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Se buscan identidades robadas
- Ha identificado a casi 600 personas, incluido el cuerpo del Che Guevara
La tenacidad de las madres y abuelas de los desaparecidos los reunió, y hoy han aplicado sus técnicas para la identificación de restos óseos en 45 países. La del Equipo de Antropología Forense argentino es una historia digna de contar. Eso mismo pensó el documentalista Miguel Rodríguez Arias, ganador del Premio Rey de España en 1997 por el filme ‘Las patas de la mentira’: el resultado de su investigación es el documental ‘Buscadores de identidades robadas’, que se estrena hoy jueves en los cines argentinos.
Todo comenzó a principios de los años 80, aún bajo la sangrienta dictadura militar que dejó 30.000 desaparecidos en Argentina, las Abuelas de la Plaza de Mayo iniciaron una larga caminada para conseguir identificar a sus nietos desaparecidos. Comenzaron a llamar a muchas puertas, y en todos lados les decían que desistieran, que era imposible, que no existían las técnicas para comprobar la afinidad de datos genéticos entre abuelos y nietos, sino tan sólo entre padres e hijos.
Pero, como es sabido, las Abuelas son persistentes. Y terminaron por encontrar quien les diera esperanza: la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en Estados Unidos. Poco después, se sumó al grupo el antropólogo forense Clyde Collins Snow, el artífice del equipo. Investigaron, y terminaron por responder a las Abuelas: sí, se puede. Así nació el llamado ‘índice de abuelidad’ mediante el cual el equipo aplicaría a los restos óseos los mismos protocolos que utiliza el arqueólogo para buscar evidencias científicas.
Presiones de los militares
Ese fue el germen del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), creado en 1983, que hoy agrupa no sólo antropólogos, sino también médicos, biólogos y psicólogos. Su andadura comenzó en medio de fuertes presiones; el país estaba saliendo de la dictadura y los militares no veían con buenos ojos a aquel grupo interdisciplinar y osado. No es de extrañar: el mismo año en que se creó el EAAF comenzaron a aparecer en los cementerios argentinos restos de cuerpos muertos en extrañas circunstancias. Esos restos constituyeron el primer trabajo del equipo, y terminaron siendo la pieza clave en los juicios contra las Juntas Militares de 1985 y otros procesos judiciales posteriores.La inquietud de los militares derivó en una presión que llegó al punto de que la Secretaría de Derechos Humanos calificó de ‘personas non gratas’ a los integrantes del equipo, y les conminó a limitarse a identificar cuerpos de fallecidos en desastres naturales y otras circunstancias menos polémicas. La hostilidad fue suavizándose, si bien sólo desde 2009 reciben la ayuda directa del Estado argentino.
Prestigio internacional
A finales de los 90, los avances en materia de ADN permitieron la comparación entre los restos óseos y las muestras de sangre de los familiares de desaparecidos. En 2003, consiguieron una beca del Congreso estadounidense que les ayudó a identificar por este método los restos de 350 personas. Hasta el día de hoy, han identificado a 577 personas, sobre un total de 1.200 restos óseos hallados de 1.200 personas. Y han adquirido un prestigio internacional que les ha llevado a desarrollar sus técnicas de trabajo en 45 países. Importante, por su valor simbólico, fue la identificación del cadáver de Ernesto Guevara, el Che, asesinado en Bolivia en 1967.Arias narra esta historia en los 77 minutos de metraje de su película, que pretende recordar al público la tragedia de las desapariciones. El cineasta deja ver su admiración profesional y personal por el EAAF: "Hacen un trabajo muy complejo, con bajo perfil, con mucha ética en el trato con los familiares, y también con los huesos, que exhuman con sumo respeto y afecto".
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