3500 Millones
Ideas irreverentes contra la pobreza
3500 millones es la mitad de la población mundial. 3500 millones de personas condenadas cada día a la pobreza. ¿O no? Este blog es el relato de la contra-crisis y de sus protagonistas. Vivencias e iniciativas desde cada rincón del planeta que demuestran que lo más correcto es también lo más inteligente.
SOBRE LOS AUTORES
3.500 Millones es un blog coral dirigido por Gonzalo Fanjul. Este espacio es el resultado de un esfuerzo colectivo en el que los protagonistas de la lucha contra la pobreza comparten su experiencia y sus propuestas.
AUTORES HABITUALES
PRINCIPALES:
- Gonzalo Fanjul lleva más de veinte años dedicado al activismo contra la pobreza, preside la iniciativa +Social y colabora como investigador con diferentes think tanks, universidades y ONG
- Lucila Rodríguez-Alarcón, ingeniero agrónomo, experta en comunicación política, ahora dedicada en cuerpo y alma a Intermón Oxfam.
COLABORADORES REGULARES
- Uganda: Alberto Eisman (Director de Radio Wa, en Lira)
- Infancia: Marta Arias (responsable de campañas de UNICEF)
- Activismo on-line: Luis Morago (Director de campañas de AVAAZ), Irene Milleiro (Directora de campañas de Change)
- Nuevos modelos económicos: Daniel Jiménez (redactor del portal Noticias Positivas), Alex Prats (activista de Christian Aid).
- Indígenas: Raquel García y Laura de Luis (portavoces de Survival para España y Latinoamérica)
- América Latina: Asier Hernando (responsable de campañas de Intermon Oxfam para América Latina y el Caribe).
MSF vs. Gobierno alemán
Una profesional de MSF atiende a un inmigrante en Grecia. Foto: MSF.
Esta semana tuve oportunidad de participar en Berlín en una jornada sobre el impacto de las medidas de austeridad en los sistemas sanitarios y la salud de los europeos. En los próximos días traeremos a @3500M algunos de los datos más relevantes de este asunto, que ilustra bien el modo en que la respuesta a la crisis está minando nuestros estados del bienestar. Pero hoy quisiera trasladarles algunas impresiones rápidas de uno de los debates que más me interesó de ese día: el protagonizado por un representante del Ministerio alemán de Sanidad y el director clínico de la ONG Médicos Sin Fronteras en Grecia.
· La presentación inicial de MSF fue una relato de terror. Los griegos asisten al derrumbe de su sistema de salud, que abandona a la población vulnerable cuando más lo necesitan. Se disparan las listas de espera y los copagos, los profesionales cobran salarios de miseria y la inversión en infraestructuras y medicamentos se tambalea. La tasa de enfermos de VIH ha crecido un 1.500% y por primera vez en 40 años se han detectado brotes de malaria (en ambos casos debido a la desaparición de los programas de prevención). Aunque la evidencia científica sobre el efecto de los recortes en los pacientes todavía tardará algún tiempo, algunos indicadores sugieren la magnitud del golpe: desde que comenzara la crisis en 2008, la tasa de suicidios en Grecia ha crecido un 45%. "Nunca imaginé que MSF tuviera que atender a la población griega como lo está haciendo", confesaba su representante.
· El funcionario alemán -que tuvo la valentía de bajar a este ruedo tan complicado- respondió como se esperaba de él: Grecia tenía problemas graves en su sistema de salud antes de la crisis (la debilidad de la atención primaria y la corrupción son endémicos), fueron ellos los que metieron a su economía en este berenjenal y Alemania solo está tratando de ayudar en una reforma forzada por el pago de la deuda a los bancos, una reforma que ha hecho suya el Gobierno griego.
· Cada una de estas acusaciones es irreprochable. Pero su discurso hubiese sonado más convincente de haber añadido algún otro detalle. Por ejemplo, que la indignación de Alemania con respecto a la corrupción griega no se extiende a sus propias compañías farmaceúticas, protagonistas de algunos de losescándalos de sobornos a los profesionales y gestores de la sanidad. Tampoco mencionó el hecho de que Alemania ha sido determinante en el diseño de un ajuste fiscal incompatible con el derecho a la salud de los griegos. El gasto sanitario fue reducido por valor del 6% del PIB sin que mediase una evaluación seria de sus consecuencias (¿les suena?).
· Alemania ha puesto en marcha un programa de ayuda humanitaria a Grecia que gestiona su agencia de cooperación internacional, GIZ. De este modo, la relación entre ambos países se asemeja a la que un donante clásico tendría con un país africano: con una mano se le ahoga y con la otra se le ayuda a recoger a los muertos. La presencia del FMI en las negociaciones no hace más que reforzar el estereotipo. Los alemanes son detestados por los griegos, que se consideran víctimas del colonialismo económico. No hay en esta relación nada parecido al ejercicio de solidaridad y corresponsabilidad que uno esperaría de dos países miembros de la UE. Nadie se lo exige.
· Quienes asistimos a este debate (alemanes, casi todos ellos) salimos con la sensación amarga de que millones de griegos están sufriendo innecesariamente, víctimas dobles de su propio gobierno y del alemán. Resulta inevitable extender esa sensación al caso de otros países del sur de Europa.
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