“No se atreven con las embarazadas con ébola. Las dejan morir”
Médicos Sin Fronteras abre en Sierra Leona el primer centro para gestantes
Las mujeres son rechazadas por ser muy infecciosas durante el parto
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Adama, de 18 años, ha ganado la batalla al ébola. Contra todo pronóstico. El 8 de enero, cuando ingresó en el centro que Médicos Sin Fronteras (MSF) tiene en Kissy, un suburbio de Freetown, la capital de Sierra Leona, ni siquiera podía hablar. Su debilidad era extrema. Y había un elemento más que invitaba a pensar que iba a caer víctima del virus: estaba embarazada de veinte semanas y la tasa de mortalidad de las gestantes es más elevada que la de la población en general. Pero Adama, que perdió el niño a los cinco días, ha roto una parte de las estadísticas y ya está camino de casa. En realidad, a la de unos familiares. Su marido y su padre murieron de ébola. Su casa está acordonada.
La joven es la paciente número cerodel primer centro especializado en atender a mujeres embarazadas contagiadas de ébola o sospechosas de estarlo. Médicos sin Fronteras decidió ponerlo en marcha tras la visita de un equipo de la unidad de emergencia, que detectó que las gestantes, siempre vulnerables como colectivo, lo son aún más en el contexto de la epidemia de ébola que ha matado ya a 8.810 personas en África Occidental y afectado a 22.092, la mayoría en Guinea, Sierra Leona y Liberia. Esperanza Santos, enfermera y coordinadora del centro, resume desde Freetown y por correo electrónico por qué: “Primero, porque la sintomatología de las complicaciones obstétricas más comunes puede ser confundida con ébola, segundo porque de ser positiva, la mujer tiene mucho mayor riesgo de desarrollar hemorragias y la mortalidad es mucho más elevada que en otros grupos de población. Y tercero porque durante el parto o cuando hay complicaciones obstétricas es altamente infecciosa y, por esta razón, es rechazada en muchos centros sanitarios. Nadie se atreve a tratarlas y se les deja morir”.
El centro, inaugurado el mismo día que Adama entró en él, nace con la vocación de ser el lugar de tratamiento de referencia para embarazadas en un país que en 2013 tenía una tasa de fecundidad de 4,78 hijos por mujer y uno de los índices de mortalidad materna más altos de África. Mueren 1.110 madres por cada 100.000 partos, según datos de 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cifra también el porcentaje de la población embarazada en los países pobres en una horquilla que va del 3 y el 5%. "Se sabe relativamente poco sobre las embarazadas con ébola, así que este servicio de maternidad permitirá entender mejor los efectos del virus en este grupo de población tan vulnerable", explica Olivia Hill, coordinadora médica de MSF en Freetown. Un estudio realizado en Congo cifró en un 95% la tasa de mortalidad para la madre y un 100% para el niño o el feto. Pero era una muestra muy pequeña, de 15 enfermas, de las que solo una sobrevivió. Esta epidemia, por su dimensión, permitirá sacar conclusiones más ajustadas.
La unidad para atender a los enfermos se ha levantado sobre el campo de fútbol del colegio de educación secundaria Methodist Boys High School, cerrado, como el resto de instalaciones escolares de la capital, por el brote de ébola que, según Santos, está aún “está fuera de control”. En él trabajan 200 profesionales locales y 24 de equipos internacionales. Tiene una zona general para los casos de sospecha y tratamiento de ébola con 39 camas y una parte específica con 33 plazas para maternidad con salas de parto, postparto y monitorización por cámaras de circuito cerrado. Desde su inauguración han atendido a dos embarazadas, Adama y una segunda que tiene “complicaciones obstétricas muy serias”, según Santos. Otras dos sospechosas de estarlo que también fueron atendidas en Kissy finalmente dieron negativo.
Adama está débil pero más fuerte que cuando entró. Pasarán dos meses hasta que recupere fuerza y tres hasta que pueda tener relaciones sexuales sin protección porque el virus sobrevive durante un tiempo en los flujos vaginales. "Me siento bien", les dice a los profesionales médicos. "Estoy contenta porque me han dado el alta, así que rezo a Dios para que los demás también sean dados de alta". Habla de su madre y dos de sus hermanos que libran ahora su propia batalla contra el ébola.
Casos en retroceso
JAIME PRATS
La epidemia de ébola da señales de que podría estar entrando en su etapa final. Los últimos datos facilitados este jueves por la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestran que durante la semana pasada se registraron 99 nuevos casos, la cifra más baja desde junio de 2014.
De los tres países más afectados, el retroceso es particularmente notable en Liberia, con solo cuatro casos nuevos, mientras en Sierra Leona, han pasado de 117 a 65. La situación en Guinea no es tan positiva, con 30 nuevas infecciones, diez más que en la semana anterior. Además, se ha detectado un nuevo caso en una zona cercana a la frontera con Mali. La reactivación en este país de la epidemia, si sucediera, pondría en cuestión la meta que se ha planteado el presidente del país, Alpha Conde, de acabar con el ébola a principios de marzo.
El lunes pasado, Médicos del Mundo ya avanzó el retroceso de la enfermedad. La ONG apenas tenía 50 pacientes en los ocho centros que gestionan en Guinea, Liberia y Sierra Leona. “Esta situación es una oportunidad para centrar los esfuerzos en las debilidades que aún tenemos que afrontar”, indicó Brice de la Vigne, director de operaciones de la ONG. “Para alcanzar el objetivo de que no haya más casos deberemos mejorar en los sistemas de alerta en la notificación de nuevas infecciones y el seguimiento de quien haya estado en contacto con pacientes”.
En total, desde el inicio de la epidemia, en diciembre de 2013, los casos de personas infectadas (entre confirmados, sospechosos y probables) ascienden a 22.092, de los que han fallecido 8.810 personas, según la OMS. De ellos 488 son trabajadores sanitarios. La tasa de mortalidad oscila entre el 54% y el 65% en los tres países más afectados.
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