compromiso que se quiere y puede alcanzar. La versión alemana (y satélites) de que antes de cualquier compromiso se requiere una reducción de la deuda y el déficit no es más que una coartada para evitar que se compartan riesgos y castigar a los países deudores. Es una visión punitiva de la economía y no una prospectiva racional de lo que debe ser una Europa competitiva.
Aquí y ahora el problema es orquestar un acuerdo político que permita avanzar por las vías señaladas en el documento. Pero los obstáculos son conocidos y temidos. De ahí que se quiera suavizar la necesidad de los eurobonos (mutualizados), imprescindibles entre otras cosas para mantener inversiones públicas en zonas vulnerables y aumentar la convergencia económica (que los países del Norte ven con recelo u hostilidad), mediante el sucedáneo de los Sovereign Bond Backed Securities (bonos no mutualizados). O el recurso a presentar decisiones a corto (antes de 2019) y largo plazo (2025); cualquier decisión europea será siempre a largo plazo, lo que hace más imperativo aprovechar el efecto Macron y ponerse a trabajar ya en ella.
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