SUSANA TRIMARCO ‘Madre coraje’ argentina
“Así como yo no tengo paz, tampoco ellos la van a tener”
En 2007 el Gobierno de Estados Unidos le concedió el Premio Internacional a las Madres con Coraje y ese mismo año creó la fundación María de los Ángeles
Francisco Peregil Buenos Aires17 MAR 2012 - 21:20 CET1
Susana Trimarco reunió a sus 47 años el arrojo suficiente para disfrazarse de prostituta y buscar a su hija María de los Ángeles, Marita, Verón en los prostíbulos de Argentina. Cruzando testimonios por aquí y por allá fue informándose de que la chica había sido golpeada con la culata de una pistola en las calles de San Miguel de Tucumán, introducida en un coche rojo, vendida a una red de trata de blancas, drogada, violada, apuñalada y forzada a tener un hijo en cautiverio con su proxeneta, José Fernando Gómez, alias el Chenga.
Todo eso, que se resume en una frase, se alargó noche a noche durante diez años hasta hoy. Unas pesquisas le llevaron de una provincia a otra, también de Argentina hacia España, pero la mayoría de ellas sólo conducían a la desesperación. Demasiadas veces le informaron sobre los lugares exactos donde podía encontrar los huesos de su hija y todas resultaron ser pistas falsas. En 2007 el Gobierno de Estados Unidos le concedió el Premio Internacional a las Madres con Coraje y ese mismo año creó la fundación María de los Ángeles destinada al rescate de prostitutas. En 2010 murió su marido Daniel, después de caer en una depresión que duraba desde la desaparición de Marita y después de advertirle a Susana muchas veces que no se metiera con las mafias de los prostíbulos. Ella siguió acusándolos, recibió amenazas, denunció la connivencia judicial y policial, se llegó a rodar una telenovela con sus vivencias y ahora, diez años después de la desaparición de su hija, ha logrado sentar en el banquillo de los acusados, en un juzgado de Tucumán, al Chenga y a 12 supuestos colaboradores.
“Conozco muy bien a estos mafiosos”, afirma Trimarco a este periódico. “Para mí, tenerlos ahí es ya una gran victoria. Porque me decían que con la misma plata que ganaban con mi hija le iban a pagar a los jueces.
Y todavía pienso que ahí debería haber mucha gente más. Faltan más cómplices”.
En 2007 le dijeron que su hija estaba en España. Llamó a la puerta de la embajada española en Buenos Aires y consiguió que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la invitara a Madrid. “A finales de 2007 o principios de 2008 fui a Burgos y hablé con el fiscal de ese lugar, porque supuestamente a Marita se la habían llevado en 2004. En un prostíbulo de Burgos y en otro de Bilbao habían liberado a unas 17 chicas.
La mayoría eran argentinas”. Pero en España no encontró ningún rastro de su hija, nadie sabía nada.
María de los Ángeles Verón Trimarco tenía 23 años aquel 3 de abril de 2002 en que desapareció. Dejaba atrás a Micaela, una niña de tres años que ahora no se separa de la abuela. “Mica tiene el mismo carácter alegre de mi hija. Porque desde bien chica Marita fue muy alegre, le gustaba andar en patines, pintar, dibujar, cantaba muy lindo. Era también muy solidaria. Tenía muy buena comunicación con los niños. Se relacionaba rápido con otras personas. Dibujaba muy bien, había hecho estudios de Bellas Artes, hacía esculturas, reciclaba los muebles, también hizo cursos de decoración, de repostería... Tenía una tienda de alimentos que le habíamos puesto mi marido y yo”.
El juicio que se inició hace un mes en San Miguel de Tucumán puede prolongarse más de 90 días. Hay siete hombres y seis mujeres acusados de privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución. Y quedan unos 150 testigos por declarar. Susana Trimarco cree que, hasta el momento todo marcha bien, a pesar de que el Chenga y otros dos imputados se han declarado inocentes. “Ellos van a negarlo todo y no voy a entrar en su juego. Que digan lo que quieran. Pero si estos sinvergüenzas le han hecho algo malo a mi hija, la quiero igual. Y así como yo no tengo paz, tampoco ellos la van a tener”, señala. Desea conocer al hijo que supuestamente tuvo Marita en cautiverio.
Durante la larga búsqueda, Susana recibió insultos, desprecios, desaires y amenazas. Pero asegura haber rescatado a 129 mujeres de prostíbulos y consiguió que se aprobara hace cuatro años en Argentina una ley que tipifica como delitos el secuestro y la explotación sexual y laboral. “Antes, nadie hablaba de ese tema. Yo tampoco sabía que existían esas cosas. Pero los mafiosos siguen haciendo lo mismo, por más que yo haya denunciado. En la fundación hemos recibido muchísimas denuncias de intento de secuestro”.
Ante la posibilidad de que algunas de esas mujeres “rescatadas” trabajaran en los prostíbulos por voluntad propia, Susana Trimarco se muestra tajante: “En absoluto. Muchas de esas chicas eran menores de edad. Una de ellas, Danila, tenía 15 años cuando la secuestraron. Y salió ya mayor de edad. Sus padres la buscaban en dirección a Brasil y ella estaba en el otro lado, en La Rioja, en el oeste de Argentina. Pero Danila no sabía ni dónde estaba. Ella veía cómo esos delincuentes hablaban con la policía, con los jueces y decía: ‘¿Cómo voy a denunciar nada a esa gente?’. Si es que eran los mismos que acudían al prostíbulo a acostarse con ellas. Danila vio matar a chicas ahí adentro. Son esclavas”.
La madeja de datos que fue enhebrando Trimarco para sentar a esas 13 personas en el banquillo fue a base de ganarse la confianza de quienes habían sido compañeras de su hija. “Me ayudaron mucho unos travestis con los que conviví en [la provincia argentina de] La Rioja. Pude ver el maltrato físico y psicológico que los proxenetas, hombres y mujeres, que también las hay, hacen a estas personas. Las obligan a drogarse, las golpean, las endeudan para que nunca puedan salir de ahí, les roban su documento de identidad…”.
Ahora, Trimarco solo espera que el juicio arroje un poco de luz sobre el destino de su hija.
el dispreciau dice: la paz no es un tema menor en la vida de ningún ser humano... la paz no es un tema menor en la vida de ninguna tribu... la paz no es un tema menor en la vida de ninguna sociedad humana... pero la paz es algo desconocido para el hombre... habla de ella, hace largos discursos de lo que debería ser pero no es, se la muestra en el cine como trofeo de noventa minutos... pero aquella mentada "la guerra y la paz" no es más que una utopía literaria que termina con un conflicto para comenzar con otro, siempre debidamente justificado y amparado en la barbarie de los otros. La paz está allí, al alcance de la mano, pero la sociedad humana le rehuye a través de raros mecanismos que alientan el próximo conflicto... y además de consumirse los destinos, la paz sigue latiendo en soledad. Algo hay que hace que el ser humano esté siendo consumido por miserias impensadas... ¿qué hace que los estados políticos de hoy estén más ausentes que nunca antes?, ¿qué hace que la clase política mundial sea socia de las actividades más perversas de pocas gentes en abuso del poder?, ¿qué hace que los empecinamientos de humanos con rostro pero sin alma habiliten al imperio de las delincuencias?, ¿qué hace que la justicia proteja a los secuestradores y a los violadores en todo el concierto humano globalizado?, ¿qué hace que la caja política de la zozobra social sea prioridad para algunos seres humanos deshumanizados que tienen ojos pero no logran ver lo que hay delante de ellos?, ¿qué está sucediendo en este mundo humano donde no se escatiman esfuerzos para timar a los "muchos"?, ¿qué ha hecho que la palabra no tenga valor alguno?, y Usted podrá realizarse miles de preguntas en el silencio de su intimidad mental, sin embargo las mismas no hallarán respuestas... pero peor aún, ningún estado las tiene, por ende tampoco las da... simplemente recita discursos tediosos pero vacíos, llenos de voluntarismos que no encuentran voluntad. Argentina transitó una década dramática donde ningún poder tuvo respeto por la humanidad del otro, suscitándose una escalada temible que derivó en la inquisición de los unos hacia los otros y en el desprecio de estos últimos hacia los primeros... el resultado es definitivo, ninguna de las partes aportó nada a la sociedad como conjunto, y ello es evidencia. Argentina es intolerante en sí misma, intenta ocultarlo pero sigue siendo cada vez más intolerante y para ello apela a las peores bajezas de las miserias humanas, descalifica, miente, tergiversa, acomoda, manipula y vuelve a mentir... La Argentina de los años noventa se sumergió en numerosas infamias, reiteradas, que fueron deformando el pensamiento social, acomodándolo a las conveniencias del lado oscuro... se impuso el modelo del narcolavado para luego transplatarse el narco imperio que maneja el tráfico de personas para diversos, prostitución, desguace, órganos, y más, todo siempre amparado por una "injusticia" creciente... y Argentina demuestra una y otra vez que no aprendió nada de la década de los años 70, tampoco de los ochenta, mucho menos de la década infame de los noventa con sus múltiples atentados a la humanidad (Embajada de Israel, AMIA, Río Tercero, etc.)... y así llegamos al nuevo siglo, más desmadrados que nunca. El estado ausente habla de una seguridad de papeles, pero el estado de derecho en la Argentina está consumido por el propio poder político y sus permanentes sorderas y cegueras... los funcionarios atienden, sonríen, pero están lejos de la voluntad de hacer, antes bien están cerca de depredar según los criterios imperantes desde vaya a saber cuando... triste. ¿Sabe lo que significa para un padre/madre perder un hijo?... se le termina la vida... algo queda vacío y la sensación es inexplicable... no hay palabras para decir qué siente en verdad. En la Argentina del 2012, del Siglo XXI siguen desapareciendo niños... que nadie encuentra... curiosamente nadie encuentra... y en esa misma Argentina también desaparecen adultos... de los que nada se sabe... y la justicia está muy ocupada en otras cosas como para buscarlos. La prostitución reina y conduce a discreción y junto con ello parte de la sociedad acepta lo inadmisible... ¿cuánto vale un hijo?... ¿cuánto vale un riñón?... ¿cuánto vale un corazón?... si es en el mercado negro, mucho más. La sociedad se burla de la propia sociedad... tuvimos un Cromañón del que no se ha aprendido nada... pero llegamos a un Once del que tampoco aprenderemos nada, porque al estado ausente (clase política y funcionarios) no les interesan los problemas de las personas, por ende tampoco los de las gentes, mucho menos los de la sociedad como un todo. El criterio que impera es el de proteger a los "amigos" (esos mismos que nunca fueron amigos pero sí saben ser obsecuentes)... y de allí que el clientelismo político crezca de la mano de las miopías... es verdad, la gente en la calle no halla paz... porque el estado protege a la caja que le producen los delincuentes que manejan el país a su antojo y desde las cárceles... pero sucede que la gente en sus casas tampoco tiene paz, porque tampoco la hay en las escuelas, tampoco en los hospitales, y finalmente todos están contra todos, tratando de hallar un poco de paz en el silencio de sus intimidades en soledad. Esto conduce a la sociedad a su propio ostracismo, la consume, la extermina y finalmente, está dejando claro que el estado ausente sólo comete un genocidio donde las personas no mueren... quedan en vida latente... porque les han robado la esperanza y la ilusión que dan forma a la vida... y vivir así, no le sirve a nadie, ni siquiera a los que han hecho vaciamiento social y han fabricado la frustración de generaciones de cara al futuro... y qué curioso!, una generación sin futuro, no existe aún cuando vida. Usted cree que el problema es de la Sra. Trimarco?, NO... es de la sociedad argentina toda, mal que les pese a los victimarios. Marzo 18, 2012.-
Todo eso, que se resume en una frase, se alargó noche a noche durante diez años hasta hoy. Unas pesquisas le llevaron de una provincia a otra, también de Argentina hacia España, pero la mayoría de ellas sólo conducían a la desesperación. Demasiadas veces le informaron sobre los lugares exactos donde podía encontrar los huesos de su hija y todas resultaron ser pistas falsas. En 2007 el Gobierno de Estados Unidos le concedió el Premio Internacional a las Madres con Coraje y ese mismo año creó la fundación María de los Ángeles destinada al rescate de prostitutas. En 2010 murió su marido Daniel, después de caer en una depresión que duraba desde la desaparición de Marita y después de advertirle a Susana muchas veces que no se metiera con las mafias de los prostíbulos. Ella siguió acusándolos, recibió amenazas, denunció la connivencia judicial y policial, se llegó a rodar una telenovela con sus vivencias y ahora, diez años después de la desaparición de su hija, ha logrado sentar en el banquillo de los acusados, en un juzgado de Tucumán, al Chenga y a 12 supuestos colaboradores.
“Conozco muy bien a estos mafiosos”, afirma Trimarco a este periódico. “Para mí, tenerlos ahí es ya una gran victoria. Porque me decían que con la misma plata que ganaban con mi hija le iban a pagar a los jueces.
Y todavía pienso que ahí debería haber mucha gente más. Faltan más cómplices”.
En 2007 le dijeron que su hija estaba en España. Llamó a la puerta de la embajada española en Buenos Aires y consiguió que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la invitara a Madrid. “A finales de 2007 o principios de 2008 fui a Burgos y hablé con el fiscal de ese lugar, porque supuestamente a Marita se la habían llevado en 2004. En un prostíbulo de Burgos y en otro de Bilbao habían liberado a unas 17 chicas.
La mayoría eran argentinas”. Pero en España no encontró ningún rastro de su hija, nadie sabía nada.
María de los Ángeles Verón Trimarco tenía 23 años aquel 3 de abril de 2002 en que desapareció. Dejaba atrás a Micaela, una niña de tres años que ahora no se separa de la abuela. “Mica tiene el mismo carácter alegre de mi hija. Porque desde bien chica Marita fue muy alegre, le gustaba andar en patines, pintar, dibujar, cantaba muy lindo. Era también muy solidaria. Tenía muy buena comunicación con los niños. Se relacionaba rápido con otras personas. Dibujaba muy bien, había hecho estudios de Bellas Artes, hacía esculturas, reciclaba los muebles, también hizo cursos de decoración, de repostería... Tenía una tienda de alimentos que le habíamos puesto mi marido y yo”.
El juicio que se inició hace un mes en San Miguel de Tucumán puede prolongarse más de 90 días. Hay siete hombres y seis mujeres acusados de privación ilegítima de la libertad y promoción de la prostitución. Y quedan unos 150 testigos por declarar. Susana Trimarco cree que, hasta el momento todo marcha bien, a pesar de que el Chenga y otros dos imputados se han declarado inocentes. “Ellos van a negarlo todo y no voy a entrar en su juego. Que digan lo que quieran. Pero si estos sinvergüenzas le han hecho algo malo a mi hija, la quiero igual. Y así como yo no tengo paz, tampoco ellos la van a tener”, señala. Desea conocer al hijo que supuestamente tuvo Marita en cautiverio.
Durante la larga búsqueda, Susana recibió insultos, desprecios, desaires y amenazas. Pero asegura haber rescatado a 129 mujeres de prostíbulos y consiguió que se aprobara hace cuatro años en Argentina una ley que tipifica como delitos el secuestro y la explotación sexual y laboral. “Antes, nadie hablaba de ese tema. Yo tampoco sabía que existían esas cosas. Pero los mafiosos siguen haciendo lo mismo, por más que yo haya denunciado. En la fundación hemos recibido muchísimas denuncias de intento de secuestro”.
Ante la posibilidad de que algunas de esas mujeres “rescatadas” trabajaran en los prostíbulos por voluntad propia, Susana Trimarco se muestra tajante: “En absoluto. Muchas de esas chicas eran menores de edad. Una de ellas, Danila, tenía 15 años cuando la secuestraron. Y salió ya mayor de edad. Sus padres la buscaban en dirección a Brasil y ella estaba en el otro lado, en La Rioja, en el oeste de Argentina. Pero Danila no sabía ni dónde estaba. Ella veía cómo esos delincuentes hablaban con la policía, con los jueces y decía: ‘¿Cómo voy a denunciar nada a esa gente?’. Si es que eran los mismos que acudían al prostíbulo a acostarse con ellas. Danila vio matar a chicas ahí adentro. Son esclavas”.
La madeja de datos que fue enhebrando Trimarco para sentar a esas 13 personas en el banquillo fue a base de ganarse la confianza de quienes habían sido compañeras de su hija. “Me ayudaron mucho unos travestis con los que conviví en [la provincia argentina de] La Rioja. Pude ver el maltrato físico y psicológico que los proxenetas, hombres y mujeres, que también las hay, hacen a estas personas. Las obligan a drogarse, las golpean, las endeudan para que nunca puedan salir de ahí, les roban su documento de identidad…”.
Ahora, Trimarco solo espera que el juicio arroje un poco de luz sobre el destino de su hija.
el dispreciau dice: la paz no es un tema menor en la vida de ningún ser humano... la paz no es un tema menor en la vida de ninguna tribu... la paz no es un tema menor en la vida de ninguna sociedad humana... pero la paz es algo desconocido para el hombre... habla de ella, hace largos discursos de lo que debería ser pero no es, se la muestra en el cine como trofeo de noventa minutos... pero aquella mentada "la guerra y la paz" no es más que una utopía literaria que termina con un conflicto para comenzar con otro, siempre debidamente justificado y amparado en la barbarie de los otros. La paz está allí, al alcance de la mano, pero la sociedad humana le rehuye a través de raros mecanismos que alientan el próximo conflicto... y además de consumirse los destinos, la paz sigue latiendo en soledad. Algo hay que hace que el ser humano esté siendo consumido por miserias impensadas... ¿qué hace que los estados políticos de hoy estén más ausentes que nunca antes?, ¿qué hace que la clase política mundial sea socia de las actividades más perversas de pocas gentes en abuso del poder?, ¿qué hace que los empecinamientos de humanos con rostro pero sin alma habiliten al imperio de las delincuencias?, ¿qué hace que la justicia proteja a los secuestradores y a los violadores en todo el concierto humano globalizado?, ¿qué hace que la caja política de la zozobra social sea prioridad para algunos seres humanos deshumanizados que tienen ojos pero no logran ver lo que hay delante de ellos?, ¿qué está sucediendo en este mundo humano donde no se escatiman esfuerzos para timar a los "muchos"?, ¿qué ha hecho que la palabra no tenga valor alguno?, y Usted podrá realizarse miles de preguntas en el silencio de su intimidad mental, sin embargo las mismas no hallarán respuestas... pero peor aún, ningún estado las tiene, por ende tampoco las da... simplemente recita discursos tediosos pero vacíos, llenos de voluntarismos que no encuentran voluntad. Argentina transitó una década dramática donde ningún poder tuvo respeto por la humanidad del otro, suscitándose una escalada temible que derivó en la inquisición de los unos hacia los otros y en el desprecio de estos últimos hacia los primeros... el resultado es definitivo, ninguna de las partes aportó nada a la sociedad como conjunto, y ello es evidencia. Argentina es intolerante en sí misma, intenta ocultarlo pero sigue siendo cada vez más intolerante y para ello apela a las peores bajezas de las miserias humanas, descalifica, miente, tergiversa, acomoda, manipula y vuelve a mentir... La Argentina de los años noventa se sumergió en numerosas infamias, reiteradas, que fueron deformando el pensamiento social, acomodándolo a las conveniencias del lado oscuro... se impuso el modelo del narcolavado para luego transplatarse el narco imperio que maneja el tráfico de personas para diversos, prostitución, desguace, órganos, y más, todo siempre amparado por una "injusticia" creciente... y Argentina demuestra una y otra vez que no aprendió nada de la década de los años 70, tampoco de los ochenta, mucho menos de la década infame de los noventa con sus múltiples atentados a la humanidad (Embajada de Israel, AMIA, Río Tercero, etc.)... y así llegamos al nuevo siglo, más desmadrados que nunca. El estado ausente habla de una seguridad de papeles, pero el estado de derecho en la Argentina está consumido por el propio poder político y sus permanentes sorderas y cegueras... los funcionarios atienden, sonríen, pero están lejos de la voluntad de hacer, antes bien están cerca de depredar según los criterios imperantes desde vaya a saber cuando... triste. ¿Sabe lo que significa para un padre/madre perder un hijo?... se le termina la vida... algo queda vacío y la sensación es inexplicable... no hay palabras para decir qué siente en verdad. En la Argentina del 2012, del Siglo XXI siguen desapareciendo niños... que nadie encuentra... curiosamente nadie encuentra... y en esa misma Argentina también desaparecen adultos... de los que nada se sabe... y la justicia está muy ocupada en otras cosas como para buscarlos. La prostitución reina y conduce a discreción y junto con ello parte de la sociedad acepta lo inadmisible... ¿cuánto vale un hijo?... ¿cuánto vale un riñón?... ¿cuánto vale un corazón?... si es en el mercado negro, mucho más. La sociedad se burla de la propia sociedad... tuvimos un Cromañón del que no se ha aprendido nada... pero llegamos a un Once del que tampoco aprenderemos nada, porque al estado ausente (clase política y funcionarios) no les interesan los problemas de las personas, por ende tampoco los de las gentes, mucho menos los de la sociedad como un todo. El criterio que impera es el de proteger a los "amigos" (esos mismos que nunca fueron amigos pero sí saben ser obsecuentes)... y de allí que el clientelismo político crezca de la mano de las miopías... es verdad, la gente en la calle no halla paz... porque el estado protege a la caja que le producen los delincuentes que manejan el país a su antojo y desde las cárceles... pero sucede que la gente en sus casas tampoco tiene paz, porque tampoco la hay en las escuelas, tampoco en los hospitales, y finalmente todos están contra todos, tratando de hallar un poco de paz en el silencio de sus intimidades en soledad. Esto conduce a la sociedad a su propio ostracismo, la consume, la extermina y finalmente, está dejando claro que el estado ausente sólo comete un genocidio donde las personas no mueren... quedan en vida latente... porque les han robado la esperanza y la ilusión que dan forma a la vida... y vivir así, no le sirve a nadie, ni siquiera a los que han hecho vaciamiento social y han fabricado la frustración de generaciones de cara al futuro... y qué curioso!, una generación sin futuro, no existe aún cuando vida. Usted cree que el problema es de la Sra. Trimarco?, NO... es de la sociedad argentina toda, mal que les pese a los victimarios. Marzo 18, 2012.-
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