DÍA DE LA MUJER | Varias asociaciones luchan por que se reconozcan
Crímenes de honor: una discriminación que mata también en Europa
Una mujer que fue quemada, en uno de los centros de rehabilitación. | Fundación Surgir
- En Reino Unido se cometen unos 12 asesinatos en nombre del honor por año
- No existe un protocolo de prevención y castigo, por desconocimiento
- En España estas muertes se engloban dentro de la violencia de género
María Cappa | Madrid
Actualizado jueves 08/03/2012 13:37 horas
En el año 2000 el Fondo de Población de la ONU publicó un informe en el que alertaba de que 5.000 mujeres son víctimas de los crímenes de honor cada año. En la Unión Europea, a pesar de la falta de datos oficiales al respecto, creen que pueden ser alrededor de 100. Sólo en el Reino Unido, se cometen unos 12 asesinatos en nombre del honor por año. En los Países Bajos en los últimos tres años ha habido alrededor de 40.
Encarnar el honor de la familia supone para muchas mujeres una causa de discriminación que en muchos casos les cuesta la vida. Para acabar con esta situación, diversas asociaciones tratan de conseguir un reconocimiento legal y un castigo penal. Según la ONG Mundo Cooperante "el valor del honor está relacionado con la virginidad de la mujer antes del matrimonio. Es la familia la encargada de garantizar la pureza sexual de las hijas". Hablar con un desconocido, tener un novio sin el permiso paterno o vestir ropa 'occidental', son causas suficientes como para castigar a las víctimas.
"Estos crímenes son muy habituales en países como Jordania, Pakistán, Israel, Nigeria, Turquía, Georgia, Albania o Arabia Saudí", explica la presidenta de la Fundación Surgir, dedicada a tratar de paliar los asesinatos en nombre del honor, Jacqueline Thibault. Están más vinculados con una tradición cultural ancestral que con la religión, aunque la estructura patriarcal los islámicos no ayuda a erradicarla.
"Debido a la migración de estas comunidades, los crímenes del honor han aterrizado en Europa, donde no existe ningún protocolo de prevención y castigo simplemente por desconocimiento", continúa Thibault. "Es ahora cuando se empiezan a distinguir de otros delitos con los que podrían tener algún punto en común, como la violencia de género".
Con los talleres de formación que desarrollan tanto en los países de origen de esta nefasta tradición, como en Europa, tratan de que las mujeres sepan quiénes son, qué derechos tienen y qué pueden ser capaces de conseguir si se lo proponen. Otro de los grandes problemas reside en la falta de reconocimiento legal y su consecuente cualificación penal por parte de los países europeos. En España, sin ir más lejos, los delitos cometidos en nombre del honor se han englobado dentro de los de violencia de género, lo que dificulta mucho su erradicación.
Uno de los lugares donde sí se ha desarrollado un protocolo de detección y castigo de los crímenes del honor es en los Países Bajos. Por un lado han aumentado la colaboración con las organizaciones de minorías étnicas desde 2004, y por otro han modificado su legislación para abarcar en su totalidad los delitos relacionados con el honor. Han introducido el concepto de 'violencia relacionada con el honor', que engloba también aspectos psicológicos e incluso sociológicos.
Jacqueline Thibault cuenta un caso paradigmático que sucedió con una de las chicas que tenían acogida en uno de sus centros de protección. "La familia nos pidió verla y concertamos una cita en un lugar neutral. Se pasaron horas intentando convencerla de que volviera con su marido (le había dejado porque la maltrataba), con la promesa de que no le pasaría nada, que estaba arrepentido".
Después de soportar la presión de la familia durante algún tiempo, la muchacha aceptó volver. Su marido la asesino a las pocas semanas. "Los familiares que la convencieron de que regresara sabían lo que iba a suceder, pero la salvaguarda de su honor estaba en juego, y no podían perderla. Trabajamos para tratar de evitar que esta situación vuelva a producirse -concluye Thibault-, aunque aún nos queda un largo camino por delante".
el dispreciau dice: las gentes andan con los honores confundidos, pretendiéndose dueños del compañero de la vida, asumiendo que el otro es de su propiedad y que debe responder a preceptos que no han sido establecidos por nadie... tanto es así, que hasta los propios estados ausentes entienden que sus ciudadanos son piezas de un tablero que pueden ser utilizadas a su antojo, esclavizándolas, secuestrándolas, violándolas, etc.. El mundo está consumido por una violencia creciente donde nadie atiende a nadie y donde las personas no son más que variables de ajuste de las conveniencias del otro, sea varón, sea mujer, sea estado ausente. Se justifica lo injustificable y se procede en consecuencia, exterminando los derechos humanos, los ciudadanos y hasta los privados (sentido de la privacidad). La sociedad humana está jugando un peligroso juego de desprecios y soberbias que convergen hacia el exterminio, lo que se traduce como abandono, ausencia, distancia, asesinato, tragedia, drama, suicidio, y cualquier otra forma de degradación humana (sin humanismo). Los resultados están a la vista de quien los quiera ver... nadie le pertenece a nadie más que a sí mismo, y es responsable en extremo de sus propios actos y decisiones... no más que eso. El problema comienza cuando el estado de derecho individual (el de las personas) sucumbe ante el atropello sistemático de los estados ausentes... que siempre inventan algo para salvarse de la culpa pública... y sí, se salvan en los papeles, pero se degradan implacablemente a la vista de todos. Marzo 08, 2012.-
Encarnar el honor de la familia supone para muchas mujeres una causa de discriminación que en muchos casos les cuesta la vida. Para acabar con esta situación, diversas asociaciones tratan de conseguir un reconocimiento legal y un castigo penal. Según la ONG Mundo Cooperante "el valor del honor está relacionado con la virginidad de la mujer antes del matrimonio. Es la familia la encargada de garantizar la pureza sexual de las hijas". Hablar con un desconocido, tener un novio sin el permiso paterno o vestir ropa 'occidental', son causas suficientes como para castigar a las víctimas.
"Estos crímenes son muy habituales en países como Jordania, Pakistán, Israel, Nigeria, Turquía, Georgia, Albania o Arabia Saudí", explica la presidenta de la Fundación Surgir, dedicada a tratar de paliar los asesinatos en nombre del honor, Jacqueline Thibault. Están más vinculados con una tradición cultural ancestral que con la religión, aunque la estructura patriarcal los islámicos no ayuda a erradicarla.
Jacqueline Thibault: "Ser libre implica una responsabilidad que muchas mujeres prefieren no asumir cuando llegan a Europa"
Combatirlos en Europa
En la Fundación Surgir tratan de abordar esta problemática desde tres perspectivas diferentes: prevención, legislación y protección de las víctimas. "Lo más complicado es cambiar la mentalidad, tanto de mujeres como de hombres", señala su presidenta. Ellas están acostumbradas a ser un sujeto pasivo, sometido a los designios de los hombres de su entorno. "Al llegar a Europa -continúa- les cuesta entender y aceptar la libertad de la mujer, porque ser libre implica una enorme responsabilidad que muchas prefieren no asumir".
Fundación Surgir
Uno de los lugares donde sí se ha desarrollado un protocolo de detección y castigo de los crímenes del honor es en los Países Bajos. Por un lado han aumentado la colaboración con las organizaciones de minorías étnicas desde 2004, y por otro han modificado su legislación para abarcar en su totalidad los delitos relacionados con el honor. Han introducido el concepto de 'violencia relacionada con el honor', que engloba también aspectos psicológicos e incluso sociológicos.
Jacqueline Thibault cuenta un caso paradigmático que sucedió con una de las chicas que tenían acogida en uno de sus centros de protección. "La familia nos pidió verla y concertamos una cita en un lugar neutral. Se pasaron horas intentando convencerla de que volviera con su marido (le había dejado porque la maltrataba), con la promesa de que no le pasaría nada, que estaba arrepentido".
Después de soportar la presión de la familia durante algún tiempo, la muchacha aceptó volver. Su marido la asesino a las pocas semanas. "Los familiares que la convencieron de que regresara sabían lo que iba a suceder, pero la salvaguarda de su honor estaba en juego, y no podían perderla. Trabajamos para tratar de evitar que esta situación vuelva a producirse -concluye Thibault-, aunque aún nos queda un largo camino por delante".
el dispreciau dice: las gentes andan con los honores confundidos, pretendiéndose dueños del compañero de la vida, asumiendo que el otro es de su propiedad y que debe responder a preceptos que no han sido establecidos por nadie... tanto es así, que hasta los propios estados ausentes entienden que sus ciudadanos son piezas de un tablero que pueden ser utilizadas a su antojo, esclavizándolas, secuestrándolas, violándolas, etc.. El mundo está consumido por una violencia creciente donde nadie atiende a nadie y donde las personas no son más que variables de ajuste de las conveniencias del otro, sea varón, sea mujer, sea estado ausente. Se justifica lo injustificable y se procede en consecuencia, exterminando los derechos humanos, los ciudadanos y hasta los privados (sentido de la privacidad). La sociedad humana está jugando un peligroso juego de desprecios y soberbias que convergen hacia el exterminio, lo que se traduce como abandono, ausencia, distancia, asesinato, tragedia, drama, suicidio, y cualquier otra forma de degradación humana (sin humanismo). Los resultados están a la vista de quien los quiera ver... nadie le pertenece a nadie más que a sí mismo, y es responsable en extremo de sus propios actos y decisiones... no más que eso. El problema comienza cuando el estado de derecho individual (el de las personas) sucumbe ante el atropello sistemático de los estados ausentes... que siempre inventan algo para salvarse de la culpa pública... y sí, se salvan en los papeles, pero se degradan implacablemente a la vista de todos. Marzo 08, 2012.-
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