jueves, 23 de febrero de 2012

TRAGEDIA ANUNCIADA


CATÁSTROFE | Tenía entre 40 y 50 años de antigüedad

El tren siniestrado en Buenos Aires estuvo dos meses parado por problemas técnicos

Interior de uno de los trenes que hacen el recorrido del convoy siniestrado.| Efe
Interior de uno de los trenes que hacen el recorrido del convoy siniestrado.| Efe
Un día después del accidente del tren que causó 50 muertos y más de 700 heridos en una estación céntrica en Buenos Aires, aumenta la indignación en Argentina por las condiciones de la red ferroviaria del país y la falta de control del Gobierno sobre las empresas concesionarias del transporte. A esto se suma, que el convoy había estado dos meses parado por problemas técnicos, según dirigentes sindicales.
La 'formación 16', el tren siniestrado, pertenece a la red de cercanías de Buenos Aires gestionada por TAB, propiedad de los hermanos Claudio y Mario Cirigliano, uno de los grupos de transporte más poderosos del país, relacionados por la prensa local con el exsecretario de Transporte Ricardo Jaime, investigado por corrupción.
La justicia investiga las circunstancias del siniestro y las posibles causas, mientras aumenta la polémica sobre la necesidad de depurar responsabilidades para evitar que la tragedia se repita en el futuro.
El tren, que había estado dos meses parado por problemas técnicos,tenía entre 40 y 50 años de antigüedad, transportaba alrededor de 1.500 pasajeros y, como es habitual en la red de cercanías de Buenos Aires, hacía su recorrido con varias puertas abiertas, según testigos.
Unas condiciones familiares para los usuarios del ferrocarril argentino, acostumbrados a trenes desvencijados, sin puertas o sin ventanillas, sucios, viejos y, con frecuencia, con deficiencias técnicas.
No siempre fue así. Argentina llegó a tener una de las mejores redes ferroviarias latinoamericanas, pero las privatizaciones masivas del gobierno de Carlos Menem (1989-1999) desmantelaron el sistema público de transporte y dejaron la red en manos de empresas privadas que reciben suculentas subvenciones.
"En las privatizaciones está la esencia de esta tragedia", denuncia el economista Leopoldo Markus, partidario de pedir responsabilidades a los sucesivos gobiernos argentinos por la falta de control sobre las empresas privadas y de los subsidios.

Conocer la realidad

"Si no se hacen las inversiones se pone en peligro al usuario. No funciona el sistema de control", denuncia el dirigente de la Unión Ferroviaria Rubén Sobrero, que advierte que los pasajeros "corren peligro".
Sobrero reparte la responsabilidad entre las empresas privadas y el Ejecutivo porque "nadie en este gobierno puede decir que desconoce la realidad".
"Desde el momento en que una formación sale con las puertas abiertas,todos los días miles de personas viajan con riesgo de vida", advierte Eduardo Mondino, exdefensor del Pueblo argentino. A su juicio, "esto no es un accidente, tiene responsabilidades políticas y funcionales".
En medio de la polémica, Roque Cirigliano, de la empresa TAB, ha afirmado este jueves que el tren "estaba en buenas condiciones" y no se descarta que el accidente obedezca a un "error humano" dado que "es poco probable que se quede sin frenos".
Cirigiliano acudió a la estación de Once, escenario del siniestro, en el corazón de Buenos Aires, y tuvo que salir precipitadamente en medio de la indignación generalizada de los viajeros.
"¿Cincuenta muertos te parece aceptable?", le increpó uno de los pasajeros.

Tragedia anunciada

Para el auditor general de la Nación, Leandro Despouy, "están dadas las condiciones para que el Estado pueda proceder a la rescisión de la concesión" de TBA porque el accidente fue "consecuencia directa del incumplimiento de normas básicas".
Despouy, en declaraciones a Radio Continental, recordó que la Auditoría General de la Nación realizó en 2008 un informe sobre "las deficiencias que presentaba el servicio" en esa línea y afirmó que "la situación era desastrosa", en especial las condiciones del sistema de frenos.
Desde entonces, denunció, el estado de los trenes de la línea Sarmiento "no ha cambiado demasiado para evitar este tipo de situaciones".
Las críticas han salpicado también al Gobierno de Cristina Fernández, y muy especialmente al secretario de Transportes, Juan Pablo Schiavi, quien, horas después del accidente declaró que si el siniestro se hubiera producido en un día festivo no habría pasado a mayores y que la tragedia fue más grave por la "costumbre" de los argentinos de viajar en los primeros vagones.
"La gente no es responsable de haber estado allí, apretujada", le respondió este jueves el periodista Ricardo Kirchbaum en el diario 'Clarín'. "La gravedad de la tragedia es que estaba anunciada", concluyó.

el dispreciau dice: el golpe me sacó de la contrariedad que me produjo la iniciativa (suave calificación) de la acción de Google y de Blogger... aquí, en nuestra amada Argentina, los funcionarios políticos, también los técnicos y desde luego los empresarios, creen que la gente (sociedad) es estúpida y proceden en consecuencia, esto es insultándola con discursos y conferencias de prensa impresentables, que no resisten análisis alguno, aún cuando se empecinen en vestirlas como "bonitas". Viajar en nuestro país es una aventura, sea en tren, en ómnibus, en colectivo, o en bicicleta, moto o automóvil... el estado de las vías ferroviarias es tan deplorable como el de las rutas nacionales o provinciales, incluyendo en ello las calles de cualquier lugar del país, siempre ausente de políticas públicas ciertas (salvo que se trate de un marginado por inducción que ha aprendido a vivir del estado... sin hacer absolutamente nada por nadie, ni siquiera por él mismo). Desde luego, los funcionarios que se mueven en helicóptero dicen exactamente lo contrario, sin embargo y a pesar de ello, la única verdad sigue siendo la realidad, según aseveraba aquel general cuyo nombre usan habitualmente los impresentables de estos tiempos. En Argentina, el estado omnipotente no controla nada porque necesita evitar controlarse a sí mismo, por ende es peligroso viajar en cualquier cosa, incluyendo en ello un ascensor, y hasta pasar por debajo de una obra en construcción... Argentina, además de la aventura de Malvinas (tragedia a escala si las ha habido), viene padeciendo sistemáticamente catástrofes que inmediatamente de ocurridas pasan a ser negadas y luego ninguneadas por las negligencias del estado ausente, un estado declamante que no hace nada de lo que tiene que hacer, y sí hace mucho de lo que no tiene que hacer. Además de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA, cursados durante la década infame de los años noventa, numerosos accidentes inducidos (Río Tercero sería un excelente ejemplo), numerosas calamidades afines a la imprevisión suceden todos los días... desde el famoso y nefasto Cromañón del que no hemos aprendido nada (alcanza con ver las tribunas en los estadios) hasta el accidente de ayer, consecuencia directa de las manipulaciones y las mentiras que de tan reiteradas, hartan. La red ferroviaria argentina es una calamidad en sí misma y ello es evidencia del desprecio de la clase política hacia la gente (clase política que es toda semejante y equivalente por sus vértices) que los vota, de la cual se aprovechan para inmediatamente despreciarlas. Nada distinto a lo que ocurre en el resto del mundo de las democracias mentidas, de los reinos aprendices de imperios, de los virreinos corruptos y de los principados obtenidos por herencias robadas. Léase, un verdadero asco. ¿Qué sucederá con los responsables del accidente?... nada, desde luego, porque ése es el plan tejido por la (in) justicia que domina el paisaje, dándole la derecha a los que viven por izquierda (sin que ello signifique discriminar a los zurdos). Sucede que ante cada tragedia lo que se pierden son vidas, destinos, personas anónimas que no le importan al estado ausente, por ende tampoco a la clase política siempre dispuesta al discurso vacío. Cincuenta muertos no es poca cosa, 706 heridos tampoco... si fuera uno solo sería lo mismo, son vidas y merecen la protección del estado que recita la protección pero nada sabe de ella. ¿Usted cree que algo cambiará?... NO. El poder sigue siendo sostenido desde el lado oscuro de la sociedad, sumando ignorancias y mediocridades necesarias a los amiguismos, a los clientelismos, y destinadas a exterminar el estado de derecho (si es que alguno vez lo tuvimos)... en Argentina todo es a medias o a menos que medias, y dicho criterio es el que impera en la función pública... vaya Usted a hacer un trámite para "sentir" los efectos de la mediocridad reinante y del desprecio gobernante, el primero en discriminar a los "otros"... Sucede lo propio con aviones, por qué no con trenes?... alcanza con ver las cubiertas de los ómnibus, pero usted tiene que viajar sí o sí... los organismos de control son recitados que borran con el codo lo que redactan con la mano, dependiendo de quién se trate. Si usted es un pobre infeliz (como yo) será rápidamente inculpado, sin embargo si es funcionario de algún tenor, político (ni que hablar), delincuente, traficante, secuestrador, violador, asesino, empresario socio del estado o similar, entonces la historia cambiará hasta convertirse en una renovada historia oficial, siempre distinta a la de la gente en la calle... y así nos va, aún cuando las autoridades digan algo distinto. No se agite, camine la Argentina y podrá comprobarlo por usted mismo... se sorprenderá, todas las tragedias, aquí, son crónica de una muerte anunciada. Febrero 23, 2012.-
Dicho sea de paso, mis respetos y solidaridad con las nuevas víctimas, argentinos anónimos que estaban en el lugar equivocado, en un momento también equivocado... lamentable. Tan lamentable que ya estamos acostumbrados a protagonizar el papel de las víctimas que nos impone el estado ausente... ausente desde que tengo memoria... y voy por los 61 sin Alzheimer (por ahora, loco... sí, pero no demente).

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