sábado, 31 de enero de 2015

MSF ► Refugiados sirios en el Líbano: "Esta crisis no puede ser olvidada"

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29|ENE|2015 
Refugiados sirios en el Líbano: "Esta crisis no puede ser olvidada"


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 © Ghazal Sotoudeh/MSF
Un periodo brutal del invierno acaba de pasar, pero los refugiados sirios que viven en el Valle de Bekaa en el Líbano, siguen luchando en medio de deplorables condiciones de vida, que han padecido desde hace años. 

En este punto la estación del año es casi irrelevante. Si es invierno, tienen que lidiar con noches frías y fuertes nevadas que a menudo colapsan sus endebles carpas. En verano, están expuestos al calor extremo y árido. Las lluvias, que pueden caer en cualquier momento del año traen inundaciones y barro. Y sin importar el mes, tienen poco acceso al tipo de atención sanitaria que muchos de ellos necesitan con urgencia.

El personal de las cuatro clínicas que Médicos Sin Fronteras (MSF) gestiona en el Valle de Bekaa ve incrementarse el número de pacientes cuando las condiciones del clima son particularmente duras, y sus dolencias son un reflejo de la situación a la que los ha llevado el estado de guerra que se vive en su país. 

Lamentablemente, las circunstancias son tan graves como se podía predecir. "Han pasado casi cuatro años desde el inicio del conflicto en Siria", dice Thierry Coppens, Coordinador General de MSF en el Líbano "Las familias están viviendo en condiciones deplorables en asentamientos informales de tiendas de campaña, que se han extendido por todo el país." Asentamientos rápidamente establecidos en lotes baldíos, edificios abandonados, garajes y cobertizos en las tierras agrícolas. "El apoyo y la asistencia a esta población vulnerable debe ser constante", añade Coppens. “Esta crisis no puede ser olvidada".

Particular preocupación genera la falta de acceso a la atención médica de alta calidad. Las necesidades son evidentes. En diciembre de 2014, los equipos de MSF en el Valle de Bekaa proporcionaron cerca de 5,000 consultas; el recuento de enero superará fácilmente ese número. "Las infecciones respiratorias están en aumento entre los refugiados sirios en este momento," dice el Dr. Bilal Kassem, un médico de MSF en Baalbek. "Es una consecuencia directa de los rigores del invierno junto con las condiciones de vida extremadamente pobres. Las personas que viven en estos lugares sufren de un muy limitado acceso al agua y a la higiene, por lo que los riesgos de enfermedades transmisibles son muy altos también. Y eso por no mencionar la lucha que enfrentan para encontrar comida, que también conduce a complicaciones de salud”.
El personal MSF no sólo recibe pacientes en sus clínicas, sino que también visita los asentamientos para encontrar personas que necesiten ayuda. Una trabajadora social de MSF, Khaled Osman, fue recientemente a Khoder Hawash, donde ocho familias sirias viven hacinadas en uno de los asentamientos más pequeños y aislados de Bekaa.

"¿Has visto cómo nevó la semana pasada?", pregunta una niña de 8 años de edad, de nombre Asma. "Ahora la nieve se está derritiendo y estamos viviendo en medio del lodo. Tengo frío”.
Compartía una manta con su prima Sara, ambas se sentaban lo más cerca que podían de una estufa que las mantendría calientes por no más de una hora. "Lo peor es la noche", continuó Asma. "A veces no siento mis pies y me da miedo. Las mantas están húmedas y no tenemos madera para encender un fuego".
Tanto Sara como Asma, que luchaban con problemas respiratorios y fiebres recurrentes, fueron tratadas en la clínica de MSF en Baalbek. A pesar de que las temperaturas se han elevado en el valle, van a continuar siendo vulnerables a las enfermedades que tantos refugiados contraen con regularidad y a la amenaza de quemaduras que suelen ocurrir por tener estufas en esos estrechos espacios.

"Me pregunto cómo soportan este nivel de miseria", dijo Khaled después. Su trabajo implica visitar continuamente a las familias más vulnerables para elaborar informes sobre las necesidades y referir a los pacientes a las clínicas de MSF. "La gente hierve la nieve para tener agua potable y utilizan cartones o plásticos para calentarse. La mayoría de ellos tiene una estufa, pero no de madera o de un combustible adecuado. Se están congelando en el interior de sus tiendas y apenas tienen suficientes mantas para toda la familia. Estas situaciones son insoportables y los más vulnerables son los niños y los ancianos, que vemos en altos números en nuestras instalaciones".

Más al norte, esta semana, los equipos de MSF también han distribuido enseres básicos para el invierno que los refugiados sirios necesitan con urgencia, en el distrito de Akkar. Se trata de una zona donde pocos grupos de ayuda tienen actividades y donde el miedo a ser deportados de vuelta a Siria está muy extendido. Las distribuciones se centraron en las aldeas de las montañas, donde las temperaturas invernales han sido terriblemente frías. Alrededor de 900 familias –unas 4,700 personas, han recibido estufas, combustible y mantas.


En el Líbano, MSF presta asistencia a refugiados tanto palestinos como sirios, así como a comunidades vulnerables locales, incluyendo a los retornados libaneses de Siria ofreciendo atención primaria en salud, tratamiento para enfermedades agudas y crónicas, inmunización, atención de la salud reproductiva y atención en salud mental, así como distribución de artículos de ayuda. En 2014, los equipos de MSF realizaron más de 260,000 consultas de atención primaria a pacientes libaneses, sirios y palestinos en el Líbano.

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