miércoles, 21 de enero de 2015

TRIPLE POSITIVO, MIENTRAS NO PRETENDAN VENDÉRTELA ► Agua potable hecha de desechos | Planeta Futuro | EL PAÍS

Agua potable hecha de desechos | Planeta Futuro | EL PAÍS



Agua potable hecha de desechos

El OmniProcessor es una máquina que convierte los desechos orgánicos de los desagües en agua adecuada para beber

En unos meses empezará a funcionar la primera en Dakar (Senegal)









Cambiar el mundo es un sueño del imaginario colectivo que se repite una y otra vez en la ficción. Pero es con esa meta, “cambiar el mundo”, con la que dice enfrentarse Peter Janicki desde que Bill y Melinda Gates le encargaron, a través de su fundación, un proyecto chocante pero con un enorme impacto social: construir una máquina que convierta los excrementos en agua. Una máquina que ya es realidad.
Su nombre es OmniProcessor y es capaz de transformar 100 toneladas de desechos orgánicos al día que convierte en unos 80.000 litros de agua potable, dependiendo de la humedad del material tratado. El tránsito es posible gracias a un complejo sistema de sucesivo refinado de los residuos. “En el primer paso lo hervimos a mil grados y descartamos el 99% del combustible. De ahí obtenemos un vapor relativamente limpio que refinamos con filtros muy, muy finos. Luego lo condensamos y lo sometemos otra vez a procesos de limpieza”, explica Janicki, CEO de Janicki Bioenergy, la compañía encargada de producir el ingenio. Todo este proceso, de los desperdicios al agua, dura cinco minutos.
El OmniProcessor es una máquina grande. Janicki invita a imaginarla como dos autobuses públicos aparcados uno junto al otro y necesita también de espacio a su alrededor para la carga de desecho. Su potencia para cambiar el mundo se encuentra en la conexión con el exterior. Una ciudad que comprara un OmniProcessor enviaría sus residuos fecales y recuperaría agua de forma continua. Janicki calcula que en un dos o tres años la máquina amortizaría su coste en cualquier lugar, aunque no quiere desvelar el coste que barajan a estas alturas del proyecto.
La máquina transforma 100 toneladas al día de desechos en 80.000 litros de agua potable
El impacto que esta compañía calcula que podría tener en países en vías de desarrollo es enorme. Las muertes por diarrea, causadas tanto por el agua contaminada como por su escasez para la higiene, se elevan a más de 2,2 millones al año, según datos de la OMS. El OmniProcessor no solo permitiría la producción de una gran cantidad de agua al día, sino también supondría un beneficio económico: “La idea es que la máquina dé dinero a la institución que lo compre. La máquina generaría agua, electricidad y también un desecho muy útil. Cenizas completamente libres de patógenos que pueden usarse como fertilizante”. Además, la compañía espera construir estas máquinas, que necesitan de industria pesada, en los lugares de mayor demanda. África e India estarán entre los primeros enclaves fundamentales en los que Janicki Bionergy instalará sus plantas.
Pero Janicki no solo piensa en los beneficios que puede tener el OmniProcessor en la lucha contra la pobreza. Profetiza un cambio ecológico a escala global: “Si nuestras máquinas empiezan a usarse en todas partes, llegará un momento en que no existan desechos humanos y orgánicos que no pasen por este proceso. Eso significa menos contaminación para los ríos y para el medioambiente en general. Esa es la idea”. Janicki asegura que el proceso de quemado de la materia cumple con todos los estándares medioambientales de Estados Unidos. “Hemos trabajado muy duro para reducir al mínimo nuestras emisiones. El objetivo es acabar con la contaminación, no generarla”.


El proceso consiste en aprovechar que los desechos orgánicos cuentan con un 80% de agua. El Omniprocesor se encarga de separar por destilación el agua de la biomasa, que se transforma luego en cenizas útiles como fertilizantes.


Idea que se pondrá en marcha inmediatamente. El primer OmniProcessor llegará a Dakar (Senegal) el próximo mes. A partir de mayo, según Janicki, será operativo. En junio se pondrá en marcha otra máquina más, también con futuro destino al África occidental, en las instalaciones de Janicki Bionergy. “A partir de ahí estaremos produciendo y entregando una máquina cada tres meses durante un año. Y luego ya aceleraremos radicalmente la producción para satisfacer la demanda. Creo que todo el mundo quiere hacer algo que contribuya a tener un mundo mejor. Y esto era la oportunidad para hacerlo. Creemos que vamos a tener un impacto enorme”.

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