TRIBUNA
¿Acción o contención?
Occidente se enfrenta a dos retos —el Estado Islámico y el desafío de Putin— que exigen estrategia y pedagogía
Al principio de la Guerra Fría, hubo en Estados Unidos un intenso debate entre los partidarios de contener al comunismo y quienes querían forzarlo a retroceder. ¿Era suficiente limitar las ambiciones de la Unión Soviética o se necesitaba una postura más agresiva, a veces descrita como “contención reforzada”?
La reciente controversia entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su exsecretaria de Estado (y posible sucesora), Hillary Clinton, parece revivir ese debate. Pero ¿son sus términos de referencia útiles ahora que Occidente se enfrenta a los desafíos simultáneos del Estado Islámico en Oriente Próximo y de una Rusia revisionista? ¿Hacen bien los líderes occidentales en suponer que los dos desafíos son distintos, de modo que con Rusia basta la contención, mientras que una política de reversión es imprescindible en el caso del Estado Islámico?
La idea sería que Occidente necesita a Rusia tanto como Rusia necesita a Occidente, mientras que lo último que querría alguien es tener un santuario para fanáticos islamistas en el corazón de Oriente Próximo. Por eso, para convencer a Rusia de que debe cambiar de política hay que apelar a una combinación de sanciones económicas, unidad estratégica y compromiso diplomático; en cambio, las ambiciones del Estado Islámico no se pueden contener, de modo que hay que suprimirlas.
Si Obama hubiera hecho valer en Siria la prohibición de cruzar la “línea roja” en el uso de armas químicas, Putin, no se hubiera atrevido a tanto en Ucrania
Pero Occidente necesita reconsiderar esta estrategia, porque los dos desafíos no están del todo separados. Si hace un año, tras el ataque a un suburbio de Damasco, Obama hubiera hecho valer en Siria la prohibición de cruzar la “línea roja” respecto al uso de armas químicas, es probable que el presidente ruso, Vladímir Putin, no se hubiera atrevido a tanto en Ucrania. Del mismo modo, ayudar a los kurdos a combatir al Estado Islámico puede transmitir un mensaje al Kremlin.
Para enfrentar este doble desafío se necesitará una combinación de pensamiento estratégico coordinado a largo plazo y capacidad pedagógica. Los líderes deben explicar y aclarar. Dada la complejidad, la urgencia y la escala de las amenazas a que se enfrentan Estados Unidos y Occidente, hablar de no hacer tonterías, como hizo Obama hace poco en una entrevista para The New York Times, no es suficiente.
La Guerra Fría era tan simple que no había mucho que explicar. Occidente tenía un único oponente, y ambos lados comprendían las reglas del juego (es decir, la lógica del equilibrio del terror). Sobre todo, era relativamente fácil descifrar la “mentalidad soviética”.
Aunque ofrecer resistencia al Estado Islámico es posible, este supone un desafío mucho mayor que cualquiera que haya planteado Al Qaeda
Los desafíos actuales son complejos, no sólo porque son más de uno, sino también porque es difícil entender la “mentalidad yihadista”. Claro que uno puede decir que el sueño del Estado Islámico de restaurar un califato sunita es tan anacrónico como la ambición neoimperial de Putin. También se puede decir que tanto Putin como el Estado Islámico extrajeron gran parte de su fuerza de la debilidad de Occidente, particularmente de no haber puesto límites claros y creíbles a sus acciones.
Pero aunque Putin y el Estado Islámico hayan aprovechado la confusión, la vacilación y la división de Occidente respecto de cómo enfrentarlos, tampoco son tigres de papel. Si lo fueran, a Occidente le bastaría esperar a que sus adversarios se derrumben bajo el peso de sus propias contradicciones: en el caso de Rusia, la sobreestimación de los medios con que cuenta; en el del Estado Islámico, las consecuencias de su crueldad espantosa.
Esa hipótesis parece, en el mejor de los casos, optimista. Aunque ofrecer resistencia al Estado Islámico es posible, este supone un desafío mucho mayor que cualquiera que haya planteado Al Qaeda. El Estado Islámico se puso un objetivo territorial concreto y cuenta con amplia financiación, armas sofisticadas y un comando militar competente. Al mismo tiempo, sería tan peligroso sobreestimar hoy sus capacidades como ayer fue subestimarlas.
La misma lógica vale para la Rusia de Putin. La captura de Crimea fue una maniobra rápida y bien ejecutada, pero en el contexto más complejo y dividido de Ucrania oriental no sirven las mismas tácticas. Al ganar Crimea como lo hizo, bien puede ser que Rusia haya perdido Ucrania.
En el clásico tratado Estrategia: la aproximación indirecta, B. H. Liddell Hart reflexiona sobre sus experiencias en la Primera Guerra Mundial e insiste en lo temerario que es atacar directamente a un enemigo atrincherado. Según el autor, “en estrategia, el rodeo más largo suele ser el camino más corto”.
Hoy, probablemente Liddell Hart recomendaría a Occidente concentrar sus esfuerzos en ayudar a los combatientes kurdos en Oriente Próximo y al Gobierno ucranio en Europa oriental. Pero hay que hacerlo sin idealizar ni a unos ni a otros. No serán los “buenos” simplemente porque Occidente los respalde; pero en cualquier caso, son infinitamente mejores que las fuerzas a las que se resisten.
Tanto si el objetivo es contener o revertir, las reglas del juego deben ser claras: ponerles límites a “ellos” es el modo para Occidente de definirse con renovada claridad a sí mismo.
Dominique Moisi es profesor en el Institut d’Études Politiques de Paris (Sciences Po), asesor superior en el Instituto Francés de Asuntos Internacionales (IFRI) y profesor visitante en el King’s College de Londres.
© Project Syndicate, 2014.
Traducción de Esteban Flamini.
hace rato que occidente no sabe dónde está parado y anda quebrando realidades y circunstancias... y el problema de occidente no reside ni en la Rusia de Putin, ni tampoco en el islamismo, antes bien se concentra en los fundamentalismos occidentales que desprecian a los otros, comenzando por los propios occidentales devenidos en fundamentalistas islámicos disfrazados... por otros propios occidentales fundamentalistas de terrorismos de estados ocultos tras pieles de ovejas y capas supuestamente democráticas... alentados por inteligencias dementes, sin neuronas, capaces de cualquier atrocidad para habilitar los fines corporativos de la depredación y la destrucción del otro a como sea...
Siria es una excusa tan aberrante como Gaza...
Ucrania es otra excusa tan aberrante como Crimea...
pero esta película ya ha sido vista con otros actores y en otras circunstancias, pero siempre referida a un mismo guión que parece ser escrito por un mismo autor idiota que repite escenas, repartiendo culpas a inocentes de oportunidad, cazando brujas y creando hogueras para exterminar a humildes que , además de pobres, carecen de alternativas para huir... siendo entonces inculpados de cosas que nunca hicieron...
occidente no aprende sus lecciones y repite los errores escudándose en los facilismos políticos, que a su vez tapan a los oportunismos corporativos, creando una rara ensalada de venenos que se van comiendo las realidades, pero que además de comérselas (realidades), hacen lo propio con las gentes libradas a sus suertes...
occidente está a estrellarse... no importa si será hoy mismo, mañana, o pasado... pero el planeta ha quedado demasiado chico para tanto desatino junto, y el estornudo de China deriva en una gripe en México, así como el mosquito del África central, termina siendo un coronavirus en el mar Báltico, sin que nadie atine a comprender la realidad antes que ésta se transforme en circunstancia...
traducido... occidente corre tras los problemas que ella misma crea con sus antojos y demencialismos... por ende no tiene capacidad ni para avizorar los problemas, y mucho menos para resolverlos antes de que tengan lugar...
todo indica que la Tierra humana (no la otra) anda en curso de colisión... y amanecer, se ha vuelto un lujo... algo demasiado peligroso para aquellos que necesitan del futuro para saberse "existiendo". SEPTIEMBRE 02, 2014.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario