¿Quieres saber qué pasó cuando Rajoy viajó a México en 2008? ¿Se inició entonces en la masonería y lo hizo antes? ¿Son masones Hillary Clinton, Rockefeller o Zapatero?
Si te pica la curiosidad no debes dejar de leer el libro Iglesia y masonería, escrito por el especialista Alberto Bárcena, profesor de Historia de la Universidad San Pablo-CEU.
Y no porque el autor vaya a satisfacer el morbo de quién lleva mandil del grado 33 o deja de llevarlo, o vaya a proporcionarte esa clave conspiranoica y simplista con la que tratamos de interpretar el origen de lo mal que va el mundo. No.
El libro es mucho más serio y riguroso que todo eso. Con herramientas históricas, culturales y religiosas estudia el enfrentamiento entre el cristianismo y la masonería. Y la huella en la educación, la cultura o las leyes de quienes presumen de ser unos idealistas que se dedican al perfeccionamiento personal y hacer avanzar la Humanidad.
La realidad es que buscan destruir la familia a través de la ingeniería social, infiltrados en organismos internacionales como Naciones Unidas u otros menos transparentes como el Club Bilderberg -del que seguramente habrás oído hablar- o el Consejo de Relaciones Exteriores (CCR) -del que habla Bárcena-.
Lo cierto es que la Historia de Occidente de los dos últimos siglos no se puede explicar sin la actividad de los masones -de George Washington a Azaña, pasando por Sagasta-. Y no se puede ignorar esa coordenada y sus consecuencias que llegan hasta las batallas culturales de la actualidad, con la ideología de género en primer término.
Y eso es lo que hace Bárcena. Por eso, nos parecía interesante entrevistarle y sacar el máximo jugo a un autor que lleva años dedicado a estudiar la masonería. Te adelanto como suscriptor la charla que mantuvo con él Javier Torres
Bárcena no elude en su análisis la vertiente sobrenatural: la conexión de la masonería con el diablo, una interpretación que a algunos les parecerá exagerada o quizá poco científica. Pero a juzgar por los datos que aporta en su libro, no se trata de un invento suyo porque cita fuentes masónicas.
Una vez le habló de los rituales al nieto de un masón de grado 33 y éste le espetó: ‘Esta parte ya me la sé, Lucifer es quien trae la sabiduría al hombre en el paraíso y Dios es quien expulsa a los dos’.
El autor ha llegado a la conclusión de que en la masonería se adora a Lucifer, aunque no lo llamen Satanás. Si no fuera así, ¿por qué pisan los crucifijos? ¿Por qué dicen en ese ritual ‘esta cruz, símbolo de muerte y destrucción, salga del mundo?’ ¿Por qué ha sido una constante la persecución a la Iglesia católica?
En este sentido, y en contra de lo que algunos quieren hacer creer ahora, parece imposible ser cristiano y masón. Las condenas de la Iglesia a la masonería se han mantenido y no han variado un ápice.
Te recomiendo leer el libro del profesor Bárcena porque aporta datos para entender la masonería, su influencia en el mundo contemporáneo y también su derivada anticristiana. Al fin y al cabo, el mal existe, no es una entelequia abstracta ni una fantasía literaria, pero los cristianos sabemos que no tiene la última palabra. Lo sugiere Chesterton, con su optimismo paradójico: “Cuando quiero conocer la últimas noticias leo el Apocalipsis”.
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