Vidas rotas por una hipoteca
Perder la casa y quedarse en la calle por no poder pagar la hipoteca es una de las consecuencias más dolorosas de la crisis. La Vanguardia relata la historia de tres familias que viven un auténtico drama
Vida
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24/02/2012 - 01:01h
E. Giralt | J. Ricou | L. Benvenuty
La Canonja / Lleida / Badalona
Detrás de muchos de estos casos hay auténticos dramas. Su relato es el que recogen estas páginas de la La Vanguardia. Son historias diversas de familias, de personas de La Canonja, Lleida o Badalona. Tres ejemplos que ilustran la gravedad de un fenómeno que exige soluciones. Ya hace tiempo que se han organizado grupos de apoyo a los afectados que, entre otras acciones, impiden que los desahucios se lleven a cabo concentrándose ante las viviendas para evitarlos. Las experiencias en este sentido se han multiplicado mientras ha ido creciendo la conciencia ciudadana de que se debe buscar una salida.
El Gobierno anunció el miércoles un paquete de medidas para paliar los casos más extremos, ante los que requiere la colaboración de los bancos, a los que se les presentará un conjunto de buenas prácticas. Las más destacadas son que se les pedirá que den dos años de moratoria a las familias sin recursos que vayan a ser desahuciadas y que, llegado el caso, el precio de la vivienda que ejecutar sea el más alto posible. Hasta ahora, entregándola –lo que se conoce como dación en pago– no era suficiente para saldar la deuda. También se prevé reducir los elevados intereses de demora. Las entidades financieras podrán deducirse fiscalmente las pérdidas que puedan derivarse. Las organizaciones ciudadanas antidesahucios lo ven insuficiente.
"Nos condenan a escondernos"Por Esteve Giralt (La Canonja)
Ni quisieron vivir por encima de sus posibilidades ni compraron la casa de sus sueños. Magda Martínez y Manuel Fernández, nacidos en El Prat de Llobregat y Cornellà, decidieron ir a vivir a Tarragona, hace ocho años, buscando un piso más barato. Lo encontraron en La Canonja, a las afueras de Tarragona, por 204.000 euros. Hace casi tres años que Manuel, principal sustento económico de la familia, se quedó en el paro. Su piso es propiedad ahora de la entidad bancaria, que les reclama además una deuda de 85.000 euros. Su desahucio estaba previsto para hoy, tras consumarse la ejecución hipotecaria y la subasta de su vivienda, ahora propiedad de un banco.
"Nos dejan sin techo y con una deuda de por vida. Nos condenan a vivir escondidos, en la economía sumergida, como si hubiéramos hecho algo malo. Estamos atrapados", resume Manuel. La pareja, que tiene tres hijos –de 13, 9 y 4 años–, pidió ayuda a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Con su asesoramiento y la ayuda del Ayuntamiento de La Canonja, Manuel y Magda, de 42 y 33 años, han empezado una lucha que ha retrasado 30 días su desahucio. "Lo que queremos es lograr la dación en pago de su hipoteca", explica Joan Bel, portavoz de la Plataforma en Tarragona.
"Ellos nos ayudan a tirar adelante", cuenta Manuel mirando a Álex, su hijo pequeño. Su mujer es la única que ahora aporta algo de dinero a casa, empleada por horas en el sector de la limpieza. "Mira, buenas noticias, más trabajo", cuenta tras atender la llamada de su jefa. Su situación es desesperada, pues con lo que ingresa Magda, unos 110 euros mensuales, y el subsidio de Manuel, de 423 euros, no les alcanza. "Hemos empezado a ir a Cáritas a pedir comida", cuentan.
Recuerdan un pasado reciente con ingresos más que suficientes para pagar la hipoteca y llegar a final de mes sin apuros. Pero su hipoteca de poco más de 600 euros se convirtió, con una revisión cada seis meses, en una losa insoportable de 1.400 euros. La subida coincidió con el paro de Manuel, chófer con un sueldo de 2.400 euros al mes. "Más hondo no se puede caer. Pero no estamos solos, hay muchos en nuestra situación", destaca Magda. Su tesón les ha llevado a denunciar su situación públicamente. "La mayoría no piden ayuda por vergüenza", explica Bel, que cuenta con orgullo que la plataforma logró la dación en pago en el caso de un desahucio en Reus.
Manuel y Magda miran con escepticismo el anuncio del Gobierno de prorrogar los desahucios dos años e introducir la dación en pago en el caso de familias sin ingresos y en paro. "Es un globo sonda", pronostican. Esta pareja asegura que si quieren que abandonen el piso con la deuda a sus espaldas deberán venir antes los Mossos. "Aguantaremos hasta que nos saquen. Y si nos echan, volveremos", dice Manuel.
"Me han echado de casa y me he sentido humillado"Por Javier Ricou (Lleida)
La historia de Germán, su esposa, Mari Mar, y las hijas de la pareja, Natalia (9 años) y Nelly (2,5 años), es la de un desahucio con todos los ingredientes de los tiempos que corren. Germán compró un piso en el barrio de la Bordeta de Lleida en el año 2003. Entonces trabajaba como alicatador en el sector de la construcción. Firmó una hipoteca de 130.000 euros y en el banco, recuerda, todo fueron facilidades y felicitaciones por la nueva adquisición. Piso de tres habitaciones, dos baños, generoso salón, espaciosa cocina y dos balcones, con galería. En aquella época el sueldo de Germán pasaba de los dos mil euros al mes y con la ayuda de su compañera podían permitirse pagar alrededor de mil euros de hipoteca. Las cosas empezaron a torcerse en el 2005. Germán se separó de su primera pareja y tuvo que abonarle 60.000 euros a cambio de quedarse él con el piso. Acudió al banco y otra vez fueron todo facilidades, le dejaron ese dinero y su hipoteca se amplió de los 130.000 hasta casi los 200.000 euros. Este vecino de Lleida inició una nueva relación con Mari Mar, que tiene una hija (Natalia) de una anterior relación y hace dos años y medio nació Nelly. Como los dos tenían trabajo pudieron hacer frente a la hipoteca. Pero en el 2009 la vida de esta pareja dio un inesperado vuelco. Mari Mar fue despedida, asegura, al quedarse embarazada de Nelly –ha denunciado a la empresa para la que trabajaba como ayudante de peluquería– y Germán fue víctima del desplome del sector de la construcción. Ambos se quedaron, de un día para otro, sin trabajo y con dos hijas a las que mantener. Y la entidad bancaria con la que tenían la hipoteca no ha perdonado. "Primero se quedaron durante dos años los poco más de 400 euros de subsidio y después han ejecutado sin piedad el desahucio", afirma Germán. "Me dijeron que era el número uno en la lista de morosos. Me sentí humillado", añade el joven. La pareja ya no vive en el piso, aunque aún les quedan cajas y paquetes por retirar, y se han instalado en casa de unos amigos. "Nos hemos ido porque tengo miedo de que una noche vengan a echarnos, con las niñas dentro", afirma Mari Mar. Germán ya lo da todo por perdido, pero el banco, asegura, aún no ha acabado su trabajo. "Además de quedarse el piso, me piden 100.000 euros más y fueron mis padres los que me avalaron", revela. Y eso es lo que más le duele. "Mi madre ha sufrido una profunda depresión porque ahora piensa que también le quitarán el piso a ella". En todo este proceso les asesora Eduard Baches, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en Lleida.
"Es que parecía que todos íbamos a salir ganando"
Por Luis Benvenuty (Badalona)
Juana, su mujer, quiso salir del despacho del director de la sucursal, pero el agente inmobiliario la cogió del brazo y le dijo que ya todo estaba hecho, que no tenía que preocuparse por nada... Su hijo tampoco lo veía claro. "Pero yo me creí toda la película, yo los convencí", dice Enrique Amaya, de 59 años, pensionista, del badalonés y maltrecho barrio de Sant Roc, prácticamente analfabeto. Aquí los pisos embargados se cuentan por docenas, igual que los okupados tras una patada en la puerta.
"Me arrepiento todas las noches de aquel día. Sólo quería un préstamo para casar a mi hijo... Y acabé rehipotecando mi casa y la de mi hijo para comprar otra en Ciutat Meridiana y luego venderla y ganar lo que necesitábamos", dice con amargura en un desvencijado piso de menos de cincuenta metros cuadrados en la avenida Alfons XII. "Ya ni lo arreglamos porque no sabemos cuándo nos echarán... Es que todos íbamos a salir ganando...".
Corría el 2007. El sistema financiero bullía de desmesurada alegría. Entonces, añade Enrique, su pensión era de algo menos de 600 euros, y el sueldo de su hijo de unos 900. Ahora los abogados (de oficio) de Enrique tratan de que el juez reconsidere su decisión y tramite el caso por la vía penal. Como estafa. Pero todo apunta a que en cualquier caso esta historia se dirimirá por lo civil. "Ahora debemos casi 600.000 –sigue Enrique–. Yo ya lo veo todo perdido... Este verano mi mujer y yo ya nos íbamos a quedar en la calle. Pero la Plataforma de Afectados por la Hipoteca frenó nuestro desahucio. Desde entonces esperamos una nueva fecha. Estamos destrozados. No dormimos por las noches. Tomamos calmantes. Y yo me quiero morir, pero antes...".
Y es que sobrevino la crisis y el piso de Ciutat Meridiana nunca se vendió, y la desmesurada alegría del sistema financiero dejó de bullir. Y luego llegaron las cuotas y los apremios, "mil y pico por esto, mil y pico por lo otro...". "Y a mi hijo lo desahucian el miércoles que viene. Tiene mujer y dos críos. Está en el paro. Sin ayudas. Hace semanas que no sale de casa. Deprimido, con mareos".
"El piso de Ciutat Meridiana ya lo embargaron el año pasado. Yo nunca lo quise... Me arrepiento todas las noches. Que el banco se lo quede todo, pero que no nos echen. Que nos pongan un alquiler que podamos pagar. Nuestros pisos no les sirven. A este barrio no viene a vivir nadie normal, estas casas tiene el cemento podrido, los bancos no saben qué hacer con estos pisos. Por eso tantos desahuciados le pegan la patada a la puerta de la casa, para okuparla".
el dispreciau dice: los estados ausentes y las clases políticas perversas promueven la "hipoteca" de las vidas de los ciudadanos librados a su suerte, en completo de estado de indefensión social, porque se fundamentan en los negocios en los que participan por debajo de las mesas... este ensayo que fue tomando forma durante los años noventa, ensayada en países bien desordenados de la América Latina (Argentina entre ellos) ha dado sus frutos y ha enseñado a los victimarios cómo arrasar con las ilusiones y las esperanzas de los muchos. A los estados ausentes no les importan sus gentes, sus votantes, porque sus prioridades se concentran en el permanente estado de zozobra de los pueblos. Tanto es así, que los estados ausentes y aberrantes, se han acostumbrado a atropellar al ciudadano asumiendo el criterio "romano" de arrasar a aquello que le molesta al poder... en tal sentido, la civilización se degrada sin solución de continuidad a manos de las negligencias de pocos soberbios en uso y abuso de sus respectivos poderes, esencialmente económicos. Luego de ello, el mundo humano de los anónimos se desborda de necesidades insatisfechas y de frustraciones inducidas por políticas públicas ausentes y negligentes. Europa es hoy un concierto de aberraciones de toda índole... dejando en evidencia que su clase política ha aprendido las lecciones emitidas por las "colonias" de la América Latina, permitiendo perfeccionar el sistema del desprecio y la esclavitud a manos de ninguneos sistemáticos... Haciendo una triste comparación medieval, el mundo se ha convertido en un CROMAÑÓN donde la clase política exacerba sus capacidades destinadas a diezmar a los otros... debajo de la alfombra que oculta todos los males que no se atienden y no se quieren ver, crece implacable el clamor de una renovada revolución francesa, una revolución que se va tejiendo para exterminar la fuente de todos los males: reyes sin cabeza y sin corazón, virreyes funcionales a las conveniencias de los reyes, principados ocupados por incapaces e ignorantes, repúblicas de papeles y democracias mentidas, habilitantes todos a destruir al otro, burlando sus destinos e hipotecando las vidas de las generaciones por venir. Febrero 24, 2012.-
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