Imágenes de la ‘March of Science’
Mensajes de la primera marcha global por la ciencia
No hay un planeta B. Sin ciencia es solo ficción. Hay que comprender más para temer menos. Einstein fue un refugiado. Ser científica a veces es mejor que ser princesa. Estos son algunos de los mensajes que llegaron desde las marchas organizadas el 22 de abril en todo el mundo para defender el papel de la ciencia como un pilar de la libertad y la prosperidad humanas.
SINC 24 abril 2017 14:00
Miles de personas se reunieron bajo el cielo nublado de Washington DC durante la Marcha por la Ciencia, en la que también participó el presentador y divulgador científico Bill Nye. / EFE
Por primera vez personas de todo el mundo se han unido para defender "una ciencia sólida, basada en evidencias, que ayuden a todos, desde los políticos y ejecutivos hasta los padres, educadores y estudiantes a tomar decisiones razonadas que mejoren nuestras vidas".
La cita ha sido este sábado 22 de abril en la Marcha por la Ciencia, con un acto central en Washington DC, pero con marchas satélites en medio millar de ciudades de todo el mundo, incluidas varias españolas.
La Marcha por la Ciencia demanda políticas de interés público basadas en la evidencia científica
El objetivo de la March of Science es "defender una ciencia, comunicada públicamente y financiada de forma robusta, como pilar de la libertad y la prosperidad humanas", explican los organizadores en su web, donde señalan: "Nos juntamos como un grupo diverso, no partidista, para demandar una ciencia que defienda el bien común y para que los líderes políticos y legisladores promulguen políticas basadas en la evidencia y de interés público".
Un investigador español del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que prefiere no dar su nombre, coincide en señalar: "Los científicos somos conscientes de que las decisiones políticas en cuestión de ciencia van más allá de lo meramente científico y tienen un impacto, a través de la ciencia, en la sociedad en que vivimos y en el futuro de las próximas generaciones".
"Evidentemente esta iniciativa se está focalizando en la nueva administración en EEUU –añade–, y en el impacto que su política en ciencia pueda tener para el futuro, por ejemplo de cara al cambio climático, la escasez de alimentos, la búsqueda de nuevos recursos energéticos, etc. Sin embargo, aunque eso es cierto, creo que no hay que perder de mente que la idea de la marcha, va mucho más allá de una protesta por la nueva política en EEUU, sino que tiene un carácter general".
Más allá de las críticas a la administración Trump por sus propuestas y los recortes en investigación, la March of Science fue una celebración por la ciencia. Los miles de personas que acudieron a la manifestación en la capital de EE UU la defendieron con todo tipo de mensajes, desde los que se lo tomaron con humor hasta los que, en el Día de la Tierra, también recordaron que de momento solo tenemos un planeta donde vivir.
Los carteles que se han mostrado durante las marchas también han dejado claro que la ciencia no entiende de género. Para acabar con el famoso techo de cristal, que limita el ascenso de las mujeres en las carreras investigadoras y docentes, hay que promover un mensaje de igualdad desde la infancia, como demostró una niña desde la March of Science en Houston.
En algunas manifestaciones también se incluyeron mensajes velados en contra de la política de inmigración de la administración estadounidense, una crítica que también llegó desde Europa. Por ejemplo, en la convocatoria de Ginebra (Suiza), se recordaba que el mismísimo Albert Einstein fue un refugiado.
El movimiento para defender "el papel vital que desempeña la ciencia en nuestra salud, seguridad, economías y gobiernos", como defienden los organizadores de la Marcha por la Ciencia, ha llegado a todos los continentes. "Sin ciencia, solo es ficción", mostraba la pancarta de un manifestante en Sidney (Australia).
Incluso en la remota Antártida, los científicos, como los de la base alemana Neumayer, han participado en la March of Science para recordar la importancia de la ciencia en nuestra sociedad. Desde las gélidas regiones polares han recordado las palabras de Marie Curie: "En la vida no hay nada que temer, solo hay que comprender. Es hora de comprender más, para que podamos temer menos”.
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