EDITORIAL
Corrosión
La corrupción y la falta de mecanismos para prevenirla marcan la apertura del año judicial
La corrupción se ha convertido en el principal factor de corrosión de la moral y de la confianza en los partidos políticos y las instituciones, y es ya el segundo problema que más preocupa a la ciudadanía después del paro, según el Centro de Investigaciones Sociológicas. A ello se refirió ayer, acertadamente el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. Especialmente preocupante es el dato de la memoria de la fiscalía según el cual se ha incrementado en un 23% los casos de prevaricación administrativa y en un 120% los de fraude por parte de una autoridad o un funcionario público, delitos que comportan un claro abuso de poder. Todo ello ayuda a entender que los políticos se hayan situado en el cuarto puesto de la lista de lo que más preocupa a los ciudadanos; con lo que, en lugar de ser parte de la solución, como debieran, son percibidos como parte del problema.
Atribuye el fiscal general el problema, en gran parte, al desencuentro entre la sociedad y la justicia, y señala las limitaciones del proceso penal a la hora de controlar la acción administrativa. Si se ha llegado hasta este punto es por la falta de mecanismos para prevenir la corrupción o para perseguirla en sus inicios. El hecho de que se estén investigando ahora casos que se iniciaron hace mucho tiempo y se prolongaron durante años con una gran cantidad de implicados indica que no han funcionado los mecanismos de control. Ni los ordinarios de procesos administrativos ni aquellos otros encargados de una función específica, como el Tribunal de Cuentas.
A la falta de mecanismos de control hay que añadir la escasez de recursos. La Fiscalía Anticorrupción dispone de medios para las causas más notorias, pero el 80% de los casos de corrupción van a parar a los juzgados ordinarios, que trabajan en condiciones de notable precariedad. Tampoco tienen la dimensión adecuada otros instrumentos de soporte de la justicia, como los destinados a combatir el fraude fiscal.
La factura de la corrupción (11/08/2013)
Todo abierto (04/08/2013)
Para una sociedad tan afectada por la crisis, que ve cómo se recortan los servicios públicos, resulta descorazonador comprobar que muchos de los casos de delito por fraude fiscal que se investigan han prescrito, y que otros se saldan con penas mínimas por problemas en la instrucción. La dilación en los procesos, con una media de ocho años de tramitación en los casos de corrupción, no puede sino contribuir a la desconfianza en la capacidad del sistema judicial para hacer frente a esta situación.
La justicia tiene una gran responsabilidad en la lucha contra la corrupción; pero, para ejercerla, se necesita un poder judicial fuerte e independiente. Y si en los últimos años ha sufrido un creciente descrédito por los intentos de control partidista, ahora su credibilidad no se verá precisamente reforzada por una reforma que deja prácticamente en manos del Ejecutivo el gobierno de los jueces.
el dispreciau dice: es curioso, la corrupción la pagamos todos, de una u otra formas lo hacemos, siempre, más o más temprano, sin embargo los "corruptos", esencialmente políticos y empresarios de cualquier índole y factor imponen impuestos que cobran varias veces la corrupción que ellos mismos generan e instalan... y al mismo tiempo, luego de ello, instalan mecanismos de persecución ciudadana que ataque a los pobres que no pagan, no tienen capacidad de pago, no pueden pagar, etcétera, hablando discursivamente de equidades inexistentes. El problema de la corrupción política mundial es de tal magnitud que ya no hay forma de ocultarla bajo la alfombra... como tampoco se puede ocultar el desmadre generado por las corporaciones bancarias y las corporaciones quebradas que se alimentan de los fondos del narcolavado, únicos capaces de mantener a flote un modelo que se ha comido a sí mismo. Traducido: los mecanismos de poder fabrican pobres imposibilitados de ejercer derechos ciudadanos... luego les imponen cargas impositivas imposibles de digerir... e inmediatamente los excluyen del sistema y los persiguen, denigrándolos... todo ello, mientras ellos asaltan las cajas públicas del gasto social, haciéndolas propias, y luego negando cualquier vínculo "oficial" con los paralelismos delincuenciales que visten al mundo humano. ¿Usted cree que esto puede durar mucho?... le aseguro que no, porque el problema reside en que unos pocos quieren mucho, para no decir todo, porque no se conforman con nada, y la angurria es tan inmensa que no se aguantan ni ellos mismos... mientras tanto, la humanidad está tan empobrecida, que seguir acrecentando pobres, anularía de un saque las falsas justificaciones utilizadas. La degradación es tan grande... que ya no se la puede tapar con nada... y lo mismo sucede con la corrupción de los poderes y en los poderes. El abismo ya está delante de todos nosotros... mientras los discursos intentan decir exactamente lo contrario. Inadmisible. Septiembre 19, 2013.-
Atribuye el fiscal general el problema, en gran parte, al desencuentro entre la sociedad y la justicia, y señala las limitaciones del proceso penal a la hora de controlar la acción administrativa. Si se ha llegado hasta este punto es por la falta de mecanismos para prevenir la corrupción o para perseguirla en sus inicios. El hecho de que se estén investigando ahora casos que se iniciaron hace mucho tiempo y se prolongaron durante años con una gran cantidad de implicados indica que no han funcionado los mecanismos de control. Ni los ordinarios de procesos administrativos ni aquellos otros encargados de una función específica, como el Tribunal de Cuentas.
A la falta de mecanismos de control hay que añadir la escasez de recursos. La Fiscalía Anticorrupción dispone de medios para las causas más notorias, pero el 80% de los casos de corrupción van a parar a los juzgados ordinarios, que trabajan en condiciones de notable precariedad. Tampoco tienen la dimensión adecuada otros instrumentos de soporte de la justicia, como los destinados a combatir el fraude fiscal.
Editoriales anteriores
Trasparencia, pero poca (14/09/2013)La factura de la corrupción (11/08/2013)
Todo abierto (04/08/2013)
Para una sociedad tan afectada por la crisis, que ve cómo se recortan los servicios públicos, resulta descorazonador comprobar que muchos de los casos de delito por fraude fiscal que se investigan han prescrito, y que otros se saldan con penas mínimas por problemas en la instrucción. La dilación en los procesos, con una media de ocho años de tramitación en los casos de corrupción, no puede sino contribuir a la desconfianza en la capacidad del sistema judicial para hacer frente a esta situación.
La justicia tiene una gran responsabilidad en la lucha contra la corrupción; pero, para ejercerla, se necesita un poder judicial fuerte e independiente. Y si en los últimos años ha sufrido un creciente descrédito por los intentos de control partidista, ahora su credibilidad no se verá precisamente reforzada por una reforma que deja prácticamente en manos del Ejecutivo el gobierno de los jueces.
el dispreciau dice: es curioso, la corrupción la pagamos todos, de una u otra formas lo hacemos, siempre, más o más temprano, sin embargo los "corruptos", esencialmente políticos y empresarios de cualquier índole y factor imponen impuestos que cobran varias veces la corrupción que ellos mismos generan e instalan... y al mismo tiempo, luego de ello, instalan mecanismos de persecución ciudadana que ataque a los pobres que no pagan, no tienen capacidad de pago, no pueden pagar, etcétera, hablando discursivamente de equidades inexistentes. El problema de la corrupción política mundial es de tal magnitud que ya no hay forma de ocultarla bajo la alfombra... como tampoco se puede ocultar el desmadre generado por las corporaciones bancarias y las corporaciones quebradas que se alimentan de los fondos del narcolavado, únicos capaces de mantener a flote un modelo que se ha comido a sí mismo. Traducido: los mecanismos de poder fabrican pobres imposibilitados de ejercer derechos ciudadanos... luego les imponen cargas impositivas imposibles de digerir... e inmediatamente los excluyen del sistema y los persiguen, denigrándolos... todo ello, mientras ellos asaltan las cajas públicas del gasto social, haciéndolas propias, y luego negando cualquier vínculo "oficial" con los paralelismos delincuenciales que visten al mundo humano. ¿Usted cree que esto puede durar mucho?... le aseguro que no, porque el problema reside en que unos pocos quieren mucho, para no decir todo, porque no se conforman con nada, y la angurria es tan inmensa que no se aguantan ni ellos mismos... mientras tanto, la humanidad está tan empobrecida, que seguir acrecentando pobres, anularía de un saque las falsas justificaciones utilizadas. La degradación es tan grande... que ya no se la puede tapar con nada... y lo mismo sucede con la corrupción de los poderes y en los poderes. El abismo ya está delante de todos nosotros... mientras los discursos intentan decir exactamente lo contrario. Inadmisible. Septiembre 19, 2013.-
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